No alcanza solo con estar
Jerry West se sobrepuso de una lesión para jugar una final de la NBA y resultó el único MVP de las finales que no alcanzó el título.
Los años 60 fueron complicados para los Lakers, así como llegaban a las finales de la NBA, lo cual suponía un gran logro, perdían en esa instancia frente a los Boston Celtics, donde actuaba tal ves el jugador más influyente de la liga, Bill Rusell.
Previo a 1969 se había hecho una costumbre, y Boston ya había despachado a Los Angeles Lakers en cinco oportunidades. Convencidos de que tenían todavía oportunidad de vencer al equipo del Este, los directivos de Los Angeles decidieron contratar a Wilt Chamberlain, el único capaz de vencer a Boston en una final en los últimos nueve años.
Esa transferencia ponía las cosas más lindas para el equipo del Oeste que se esperanzaba con por fin lograr el título tan preciado. Después de haber salido segundo en su conferencia, logrando 55 victorias y derrotado a todos los equipos de su zona, el equipo de California se sentía preparado para enfrentar en una nueva revancha al conjunto que tanto los había amargado.
Hay que sumarle a todo esto, que Boston Celtics no estaba pasando por su mejor temporada. Sufrían los vaivenes de rendimiento que siente cualquier deportista que intenta mantenerse a tope, por lo cual crecía aún más la chance del equipo angelino.
Las dos primeras finales fueron para Los Angeles, con grandes partidos de su base Jerry West quien anotó 53 y 41 puntos respectivamente. Con la serie mudada para Boston, el técnico del equipo verde, Bill Rusell -que hacía las veces de entrenador y jugador-, decidió doblar la marca sobre el base de los Lakers y limitar su juego.
Ese cambio táctico emparejó los partidos y permitió a Boston ganar dos partidos, empatando la serie. A pesar de todo, el equipo de los Lakers estuvo cerca de vencer en el cuarto partido, pero haber marrado la última canasta les supuso caer derrotados.
La serie volvió a Los Angeles donde los locales se tenían que hacer fuertes si tenían intenciones de llevarse el título. En ese juego, West se lesionó el muslo derecho, quedando bastante complicado para jugar. Con la sed de lograr el título, el base de los Lakers no desistió y formó parte del equipo en los restantes partidos.
No lo hizo mal, ya que anotó 26 y 43 puntos en el sexto y séptimo partido respectivamente. Lamentablemente no fue suficiente para darle el título al equipo de California, que volvía a caer en unas finales de la NBA.
Ese último encuentro fue recordado por generaciones, ya que tuvo muchos elementos para volverlo épico. El dueño de los Lakers, sin importar los antecedentes de finales entre estos dos equipos, decidió llenar el estadio con globos con los colores del equipo a modo de festejo anticipado.
Esto no provocó el efecto que esperaba, ya que Boston, impulsado por el orgullo propio, pisó a su rival y a falta de doce minutos para terminar el partido vencía con comodidad. Jerry West, quien jugaba con un vendaje en la pierna, decidió darlo todo por el equipo y logró ponerlo de nuevo en partido.
Con el partido emparejado, Wilt Chamberlain se lesionó la rodilla y pidió salir. Su suplente anotó un doble para ponerse a un punto, y a pesar de que la estrella de los Lakers mostró al técnico su intención de regresar a la cancha, este lo desestimó ya que parecía tenerle más confianza al suplente que a él.
Lamentablemente para el público local, un doble en la hora de Nelson permitió a los Boston Celtics llevarse el anillo, provocando la frustración total de los Lakers. Ni el triple doble que había logrado Jerry West jugando lesionado de un muslo, ni ser MVP tras la séptima final - el único jugador que perdió una final y ganó ese premio - disiparon la amargura.
La mesa estaba servida para una noche épica de los Lakers, que podrían obtener en un marco espectacular un premio más que merecido. La suerte a veces es esquiva para algunos, mientras que por otro lado Bill Russell alcanzó el decimoprimer anillo en su carrera.
Previo a 1969 se había hecho una costumbre, y Boston ya había despachado a Los Angeles Lakers en cinco oportunidades. Convencidos de que tenían todavía oportunidad de vencer al equipo del Este, los directivos de Los Angeles decidieron contratar a Wilt Chamberlain, el único capaz de vencer a Boston en una final en los últimos nueve años.
Esa transferencia ponía las cosas más lindas para el equipo del Oeste que se esperanzaba con por fin lograr el título tan preciado. Después de haber salido segundo en su conferencia, logrando 55 victorias y derrotado a todos los equipos de su zona, el equipo de California se sentía preparado para enfrentar en una nueva revancha al conjunto que tanto los había amargado.
Hay que sumarle a todo esto, que Boston Celtics no estaba pasando por su mejor temporada. Sufrían los vaivenes de rendimiento que siente cualquier deportista que intenta mantenerse a tope, por lo cual crecía aún más la chance del equipo angelino.
Las dos primeras finales fueron para Los Angeles, con grandes partidos de su base Jerry West quien anotó 53 y 41 puntos respectivamente. Con la serie mudada para Boston, el técnico del equipo verde, Bill Rusell -que hacía las veces de entrenador y jugador-, decidió doblar la marca sobre el base de los Lakers y limitar su juego.
Ese cambio táctico emparejó los partidos y permitió a Boston ganar dos partidos, empatando la serie. A pesar de todo, el equipo de los Lakers estuvo cerca de vencer en el cuarto partido, pero haber marrado la última canasta les supuso caer derrotados.
La serie volvió a Los Angeles donde los locales se tenían que hacer fuertes si tenían intenciones de llevarse el título. En ese juego, West se lesionó el muslo derecho, quedando bastante complicado para jugar. Con la sed de lograr el título, el base de los Lakers no desistió y formó parte del equipo en los restantes partidos.
No lo hizo mal, ya que anotó 26 y 43 puntos en el sexto y séptimo partido respectivamente. Lamentablemente no fue suficiente para darle el título al equipo de California, que volvía a caer en unas finales de la NBA.
Ese último encuentro fue recordado por generaciones, ya que tuvo muchos elementos para volverlo épico. El dueño de los Lakers, sin importar los antecedentes de finales entre estos dos equipos, decidió llenar el estadio con globos con los colores del equipo a modo de festejo anticipado.
Esto no provocó el efecto que esperaba, ya que Boston, impulsado por el orgullo propio, pisó a su rival y a falta de doce minutos para terminar el partido vencía con comodidad. Jerry West, quien jugaba con un vendaje en la pierna, decidió darlo todo por el equipo y logró ponerlo de nuevo en partido.
Con el partido emparejado, Wilt Chamberlain se lesionó la rodilla y pidió salir. Su suplente anotó un doble para ponerse a un punto, y a pesar de que la estrella de los Lakers mostró al técnico su intención de regresar a la cancha, este lo desestimó ya que parecía tenerle más confianza al suplente que a él.
Lamentablemente para el público local, un doble en la hora de Nelson permitió a los Boston Celtics llevarse el anillo, provocando la frustración total de los Lakers. Ni el triple doble que había logrado Jerry West jugando lesionado de un muslo, ni ser MVP tras la séptima final - el único jugador que perdió una final y ganó ese premio - disiparon la amargura.
La mesa estaba servida para una noche épica de los Lakers, que podrían obtener en un marco espectacular un premio más que merecido. La suerte a veces es esquiva para algunos, mientras que por otro lado Bill Russell alcanzó el decimoprimer anillo en su carrera.