Hace algunos días se disputó en Japón el Mundial de tenis de mesa por equipos donde hubo tres uruguayos compitiendo en la rama masculina. Si bien la selección de China se consagró campeona en ambas ramas, no fueron los únicos que se llevaron los aplausos y las miradas.

Hubo un invitado especial que logró llegar al corazón de todos con su historia de vida, que debe ser vista como un ejemplo a seguir.

El egipcio Ibrahim Hamato perdió los brazos en un accidente de auto cuando tenía diez años. Sin embargo, su pasión por el tenis de mesa era tan grande que tuvo la necesidad de seguir jugando.

El problema era evidente: ¿cómo podía jugar si no podía sostener la paleta con sus manos? El amor por el deporte y las incesantes ganas de sentirse vivo lo incentivaron a probar diferentes soluciones.

Primero probó sosteniendo la paleta con lo que quedaba de su brazo, pero no funcionó. “Luego de intentar diferentes opciones, me encontré jugando con mi boca”, explica el jugador en el siguiente video que cuenta su historia.

En él se puede ver cómo se las arregla para jugar, para sacar o para sostener la paleta entre punto y punto. Una historia de vida de esas que demuestran que, si algo se desea realmente, no hay nada que pueda separarnos de conseguirlo.