Diario de los 10k
PDA tuvo su corredor en la San Felipe y Santiago. Acá está su diario del día de la carrera.
El pasado sábado a las 19.30 horas se llevó a cabo la decimonovena edición de la carrera San Felipe y Santiago que tuvo su recorrido a lo largo de la Rambla montevideana. Desde Rambla y Sanlúcar (Carrasco) hasta Rambla Mahatma Gandi y 21 de Setiembre (Pocitos) se reunieron más de 3.000 atletas entre profesionales y amateurs.
La carrera tuvo como ganador en la rama masculina a Martin Cuestas con un tiempo de 29’31’’, seguido por Aguelmis Rojas con 29’51’’, y en tercer lugar Santiago Godoy con 30’13’’.
En la rama femenina, Nadia Rodríguez (Argentina) ganó con un tiempo de 34’50’’, mientras que el segundo lugar fue para Aldana Sabatel con 36’20’’ y cerrando el podio María Laura Bazallo con 37’08’’.
En la categoría silla de ruedas Eduardo Dutra culminó con un tiempo récord de 28’36’’ en lo que constituyó la gran actuación de la San Felipe y Santiago, secundado por Javier González 32’50’’ y Oscar González con 35’38’’.
Dentro de los no videntes masculinos, Jorge Albarracín con 45’26’’ resulto el ganador. Por otro lado, Álvaro Pérez con 45’52’’ y Fernando Salvati con 50’56’’ cerraron el podio. Por último, Laura Paipo en no videntes femenina resultó vencedora con un tiempo de 1:10’01’’.
Vayamos a lo que realmente importa y el porqué estamos aquí. En un esfuerzo de producción e inversión sin precedentes dentro del periodismo nacional, Por Decir Algo (de ahora en adelante PDA) decidió correr la San Felipe y Santiago a través de un corresponsal, quien a continuación transcribió su periplo por la carrera a través de su diario.
09:00. Recién me despierto y entro en consciencia de que hoy tengo que correr la San Felipe y Santiago por lo que un buen desayuno resulta fundamental: Leche, banana, barritas de cereal, jugo de naranja, agua, cereales, suplementos nutritivos, huevos crudos, Gatorade y una manzana.
09:10. Pucha, creo que la pifie con el desayuno. El agua sin dudas me cayó mal. Me voy al baño.
09:12. Parezco un calamar echando tinta.
12:00. Un buen almuerzo. Pasta para tener energías para la carrera.
15:00. Acaba de terminar el partido del Liverpool vs. West Ham. Es increíble que hayan hecho 5 goles en total y 3 prácticamente fueron en contra. De ripley.
16:00. Tres horas y media antes de la carrera ya estoy vestido para la misma. Short, remera y calzado a tono y combinando siempre manteniendo la estética de un buen corredor.
17:00. Estoy sobre la calle Rivera esperando que pase el 142.
17:10. Sigo esperando que pase el 142.
17:30. Hasta ahora llevo contados dos ómnibus verdes, tres 60, dos rojitos de COECTC que andan como chijete siempre, he visto incluso un 105 que no debería pasar por ahí y sin embargo pasó, como si me estuviera baboseando y un bus escolar.
17:35. Viene el 142 con destino a Costanera. Estiro mi mano para pararlo. No paró, siguió de largo, el ómnibus venía lleno de personas vestidas como para correr una carrera. Se nota que la gente no tiene nada que hacer, que país de porquería este y después se quejan.
17:55. Finalmente, me tomé el 142. El chofer arranca, rapidísimo, es mi momento, sentí como me subía la adrenalina, la motivación, hasta que el ómnibus se ve obligado a frenar bruscamente por el constante embotellamiento en la calle Rivera. Aparentemente hay una carrera que se realizará por la rambla que se encuentra cortada. La primera vía utilizada: Rivera. De ripley.
18:15. Sigo en el bus. Está lleno de corredores. Realmente no tengo idea dónde bajarme, así que voy a esperar a que alguno de estos runners se baje y lo seguiré atrás.
18:30. El bus llega a Rivera y Sanlúcar. La calle me suena pero nadie se baja. El guarda grita como si ya no soportará el olor a transpiración de gente que aún no comenzó a correr: “San Felipe, abajo”.
18:45. Retiro mi chip y enseguida me enfrento a mi primer obstáculo de la carrera: Ganas de orinar y una fila muy larga. Una mente fuerte, mucha concentración y control de la vejiga me permiten aguantar y cumplir mi cometido, no orinarme encima y manchar mi short nuevo.
19:25. Me encuentro en el callejón de salida pronto para la carrera. Pasa un helicóptero, levanto las manos, saludo. Pasa una camarita por el aire, levanto las manos, saludo. Pasa otra vez el helicóptero, levanto las manos, saludo. Vuelve el helicóptero, con lo poco de dignidad que me queda evito saludar por cuarta vez y quedar como un pelotudo.
19:30 – SE LARGA
Kilometro Cero. PDA esta en carrera, mp3 sonando y mucha determinación encima. 30° marcan la tónica de la largada y una señora con un tapado de piel y un pekinés que se camufla en su tapado saludan. Sí, confirmado, estamos en Carrasco.
Kilometro 1 al 3: Dentro de esta primera etapa del recorrido se debe controlar la ansiedad y ganar en confianza, encontrando el ritmo propio y básicamente dejando atrás a todos aquellos competidores que creemos inferiores. En el mp3 comienza sonar “Torero” de Chayanne. No es muy motivador que digamos.
Kilometro 3: Semanas antes de la carrera comentaba con un amigo los posibles repechos de la misma, mencionamos un par, pero nadie me dijo nada de Coimbra y la Rambla. En el mp3 comienza a sonar “Tirá para arriba” de Miguel Mateos, nada más oportuno. Superado el repecho llegamos a Playa de los Ingleses donde una gran muchedumbre comienza a agolparse a los costados de la rambla. No sé si nos están apoyando y mirando o simplemente quieren cruzar, como si fuera Reina de Carnaval, devuelvo los saludos.
Kilometro 4: Primer puesto de hidratación. Un oasis en el desierto. Me dan una bolsa de agua, la cual debo mordisquear para que largue ese néctar tan preciado. La mordí demasiado y se me cayó toda el agua, aquello que mis amigos hacían parecer tan fácil como mordisquear la esquina de un tetra de vino, hoy me vi imposibilitado. Les fallé.
Kilometro 5: Mitad de carrera, el cansancio comienza a sentirse y de repente aquellos competidores que creía inferiores me sobrepasan. Aquellas señoras que caminaban mientras jugaban una conga son como Usain Bolt comparado con mi ritmo. Entramos en la Playa Buceo y lo primero que ven mis ojos es la bolsa de genitales sin forma de la Estatua del Coreano Celeste. Es como un pitufo con hormonas. Mientras que en el mp3 comienza a sonar “Living la vida loca” de Ricky Martin.
Kilometro 6: Segundo puesto de hidratación, que incluye un Cool Zone, vasitos con Gatorade y puestos con bolsas de agua. Todos parecen ser estrellas, solo corren por el Cool Zone y pretenden Gatorade, como cambia la gente. Son los codazos y la lucha por el vaso de Gatorade lo que me lleva a reflexionar sobre la miseria y la codicia humana, mientras humildemente voy en busca de una revancha personal con la bolsita de agua.
Esta vez no fui gil, me agarré dos. El problema ya no es abrirla sino la coordinación. Morder, mover pierna derecha, tomar, mover pierna izquierda, tragar, mover las manos, mojarme el pelo, pierna derecha, no se puede todo. Por otro lado en el mp3 comienza a sonar “Y me solte el cabello” de Gloria Trevi. Comienzo a cuestionarme mi sexualidad en función de las canciones que seleccioné para esta carrera.
Kilometro 7: Falta el aire. Cansancio.
Kilometro 7 con 125 metros: Me llegó mi segundo aire. Recupero energías y velocidad.
Kilometro 7 con 130 metros: Fin del segundo aire. Cansancio y aguantar hasta el final. “Final Countdown” de Europe empieza a sonar, nada más acorde, masculino y motivador.
Kilometro 9: Entramos en la Playa Pocitos y el olor a marihuana de la borregada se hace sentir. No hay quien pueda pasar un antidoping con ese olor, por el lado positivo, inesperadamente y no sé por qué razón subo considerablemente mi rendimiento.
Kilometro 10: Final de carrera. Objetivo cumplido, carrera completa y sexualidad a salvo.