Happy hour
Con la pura intención de disfrutar y entretener al público, Juan Martín Del Potro y Pablo Cuevas se enfrentaron en el Carrasco Lawn Tennis.
Con motivo de la celebración de los 70 años del Carrasco Lawn Tennis, se llevó a cabo este sábado una exhibición protagonizada por Juan Martín Del Potro y Pablo Cuevas.
La misma contó con un numeroso marco de público (aproximadamente 1500 personas), quienes acompañaron cada punto del partido disfrutando tanto de los momentos cómicos como las demostraciones de tenis de altísimo nivel.
Pablo y Juan Martín oscilaron entre la seriedad que hizo notar la dificultad del tenis profesional y las payasadas que todos esperan ver en una exhibición. El uruguayo sorprendió pegándole a la pelota con la raqueta entre las piernas y luego reproduciendo los típicos gritos de las tenistas femeninas.
A los ball boys también les tocó participar. Dos de ellos fueron afortunados y compartieron del juego con el mejor tenista argentino y el mejor uruguayo.
Las diferencias entre el 5º del mundo y el 220º también se notaron en esta oportunidad fuera del circuito y la victoria fue para Del Potro por 6-3 6-4. La inminente inclinación del público por Pablo llevó a que Juan Martín soltara un “acá soy visitante” entre risas.
Luego del partido los jugadores brindaron una conferencia de prensa en la que el argentino expresó sus sensaciones de lo vivido: “Creo que fue lindo para todo el público, nos ayudó a crear un gran ambiente, nosotros en la cancha nos divertimos un montón, para nosotros fue fácil jugar un partido más distendidos, más relajados, divirtiéndonos, porque durante el circuito jugamos con mucha presión, mucha intensidad y siempre es bueno para relajar un poco, para que la gente se divierta, y también nos tomamos muchos games en serio como durante el circuito para que eso también lo vea la gente".
Y esa distinción se mantuvo también luego del partido. Tras preguntarle por esa presión de la que tanto hablan los deportistas, el argentino respondió “No tengo ni idea, pero queda bien”.
Luego, con un toque de más seriedad, explicó “Creo que uno siente presión por lo que significa, por los o objetivos que te planteás, cuando uno se plantea una meta automáticamente siente miedos por lograrla, adrenalina y presión (risas). Pero es una presión linda, no es una carga, no es algo que juegue en contra sino al contrario, con los años pude aprender a manejar eso, transformar esa energía en algo bueno. Creo que el que no siente algo de ese miedo, adrenalina, presión se le es muy difícil jugar en serio y tratar de conseguir algún logro”.
Por su parte, el mayor de los Cuevas expresó que ser parte de este festejo era de gran importancia para él y recalcó que ambos se divirtieron en la cancha. Cuando se le preguntó si este partido le servía para su preparación, el uruguayo dijo que este evento era para disfrutarlo y agregó: "Para mi preparación me vengo levantando todos los días de mañana y entrenando bastantes horas por día".
Realizando un balance del año de su retorno al tenis, Pablo comentó que en un prinicipio tenía la ilusión de que fuese más fácil pero a las pocas semanas de jugar comprobó que no iba a ser así. No solo por el nivel sino también por el desgaste físico que volver al ritmo de competición le requiere. “Un año raro, distinto", fue como lo caracterizó Cuevas.
Pero el buen final de año que tuvo y lo bien que se siente realizando la pretemporada, lo lleva a ilusionarse con volver a recuperar su ranking anterior a la lesión y poder jugar el calendario completo.
La misma contó con un numeroso marco de público (aproximadamente 1500 personas), quienes acompañaron cada punto del partido disfrutando tanto de los momentos cómicos como las demostraciones de tenis de altísimo nivel.
Pablo y Juan Martín oscilaron entre la seriedad que hizo notar la dificultad del tenis profesional y las payasadas que todos esperan ver en una exhibición. El uruguayo sorprendió pegándole a la pelota con la raqueta entre las piernas y luego reproduciendo los típicos gritos de las tenistas femeninas.
A los ball boys también les tocó participar. Dos de ellos fueron afortunados y compartieron del juego con el mejor tenista argentino y el mejor uruguayo.
Las diferencias entre el 5º del mundo y el 220º también se notaron en esta oportunidad fuera del circuito y la victoria fue para Del Potro por 6-3 6-4. La inminente inclinación del público por Pablo llevó a que Juan Martín soltara un “acá soy visitante” entre risas.
Luego del partido los jugadores brindaron una conferencia de prensa en la que el argentino expresó sus sensaciones de lo vivido: “Creo que fue lindo para todo el público, nos ayudó a crear un gran ambiente, nosotros en la cancha nos divertimos un montón, para nosotros fue fácil jugar un partido más distendidos, más relajados, divirtiéndonos, porque durante el circuito jugamos con mucha presión, mucha intensidad y siempre es bueno para relajar un poco, para que la gente se divierta, y también nos tomamos muchos games en serio como durante el circuito para que eso también lo vea la gente".
Y esa distinción se mantuvo también luego del partido. Tras preguntarle por esa presión de la que tanto hablan los deportistas, el argentino respondió “No tengo ni idea, pero queda bien”.
Luego, con un toque de más seriedad, explicó “Creo que uno siente presión por lo que significa, por los o objetivos que te planteás, cuando uno se plantea una meta automáticamente siente miedos por lograrla, adrenalina y presión (risas). Pero es una presión linda, no es una carga, no es algo que juegue en contra sino al contrario, con los años pude aprender a manejar eso, transformar esa energía en algo bueno. Creo que el que no siente algo de ese miedo, adrenalina, presión se le es muy difícil jugar en serio y tratar de conseguir algún logro”.
Por su parte, el mayor de los Cuevas expresó que ser parte de este festejo era de gran importancia para él y recalcó que ambos se divirtieron en la cancha. Cuando se le preguntó si este partido le servía para su preparación, el uruguayo dijo que este evento era para disfrutarlo y agregó: "Para mi preparación me vengo levantando todos los días de mañana y entrenando bastantes horas por día".
Realizando un balance del año de su retorno al tenis, Pablo comentó que en un prinicipio tenía la ilusión de que fuese más fácil pero a las pocas semanas de jugar comprobó que no iba a ser así. No solo por el nivel sino también por el desgaste físico que volver al ritmo de competición le requiere. “Un año raro, distinto", fue como lo caracterizó Cuevas.
Pero el buen final de año que tuvo y lo bien que se siente realizando la pretemporada, lo lleva a ilusionarse con volver a recuperar su ranking anterior a la lesión y poder jugar el calendario completo.