"Hay una suerte de fanatismo enfermizo"
Luciano Álvarez habló con PDA sobre la continuidad histórica del CURCC y Peñarol tras un nuevo aniversario aurinegro.
Luciano Álvarez, periodista, docente, documentalista y al día de hoy fundamentalmente escritor, habló con PDA sobre la historia de Peñarol. Su amor por el fútbol nace gracias a un sereno que trabajaba pegado al bar de su padre en Colonia y Acevedo Díaz. En ese momento, tenía tres años, no entendía de qué se trataba, pero gracias a la radio y las idas al estadio comenzó a crecer una pasión que duraría toda la vida.
Después vendría la gloriosa década de los 60, donde queda grabada en su memoria la calidad de Pedro Rocha, corroborada más tarde en investigaciones académicas. Hoy, Luciano Álvarez acepta que no le gusta conocer a los jugadores, siguiendo el dicho "si te gusta el libro no conozcas al autor", por lo cual va poco a Los Aromos a menos que tenga una razón específica.
Como hincha asegura no tener cábalas, no porque no crea en ellas, simplemente para no verse atado a las mismas. Además confiesa haber llorado de emoción varias veces por Peñarol, tanto en el Estadio como en su casa estudiando o escribiendo.
Integrante de la agrupación política 2809, defiende la construcción del estadio de aurinegro solamente "si es digno y no constituye un riesgo económico para el club".
Tras un nuevo aniversario de Peñarol, conmemorado el pasado 28 de setiembre, el hoy columnista del diario El País afirma que el debate del decanato le importa poco. "Decano es el club más antiguo afiliado a la Liga. No es el que primero practicó fútbol, ni nada parecido. Peñarol es el decano porque es el único club desde 1900 afiliado a la Liga aceptando también la ruptura del cisma y todo eso", expresa Luciano.
¿Peñarol es una continuación del Curcc?
La primera cuestión es que no puede existir ni la más remota duda, ni analítica ni empíricamente, de que hay una continuidad y que es la misma institución fundada en 1891. No hay ninguna posibilidad científica de duda. El segundo punto, es que no hay documento jurídico justificativo. Mi sorpresa fue que esperé que Nacional tuviera razón desde el punto de vista jurídico, pero no la tiene, y desde el punto de vista reglamentario menos que menos.
Según el Club Nacional de Fútbol, Peñarol fue fundado en la noche del 13 de diciembre de 1913. Al otro día se jugaba un clásico que definía el campeonato. La directiva anterior (funcionarios del ferrocarril) habían suspendido al plantel de jugadores, salvo al golero, por un acto de indisciplina.
Cuando los diarios anuncian el partido como clásico con el mote ‘los rivales de todas las épocas’, suponen que la nueva directiva de Peñarol levantará la suspensión para jugar el clásico. La directiva no levanta la suspensión a los jugadores, marcando una continuidad con la comisión directiva anterior y juega con la reserva. El partido termina en un empate que le quita a Nacional sus chances en el campeonato.
Desde el punto de vista reglamentario, si hubiera tenido la más mínima duda, Nacional podría haber reclamado y entonces iba a la final con River Plate. A nadie se le ocurrió en 1913 que hubiera ocurrido algo extraño.
¿Cuándo empieza la campaña en contra?
Nacional domina la primera mitad del siglo XX, pero sufre un proceso complicado que se oculta con bastante pudor. Nacional se quedó con una gran cantidad de los jugadores que fueron a los primeros Juegos Olímpicos luego de estos. Gran parte de esos fenomenales jugadores, eran muy indisciplinados. El día antes de un clásico, algunos ponían exigencias como condición para jugar. Entonces los dirigentes cumplían con el capricho de, por ejemplo, Héctor Scarone y salían a encontrar un zapatero que hiciera zapatos a medida.
En ese lapso, con esa generación de brillantes jugadores le va mal, y hasta mediados de los 30 no logra reponerse. Por esa época, Peñarol cumple 25 años; se hacen todos los festejos, la famosa carta de Delgado, pero aparece un pequeño grupo de hinchas tricolores con la peregrina idea que la historia no era así.
Estos fanáticos hacen cosas francamente ridículas. Peñarol había ganado años atrás un clásico 7 - 4, entonces hicieron que los que jugaron aquel partido firmaran que ellos nunca habían jugado ‘contra un club cuya bandera tenía 11 estrellas y estaba radicado en Montevideo’. Evidente que cuando jugaron el partido, Peñarol no tenía bandera y su sede estaba en el barrio Peñarol, fuera de la ciudad. Ese grupo se organiza como grupo político con una agresividad increíble en la interna del club hasta la década del ‘60 cuando el tema toma cierta repercusión.
¿Por qué Peñarol abandona el estadio de Pocitos?
Franklin Morales definió que históricamente Peñarol son 11 camisetas en la cancha. Históricamente Peñarol no tuvo una vocación como Nacional, de tener una sede importante o un estadio. Las razones tienen que ver con el proceso urbano de la ciudad. Cuando Peñarol compra el predio ‘Las Acacias’ en 1916 es un terreno en una área urbanística deportiva. Eso se estancó y quedó un espacio sin desarrollo. Posteriormente accede a la cancha de Pocitos, que era del tranvía. Se edifica y tiene posibilidad de quedarse con esa cancha, pero la rechaza.
El proyecto más ambicioso de Peñarol de hacer un estadio, resulta al comprar un terreno y comenzar a edificar en donde actualmente está la Facultad de Ingeniería, al final de los ’20. El estadio contaba con el diseño de Villamajó, el arquitecto más célebre del Uruguay; luego estalla la crisis y se construye el Estadio Centenario.
Peñarol y Nacional razonan juntos, si tenemos el Estadio Centenario para qué necesitamos un estadio cada uno, y a partir de 1930 ambos equipos usan el Centenario. Nacional abandona el Parque Central hasta hace unos años cuando la propiedad de Nacional se revitaliza porque está en un centro de la ciudad más interesante.
Después del Mundial del ‘30 hay un hecho significativo. El Estadio era un problema porque era muy grande. La AUF con los votos en contra de Bella Vista y Nacional, da en concesión el Estadio Centenario a Peñarol y la Asamblea de Socios lo rechaza. La gente pensaba en un costo desmedido y por esa tradición de Peñarol de que las obras importan poco, rechaza la concesión del Centenario.
Hace días una encuesta de Cifra generó revuelo, ¿es una tendencia histórica que Peñarol tenga más hinchas que Nacional?
La diferencia que se manifestó es un dato que no quita ninguna grandeza a Nacional. Lo terrible sería que fuera mayor la diferencia, sería la desaparición del fútbol. La rivalidad entre Nacional y Peñarol es tan fundamental, que los cuadros chicos, con enormes esfuerzos, no logran aumentar sus socios. Defensor sigue teniendo una hinchada muy limitada, y hace 40 años que está en los primeros planos. Eso explica lo difícil de hacer crecer instituciones en el interior, porque ahí también son hinchas de los dos grandes.
¿Estamos frente a la etapa histórica más pasional de los hinchas?
No; hay una suerte de fanatismo un poco enfermizo que traslada al fútbol, otros desintereses. A medida que la sociedad se ha desinteresado de la acción política, ha volcado en el fútbol una desmesurada pasión, no por el fútbol sino por una identidad partidista. El tipo que ve de espaldas el partido en la tribuna, no le interesa el fútbol, es un tipo que va a despachar sus pasiones. Pasiones hubo siempre, pasiones fuertes.
Una de las razones por las que Peñarol se tiene que ir de Peñarol, es por la hinchada. En 1906 la hinchada era un problema, ponían ferrocarriles especiales para los partidos y los rompían. Sin embargo en otras épocas había mucha más percepción de los límites, lo que no quiere decir que la violencia no estuviera presente. Hay testimonios de piñatas fuertes a la salida de algún clásico a comienzos de siglo.
¿Cómo se dio el crecimiento de las copas internacionales?
Las copas internacionales fueron cuestionadas. El período de mayor gloria de los clubes coincide con la posibilidad de traer jugadores extranjeros y consecuentemente con la mayor crisis de la selección uruguaya. Cuando Peñarol emerge al mundo internacional, Uruguay no clasifica al Mundial. ¿Por qué? La proyección al fútbol internacional se empieza a dar en los clubes y no en la selección.
Peñarol desde 1958, liderado por Güelfi, mira hacia Europa pensando, ‘lo que está despegando en Europa es la Copa de Campeones europeos, hay que replicar eso en América’. Gana las dos primeras Libertadores, pero se come tremenda goleada con el Real Madrid.
Al año siguiente, detalle no menor, Peñarol trae a Béla Guttmann, campeón de Europa con Bénfica, al igual que en el 48-49 había revolucionado trayendo a Galloway y después a Hirschl, que instalan la táctica WM llevando a Peñarol ganar en la evolución táctica. Ese equipo es el que luego gana la Copa del Mundo en Maracaná. Hay muchos mitos que dicen otra cosa, pero era un equipo táctica y estratégicamente muy moderno.
Peñarol se propone una meta después de la derrota con Real Madrid, y busca ponerse a nivel europeo generando una institución a nivel. Eso que ahora se ve con la selección lo aplicó Peñarol en la década del ’60, formó una hiper profesionalidad. En eso le sacó larga ventaja a Nacional, que recién logró empezar a descontarla en el ‘71.