De la cabecita
En su debut clásico, Jonathan "Cabecita" Rodríguez la rompió e hizo dos goles. La otra gran figura del partido fue Luis Aguiar.
20 años, apenas un puñadito de partidos en Primera División y ningún clásico. Con esa experiencia llegó Jonathan Rodríguez a enfrentar este domingo a Nacional. Y la rompió.
Fue la gran figura de la tarde, anotando dos goles y dando un pase para el otro. Sus corridas fueron imposibles de frenar para los defensas rivales y sus definiciones fueron tan sutiles como efectivas.
Con Aguiar hace varios partidos que se viene entendiendo muy bien. Esta vez, en la pared que tiraron para el gol del volante, volvió a quedar demostrado.
Aguiar es, precisamente, el otro que más cantidad de aplausos debería llevarse. Hizo un partido redondo: manejó la pelota, hizo pases y cambios de frente estupendos, anotó un gol y, encima, se puso el "overol" y marcó con fiereza y orden.
Cabe mencionar la seguridad que transmitió con Castillo, la solvencia de los zagueros, sobre todo de Macaluso, y la intensidad y concentración general que tuvo el equipo. Pacheco y Mauro Fernández tuvieron destellos, aunque aislados. Uno con pases y el otro con piques.
De los que ingresaron, Fabián Estoyanoff fue importante pero no concretó bien las insinuaciones ni los espacios que tuvo. Zalayeta volvió a mostrar que todavía le falta y Viera se acopló con corrección a la zaga.
Fue la gran figura de la tarde, anotando dos goles y dando un pase para el otro. Sus corridas fueron imposibles de frenar para los defensas rivales y sus definiciones fueron tan sutiles como efectivas.
Con Aguiar hace varios partidos que se viene entendiendo muy bien. Esta vez, en la pared que tiraron para el gol del volante, volvió a quedar demostrado.
Aguiar es, precisamente, el otro que más cantidad de aplausos debería llevarse. Hizo un partido redondo: manejó la pelota, hizo pases y cambios de frente estupendos, anotó un gol y, encima, se puso el "overol" y marcó con fiereza y orden.
Cabe mencionar la seguridad que transmitió con Castillo, la solvencia de los zagueros, sobre todo de Macaluso, y la intensidad y concentración general que tuvo el equipo. Pacheco y Mauro Fernández tuvieron destellos, aunque aislados. Uno con pases y el otro con piques.
De los que ingresaron, Fabián Estoyanoff fue importante pero no concretó bien las insinuaciones ni los espacios que tuvo. Zalayeta volvió a mostrar que todavía le falta y Viera se acopló con corrección a la zaga.