Ninguno se impuso, nadie se adelantó, fue empate, será una historia a resolver en el Camp Nou la que comenzaron a escribir Atlético Madrid y Barcelona en el Calderón. A simple vista hay que decir que el planteo de Simeone fue mejor que el de Martino, y si miramos un poco más allá, también.
 
Los Colchoneros no permitieron que los blaugranas desarrollaran su tradicional toqueteo de pelota de un lado al otro de la cancha, cortaron con intensidad y velocidad buena parte de sus pases y los presionaron cuando intentaban salir jugando desde el fondo. A todo esto se le suma para desgracia del Tata que se quedó sin el que quieren todos (Messi) que tuvo que retirarse durante el entretiempo por una molestia, nada grave pero no daba para arriesgarlo.
 
La ley del ex se hizo presente en esta edición de la Supercopa Española, David Villa fue el verdugo en esta ocasión y con un golazo adelantó a los locales en el primer tiempo. A los 11’ el ex Barcelona recibió una pelota elevada en la boca del área, la dejó caer y le dio de volea colocándola bien ajustada contra el segundo palo.
 
El primer tiempo fue dominado por los locales, los catalanes no encontraban el rumbo en la cancha, la entrada de Cesc Fábregas por Messi en el entretiempo le dio mayor volumen de juego y la entrada de Neymar a los 58 sumada a un lógico desgaste físico de los dirigidos por Simeone, emparejaron el partido.
 
El propio Neymar fue el encargado de poner el 1 – 1 final a los 65’ aprovechando un centro pasado desde la derecha y cabeceando hacia abajo para que la pelota picara y se metiera en el arco custodiado por Courtois.
 
El partido de vuelta se jugará en el Camp Nou el próximo miércoles y allí no habrá paridad ni reparto de méritos, simplemente habrá un campeón.