
Faltan 10 días
Hoy, en la cuenta regresiva para el Mundial, recordamos el penal que erró Baggio en la final de Estados Unidos 1994.

La final de Estados Unidos 1994 quedó marcada para una generación como la más aburrida de la historia, al punto que ninguno de los dos equipos logró romper el 0 - 0 ni en los noventa minutos iniciales ni en el alargue.
Entonce se tuvo que definir por penales. Fue la primera vez en la historia que eso pasaba.
Los primeros pateadores de ambos equipos (Márcio Santos y Baresi) marraron sus respectivos tiros. Con las anotaciones de Romario, Branco y Dunga, la cosa se puso fea para Italia, ya que Albertani y Evani convirtieron, pero Massaro erró.
Roberto Baggio era el encargado de patear el penal decisivo para Italia, que estaba un gol abajo en la definición y no le quedaba otra opción que anotar y esperar un fallo de su rival para seguir con vida.
El tiro del delantero, que había sido hasta el momento el mejor jugador de Italia, se fue por arriba del travesaño. Así como la desazón de los europeos fue instantánea, la alegría de los brasileños también, ya que conquistaban su cuarto título de campeón mundial.
En su autobiografía el jugador relató sus sentimientos en aquel momento: "Cuando fui hacia el punto de penal estaba todo lo lúcido que se puede estar en esos momentos. Sabía que Taffarel se tiraba siempre, por eso decidí lanzar al centro, a media altura, lo justo para que no pudiera despejar con los pies".
"Era una elección inteligente", siguió Baggio, "ya que Taffarel se lanzó a su izquierda y nunca hubiese alcanzado el tiro que yo había planeado. Sin embargo, el balón, no sé cómo, se elevó tres metros y voló por encima del travesaño. Yo quería lanzar ese penal".
"Perdimos por penales, como en 1990. Y eso es algo que no acepto. Perder en el campo, aunque no lo merezcas, puede ser justo. Pero perder en los penales, nunca. ¿Les parece concebible que cuatro años de trabajo se puedan borrar en tres minutos de penales? A mí, desde luego, no", concluyó Baggio.
A pesar de todo, el jugador y el equipo fueron recibidos en su país como héroes, ya que nadie imaginaba que luego de la terrible fase de grupos que habían realizado estuvieran a un penal de ser campeones.
Eso no bastó para que el jugador se sintiera contenido, ya que se notó un antes y un después en su carrera. Quien había ganado el Balón de Oro en la temporada previa al Mundial, jamás fue el mismo dentro de la cancha.
Para cerrar el ciclo, como dice el dicho popular, no hay dos sin tres. En Francia 1998, Italia, con Baggio en cancha, volvió a quedar eliminado por penales. En esa oportunidad fue ante la selección local en cuartos de final, pero eso ya es otra historia.
Entonce se tuvo que definir por penales. Fue la primera vez en la historia que eso pasaba.
Los primeros pateadores de ambos equipos (Márcio Santos y Baresi) marraron sus respectivos tiros. Con las anotaciones de Romario, Branco y Dunga, la cosa se puso fea para Italia, ya que Albertani y Evani convirtieron, pero Massaro erró.
Roberto Baggio era el encargado de patear el penal decisivo para Italia, que estaba un gol abajo en la definición y no le quedaba otra opción que anotar y esperar un fallo de su rival para seguir con vida.
El tiro del delantero, que había sido hasta el momento el mejor jugador de Italia, se fue por arriba del travesaño. Así como la desazón de los europeos fue instantánea, la alegría de los brasileños también, ya que conquistaban su cuarto título de campeón mundial.
En su autobiografía el jugador relató sus sentimientos en aquel momento: "Cuando fui hacia el punto de penal estaba todo lo lúcido que se puede estar en esos momentos. Sabía que Taffarel se tiraba siempre, por eso decidí lanzar al centro, a media altura, lo justo para que no pudiera despejar con los pies".
"Era una elección inteligente", siguió Baggio, "ya que Taffarel se lanzó a su izquierda y nunca hubiese alcanzado el tiro que yo había planeado. Sin embargo, el balón, no sé cómo, se elevó tres metros y voló por encima del travesaño. Yo quería lanzar ese penal".
"Perdimos por penales, como en 1990. Y eso es algo que no acepto. Perder en el campo, aunque no lo merezcas, puede ser justo. Pero perder en los penales, nunca. ¿Les parece concebible que cuatro años de trabajo se puedan borrar en tres minutos de penales? A mí, desde luego, no", concluyó Baggio.
A pesar de todo, el jugador y el equipo fueron recibidos en su país como héroes, ya que nadie imaginaba que luego de la terrible fase de grupos que habían realizado estuvieran a un penal de ser campeones.
Eso no bastó para que el jugador se sintiera contenido, ya que se notó un antes y un después en su carrera. Quien había ganado el Balón de Oro en la temporada previa al Mundial, jamás fue el mismo dentro de la cancha.
Para cerrar el ciclo, como dice el dicho popular, no hay dos sin tres. En Francia 1998, Italia, con Baggio en cancha, volvió a quedar eliminado por penales. En esa oportunidad fue ante la selección local en cuartos de final, pero eso ya es otra historia.