Con alma y vida
Villa Española vuelve a las canchas tras cinco años de ausencia. Sobre el regreso del “Villa”, PDA dialogó con su presidente, Fabián Umpiérrez.
Ya cinco años pasaron de aquel fugaz retorno de Villa Española a Primera División. Uruguayo 2008-2009 que solo tuvo al “Villa” en su primera mitad, el Apertura. Para el Clausura la plata no apareció y, otra vez, afuera de las canchas a mitad de un campeonato.
Sí, el “Villa” posee un récord: en menos de diez años se quedó sin jugar en mitad de un torneo en dos ocasiones. La más reciente fue la ya mencionada, y la anterior la más increíble e injusta que se recuerde: por no tener cancha propia fue obligado a descender cuando solo se había disputado la mitad del Uruguayo 2000.
Luego llegaría la pancarta contra Damiani en un Peñarol-Danubio, la represión brutal de la policía, y años más tarde un Cerrito sin cancha jugando de local en Primera en el recién inaugurado Obdulio Varela.
Pero todo eso es historia pasada. A partir del 29 de setiembre se empieza a escribir la historia que vendrá. Villa Española volverá a las canchas en la vieja Divisional C, donde jugó por última vez en 1996 saliendo campeón invicto e iniciando la seguidilla de ascensos que lo dejarían en la A en 1998.
Sobre la vuelta del club a la actividad, el pago de las deudas, la conformación del plantel y los objetivos a futuro PDA conversó con el presidente aurirrojo, Fabián Umpiérrez, que ocupa esa responsabilidad desde enero de 2013, y cuyo mandato -junto al resto de la Comisión Directiva- finaliza en enero de 2016.
La deuda
Por las deudas existentes, era casi imposible que el “Villa” volviera tan rápido a jugar. En este sentido, estas fueron las palabras de Umpiérrez: “El fútbol era algo que estaba en los planes, pero no en los planes muy cercanos. Te soy sincero, yo pensaba que el fútbol podía volver con un trabajo a largo plazo de dos o tres años. Pero bueno, las cosas se fueron dando; se pudo pagarle a los jugadores por empresas que han ido colaborando gracias a varios contactos, y hoy por hoy pagamos casi totalmente la deuda”.
“El club le debía a jugadores 90 mil dólares además de un premio. La deuda con los jugadores fue saldada, sin refinanciación. Lo único que quedó fue un premio que se había firmado en la temporada 2007-2008 (cuando se consiguió el ascenso a Primera) de unos 50 mil dólares, que se refinanció. En cuanto a la deuda de la AUF, la pagamos a principios de setiembre y ya quedó saldada. Eran aproximadamente un millón y medio de pesos. Desde enero hasta setiembre hemos saldado casi seis millones de pesos en total”.
De todas formas, en estos cinco años sin fútbol el club siguió funcionando con otras actividades, que se busca sigan creciendo y potenciándose. “Cuando agarramos el club lo que tratamos fue hacer resurgir lo que no estaba. El Baby Fútbol siempre estuvo, eso se mantuvo y se trató de mejorar dentro de las posibilidades. El atletismo también, siempre estuvo en este período y continúa, siendo uno de los pilares del club, corriendo en todo el país y también en el exterior, en Chile, en Argentina”.
“Además volvimos realmente a lo que es el origen del club, que aparte del fútbol es el boxeo. Se hizo el gimnasio nuevo; están trabajando Richard Vidal (último campeón uruguayo) y Dorrego, que aparte de haber sido boxeador es árbitro. Es un gimnasio que es de los mejores que existen en Montevideo; van a volver las veladas de boxeo al club”.
El plantel
Más temprano de lo que se imaginaba el club estaba en condiciones de jugar, y ahí fue que comenzó el armado del plantel, armando un llamado de aspirantes.
“Cuando ya teníamos todo solucionado con los jugadores y lo de la AUF ya arreglado, y sabíamos que la plata estaba, ahí fue cuando decidimos enfocarnos de lleno en el fútbol. Convocamos por Facebook una práctica de aspirantes para conformar el plantel, y el primer día fueron 41 aspirantes. El segundo día ya fueron 118, hasta 140 y pico después; tuvimos que cerrar la convocatoria porque eran demasiados jugadores para poder verlos bien”, contó Umpiérrez.
Pero el salto de calidad lo dio con la llegada de algunos jugadores con destacada trayectoria y con pasado en el club: Santiago López -el popular “Bigote”-, Fernando Cañarte y Damián “Bocha” Santín, además de Andrés Rodríguez. ¿Cómo llegaron? El propio Umpiérrez lo cuenta.
“Yo creo que cuando las cosas se tratan de hacer bien, siempre aparece un poco el factor suerte que te ayuda. El día de la comida del aniversario del club (18 de agosto) estuve conversando con el “Bigote”. Ni pensaba arrimarlo. Él dijo que iba a dejar de jugar al fútbol. Sabíamos que había tenido propuestas de equipos de Primera y de Segunda División para jugar, pero él no quería jugar más. Y un día lo llamé, por la relación que tengo con él, y le dije: ‘quiero que estés’. Hablé con Cañarte para que viniera (ellos son amigos). Al otro día nos juntamos, hablamos, y después me llama: ‘yo estoy con el Bocha Santín’. ‘Para mí traer a los tres sería increíble’, dije, y al final pudimos arreglar con los tres”.
“Además cerramos la incorporación de un 9 que jugó en Defensor y Bella Vista, Andrés Rodríguez. Después está Matías Calleros, que estaba jugando en Santos de Guápiles de Costa Rica, que hizo todas las inferiores en Danubio. También llegó Luis Piedra, un zaguero que debutó en Cerrito con 17 años y después se fue a Liverpool; el año pasado estuvo en Rocha y ahora va a estar con nosotros. Tabaré Da Cunha vino de Rampla, y dos jóvenes más que vienen de Torque, además de otros jugadores. Se armó un lindo equipo… Sacando al “Bigote”, a Cañarte, Santín y Andrés Rodríguez, el resto es un plantel de 21 años. Esa era la idea, pensando a futuro”.
Traer estos jugadores es una apuesta fuerte en lo económico para lo que es la C, pero para Umpiérrez no es descabellado ni pone en riesgo al club. “Nosotros trajimos a estos jugadores, sabiendo que podemos hacerlo, que está dentro de nuestras posibilidades. Vos nunca podés contar con el huevo si no tenés la gallina. Cuando agarramos el club decíamos: 'por dos años no va a haber fútbol'. Y sin embargo en seis meses se pudo cambiar la realidad”.
El cuerpo técnico será comandado por Andrés Martínez, que venía trabajando como DT en la Liga Universitaria (vale aclarar que no es el “Gallego”, ex Peñarol y Defensor). En la parte física el responsable será el profesor Luis Salsamendi, que estuvo en el ascenso de Central Español hace un par de temporadas.
Villa Española jugará de local en su estadio, el Obdulio Jacinto Varela. El estado de la cancha no es el mejor, aunque “para lo que es la C es la mejor, aunque no hay que olvidarse que ahora empieza a jugar Canadian los sábados en la B, y los domingos en la C hay dos partidos sí o sí, seamos locales o no”. De todas formas la infraestructura “está bien”, y se han hecho arreglos en los tanques de agua, se ha pintado el estadio, etc.
Los objetivos
Después de ver los jugadores que conforman el equipo, parece inevitable hablar de ascenso. Fabián Umpiérrez, de todas formas, se muestra cauto, aunque la ilusión está intacta. “La idea es competir y llegar lo más alto posible. Y si el ascenso es el premio, mejor. Creo que llegaron los jugadores para eso, y ellos vinieron para eso”, señala.
“Hay tres cosas para abrochar un ascenso: la parte directiva, el trabajo y cumplir con lo que uno promete; traer los jugadores, que creo que se trajeron y eligieron bien; y después el factor suerte. Los dos primeros pasos creo que se están haciendo, y para el otro hay que jugar. La C es muy difícil: de trece entran cuatro equipos, y de cuatro sube uno”.
El proyecto pretende hacer una base fuerte en los jóvenes y el trabajo en formativas. “Si tenemos la suerte de ascender la idea es mantener lo que tenemos y arrimar jóvenes, nada más. Yo ya hablé con los jugadores, que la idea es que el año que viene se queden en el club; aparte este es un barco en el que ellos están arriba”.
“En formativas, nuestra idea es poder poner una o dos categorías bien armadas. Sin locura, porque implica un gasto grande y por un lado te puede dejar mucha plata, pero muchas veces es lo que termina liquidando a los clubes”, concluye.
La frase
“El día que veamos salir al equipo, ahí nos va a caer la ficha. Era una ilusión que se nos cumplió, realmente volver a limpiar un poco la casa y ordenarla costó pero de a poco vamos saliendo”.
Sí, el “Villa” posee un récord: en menos de diez años se quedó sin jugar en mitad de un torneo en dos ocasiones. La más reciente fue la ya mencionada, y la anterior la más increíble e injusta que se recuerde: por no tener cancha propia fue obligado a descender cuando solo se había disputado la mitad del Uruguayo 2000.
Luego llegaría la pancarta contra Damiani en un Peñarol-Danubio, la represión brutal de la policía, y años más tarde un Cerrito sin cancha jugando de local en Primera en el recién inaugurado Obdulio Varela.
Pero todo eso es historia pasada. A partir del 29 de setiembre se empieza a escribir la historia que vendrá. Villa Española volverá a las canchas en la vieja Divisional C, donde jugó por última vez en 1996 saliendo campeón invicto e iniciando la seguidilla de ascensos que lo dejarían en la A en 1998.
Sobre la vuelta del club a la actividad, el pago de las deudas, la conformación del plantel y los objetivos a futuro PDA conversó con el presidente aurirrojo, Fabián Umpiérrez, que ocupa esa responsabilidad desde enero de 2013, y cuyo mandato -junto al resto de la Comisión Directiva- finaliza en enero de 2016.
La deuda
Por las deudas existentes, era casi imposible que el “Villa” volviera tan rápido a jugar. En este sentido, estas fueron las palabras de Umpiérrez: “El fútbol era algo que estaba en los planes, pero no en los planes muy cercanos. Te soy sincero, yo pensaba que el fútbol podía volver con un trabajo a largo plazo de dos o tres años. Pero bueno, las cosas se fueron dando; se pudo pagarle a los jugadores por empresas que han ido colaborando gracias a varios contactos, y hoy por hoy pagamos casi totalmente la deuda”.
“El club le debía a jugadores 90 mil dólares además de un premio. La deuda con los jugadores fue saldada, sin refinanciación. Lo único que quedó fue un premio que se había firmado en la temporada 2007-2008 (cuando se consiguió el ascenso a Primera) de unos 50 mil dólares, que se refinanció. En cuanto a la deuda de la AUF, la pagamos a principios de setiembre y ya quedó saldada. Eran aproximadamente un millón y medio de pesos. Desde enero hasta setiembre hemos saldado casi seis millones de pesos en total”.
De todas formas, en estos cinco años sin fútbol el club siguió funcionando con otras actividades, que se busca sigan creciendo y potenciándose. “Cuando agarramos el club lo que tratamos fue hacer resurgir lo que no estaba. El Baby Fútbol siempre estuvo, eso se mantuvo y se trató de mejorar dentro de las posibilidades. El atletismo también, siempre estuvo en este período y continúa, siendo uno de los pilares del club, corriendo en todo el país y también en el exterior, en Chile, en Argentina”.
“Además volvimos realmente a lo que es el origen del club, que aparte del fútbol es el boxeo. Se hizo el gimnasio nuevo; están trabajando Richard Vidal (último campeón uruguayo) y Dorrego, que aparte de haber sido boxeador es árbitro. Es un gimnasio que es de los mejores que existen en Montevideo; van a volver las veladas de boxeo al club”.
El plantel
Más temprano de lo que se imaginaba el club estaba en condiciones de jugar, y ahí fue que comenzó el armado del plantel, armando un llamado de aspirantes.
“Cuando ya teníamos todo solucionado con los jugadores y lo de la AUF ya arreglado, y sabíamos que la plata estaba, ahí fue cuando decidimos enfocarnos de lleno en el fútbol. Convocamos por Facebook una práctica de aspirantes para conformar el plantel, y el primer día fueron 41 aspirantes. El segundo día ya fueron 118, hasta 140 y pico después; tuvimos que cerrar la convocatoria porque eran demasiados jugadores para poder verlos bien”, contó Umpiérrez.
Pero el salto de calidad lo dio con la llegada de algunos jugadores con destacada trayectoria y con pasado en el club: Santiago López -el popular “Bigote”-, Fernando Cañarte y Damián “Bocha” Santín, además de Andrés Rodríguez. ¿Cómo llegaron? El propio Umpiérrez lo cuenta.
“Yo creo que cuando las cosas se tratan de hacer bien, siempre aparece un poco el factor suerte que te ayuda. El día de la comida del aniversario del club (18 de agosto) estuve conversando con el “Bigote”. Ni pensaba arrimarlo. Él dijo que iba a dejar de jugar al fútbol. Sabíamos que había tenido propuestas de equipos de Primera y de Segunda División para jugar, pero él no quería jugar más. Y un día lo llamé, por la relación que tengo con él, y le dije: ‘quiero que estés’. Hablé con Cañarte para que viniera (ellos son amigos). Al otro día nos juntamos, hablamos, y después me llama: ‘yo estoy con el Bocha Santín’. ‘Para mí traer a los tres sería increíble’, dije, y al final pudimos arreglar con los tres”.
“Además cerramos la incorporación de un 9 que jugó en Defensor y Bella Vista, Andrés Rodríguez. Después está Matías Calleros, que estaba jugando en Santos de Guápiles de Costa Rica, que hizo todas las inferiores en Danubio. También llegó Luis Piedra, un zaguero que debutó en Cerrito con 17 años y después se fue a Liverpool; el año pasado estuvo en Rocha y ahora va a estar con nosotros. Tabaré Da Cunha vino de Rampla, y dos jóvenes más que vienen de Torque, además de otros jugadores. Se armó un lindo equipo… Sacando al “Bigote”, a Cañarte, Santín y Andrés Rodríguez, el resto es un plantel de 21 años. Esa era la idea, pensando a futuro”.
Traer estos jugadores es una apuesta fuerte en lo económico para lo que es la C, pero para Umpiérrez no es descabellado ni pone en riesgo al club. “Nosotros trajimos a estos jugadores, sabiendo que podemos hacerlo, que está dentro de nuestras posibilidades. Vos nunca podés contar con el huevo si no tenés la gallina. Cuando agarramos el club decíamos: 'por dos años no va a haber fútbol'. Y sin embargo en seis meses se pudo cambiar la realidad”.
El cuerpo técnico será comandado por Andrés Martínez, que venía trabajando como DT en la Liga Universitaria (vale aclarar que no es el “Gallego”, ex Peñarol y Defensor). En la parte física el responsable será el profesor Luis Salsamendi, que estuvo en el ascenso de Central Español hace un par de temporadas.
Villa Española jugará de local en su estadio, el Obdulio Jacinto Varela. El estado de la cancha no es el mejor, aunque “para lo que es la C es la mejor, aunque no hay que olvidarse que ahora empieza a jugar Canadian los sábados en la B, y los domingos en la C hay dos partidos sí o sí, seamos locales o no”. De todas formas la infraestructura “está bien”, y se han hecho arreglos en los tanques de agua, se ha pintado el estadio, etc.
Los objetivos
Después de ver los jugadores que conforman el equipo, parece inevitable hablar de ascenso. Fabián Umpiérrez, de todas formas, se muestra cauto, aunque la ilusión está intacta. “La idea es competir y llegar lo más alto posible. Y si el ascenso es el premio, mejor. Creo que llegaron los jugadores para eso, y ellos vinieron para eso”, señala.
“Hay tres cosas para abrochar un ascenso: la parte directiva, el trabajo y cumplir con lo que uno promete; traer los jugadores, que creo que se trajeron y eligieron bien; y después el factor suerte. Los dos primeros pasos creo que se están haciendo, y para el otro hay que jugar. La C es muy difícil: de trece entran cuatro equipos, y de cuatro sube uno”.
El proyecto pretende hacer una base fuerte en los jóvenes y el trabajo en formativas. “Si tenemos la suerte de ascender la idea es mantener lo que tenemos y arrimar jóvenes, nada más. Yo ya hablé con los jugadores, que la idea es que el año que viene se queden en el club; aparte este es un barco en el que ellos están arriba”.
“En formativas, nuestra idea es poder poner una o dos categorías bien armadas. Sin locura, porque implica un gasto grande y por un lado te puede dejar mucha plata, pero muchas veces es lo que termina liquidando a los clubes”, concluye.
La frase
“El día que veamos salir al equipo, ahí nos va a caer la ficha. Era una ilusión que se nos cumplió, realmente volver a limpiar un poco la casa y ordenarla costó pero de a poco vamos saliendo”.