“Me arrepiento de cómo me fui de Cerro”

Gonzalo Mastriani habló con PDA sobre su salida del villero, su actualidad en el fútbol italiano y su paso por la Sub 20

mastriani.jpg

Del barrio, del barro y de “La Villa”. Del potrero y las inferiores de Cerro al lujoso césped italiano. ¿Y en el medio? Decisiones correctas y de las otras. Ganas de ayudar a su familia, crecer deportivamente y, también, una buena dosis de mala suerte. 

Gonzalo Mastriani apareció en la Primera de Cerro a mediados de 2011 y llenó de ilusión a los albicelestes con grandes actuaciones y goles en cantidad. Hoy, Parma es dueño de su ficha, pero decidió irse a Crotone, un equipo humilde de la Segunda División de Italia en donde busca volver al ruedo tras estar un año sin jugar.

“Vivo en Crotone mismo, que pertenece a Reggio Calabria, con mi esposa Daniela y mi hijo Francesco. Es una ciudad pequeña y nos estamos adaptando. La gente es bastante cálida y se puede hablar con ellos tranquilamente” dijo Mastriani a PDA.

Con respecto a su nuevo club, el delantero agregó: “Es un equipo chico que hace pocos años subió a Segunda. El objetivo es mantenerse en la categoría. Vine acá para mejorar mi físico y tener más minutos de juego. En Parma hay muchos jugadores de gran nombre en ataque y eso complicaba mis intenciones”.

El pasaje del fútbol uruguayo al europeo implica para el jugador una gran cantidad de cambios en otros aspectos: “Estoy amoldándome al equipo y a la forma de juego. Se corre mucho más con respecto a Uruguay (risas). En el equipo nadie habla español y eso complica un poco, pero también me obliga a animarme con el idioma. Hace unos meses que estoy acá y ya entiendo las indicaciones y otras órdenes sin problemas. Crotone es un equipo con muchos jóvenes laburadores y buena onda”. 

El surgido en Cerro estuvo un año sin jugar por dos problemas que tuvieron soluciones muy costosas. El primero de ellos una lesión en una de sus rodillas. El segundo, desacuerdos entre él, sus representantes y Cerro por la renovación de su contrato, que lo dejaron al margen del primer equipo durante varios meses.

“Este año sin jugar me afectó muchísimo y aún me cuesta volver al ritmo que tenía. Llegué sin rodaje y muy bajo en lo físico. En los primeros entrenamientos ni siquiera encontraba aire, la pelota y menos el arco. Era imposible. Uno cree que jamás va a llegar, pero debe seguir insistiendo y laburando para estar mejor”.

Alejándose de lo estrictamente deportivo, el delantero de 20 años agregó: “Me arrepiento de cómo me fui de Cerro. Voy a seguir insistiendo en que el club es una parte muy importante de mi vida y por él siempre pelee para que les tocara lo que les correspondía. No fue lindo para nadie lo que pasó, aunque creo que el más perjudicado fui yo”.


Su versión de los hechos:

“Decidí renovar contrato con Cerro. Acepté las condiciones que me plantearon allá por setiembre, cuando había vuelto de Parma con el pase frustrado. Luego de ese acuerdo de palabra, me llamaron recién en febrero para firmarlo. Pude haber pecado de orgulloso, no lo sé, pero en esos meses pasaron muchas cosas que empeoraron mi relación con los dirigentes de Cerro.

Lo que más me dolió, además de no renovar el contrato, fue la lesión que sufrí en la pretemporada con el club (rotura de meniscos de su rodilla izquierda). Desde el comienzo conté con todo el apoyo de la selección, que se encargó de pagar la resonancia magnética, y también el respaldo del “Tato” Ortíz, que era el técnico, y que se movió hablando con los dirigentes para que se comprometieran a pagar mi operación. 

La intervención, a cargo de Carlos Voituret, costaba unos 2000 dólares y estaba pactada, pero un día antes de la misma me volvieron a llamar los dirigentes para posponer la operación y ofrecerme otro doctor. Les dije que no y ese mismo día mi representante me llamó para decirme que Cerro no se iba a ser cargo de los costos. 

Eso me dolió muchísimo. Nadie me lo dijo directamente, ni me dieron explicaciones de por qué. Tampoco me llamaron para ver cómo estaba después de la operación. Todo esto fue sumando y mi confianza en ellos se fue perdiendo hasta que me fui como me fui”.


Su buen desempeño en Cerro hizo que rápidamente fuera tenido en cuenta por Juan Verzeri para la selección uruguaya Sub 20. Fue parte del proceso y en los entrenamientos se fue volviendo una de las piezas clave en la ofensiva. Sin embargo, la lesión lo dejó fuera del Sudamericano y su posterior falta de rodaje, fuera del Mundial. 


“Para estar, necesitaba jugar. Eso fue siempre lo que dijo el cuerpo técnico y fue determinante para que no fuera convocado. También había otros factores. En mi posición había excelentes jugadores que demostraron muy bien su calidad y justificaron porque estaban allí”.

Sobre el rendimiento de la selección en el Mundial de Turquía, agregó: “La vi como esperaba. Sabía lo que era ese grupo y el hambre que tenían. Hicieron un excelente mundial. Muchos jugadores demostraron lo que valen y creo que como Josema (Giménez), Emiliano (Velázquez) y Gastón (Silva), muchos otros pueden estar en el grupo de la mayor próximamente. ¿Cuál será el próximo entonces? “Si me tengo que jugar por uno, creo en Seba Cristóforo. Es un jugador muy serio y maduro que caería muy bien en el grupo”.

La carrera deportiva de Gonzalo Mastriani sufrió una turbulencia muy grande, de la que está saliendo haciendo lo que mejor sabe, jugar al fútbol. “A corto plazo espero recuperar el nivel futbolístico y físico. Espero poder hacer muchos goles en Crotone y jugar como sé. Lo necesito desde hace mucho tiempo. Creo que eso sería un buen paso para volver a Parma y poder ganarme un lugar. Ese sería ya un objetivo a largo plazo”.

Entre tanto vaivén, se casó y tuvo un hijo. Se alejó físicamente de su familia, que sigue en el Cerro, y también de los estudios, en donde comenzó con gran entusiasmo Ciencias Económicas en la Universidad de la República. Dejó muchas cosas, pero como dicen los murguistas cuando bajan del tablado, “con la promesa del volver”.