Como predijo Boris
Kristoff (el ciclista, no el astrólogo uruguayo) ganó la 12ª etapa del Tour de France, escoltado por Peter Sagan.
(Foto: Skyteam.com)
Una etapa de transición es lo que llaman los ciclistas y el público especializado a los días entre montaña y montaña. Con un perfil tendiendo a llano, sin grandes subidas, esta sirve para que los favoritos tomen aire mientras algunos ciclistas apuestan por la etapa.
Eso fue la etapa de este jueves, de transición, sin grandes movimientos ni desgaste de los equipos cuyos líderes están arriba en la general. El perfil mostraba algunos puertos de montaña de menor categoría en el final del recorrido, lo que podía generar algunos ataques como los que hubo.
El Orica Green Edge y luego el Europcar lo intentaron desde muy lejos, pero a 6 kilómetros de la etapa el pelotón cazó a los últimos fugados, lo que generó un final con sprint masivo.
Quien acumula más puntos en los sprints lleva la malla verde. Este año la va a ganar Peter Sagan, ya que tiene una distancia en puntos que -salvo abandonos- es muy difícil de descontar. Sagan no ha ganado una sola etapa, pero ha cosechado cuatro segundos puestos.
Esta vez a Sagan le ganó Kristoff, un noruego que corre para el equipo ruso del Katusha y que este año lleva 10 victorias (contando esta), incluida una Milan-San Remo.
Mientras la atención estaba en la lucha entre Trentin y Degenkolb, el primero hizo un movimiento antirreglamentario, invadiendo violentamente la línea de Degenkolb, dejando sin chances al alemán pero le generó su descalificación de esta etapa. Mientras todo eso pasaba, por el otro lado Kristoff aceleraba y Sagan, que le venía a rueda, reaccionaba pero no le terminó alcanzando.
El viernes la historia será otra, con un puerto de primera categoría que comienza en el kilómetro 134 y un final en alto con una subida de 18.2 kilómetros, a un promedio de 7.3% de gradiente (inclinación de la carretera).
Todo esto hará que los favoritos se muevan, y como dicen algunos: capaz que no es un día para ganar el Tour, pero puede ser una etapa para perder todas las chances de ganarlo.
Eso fue la etapa de este jueves, de transición, sin grandes movimientos ni desgaste de los equipos cuyos líderes están arriba en la general. El perfil mostraba algunos puertos de montaña de menor categoría en el final del recorrido, lo que podía generar algunos ataques como los que hubo.
El Orica Green Edge y luego el Europcar lo intentaron desde muy lejos, pero a 6 kilómetros de la etapa el pelotón cazó a los últimos fugados, lo que generó un final con sprint masivo.
Quien acumula más puntos en los sprints lleva la malla verde. Este año la va a ganar Peter Sagan, ya que tiene una distancia en puntos que -salvo abandonos- es muy difícil de descontar. Sagan no ha ganado una sola etapa, pero ha cosechado cuatro segundos puestos.
Esta vez a Sagan le ganó Kristoff, un noruego que corre para el equipo ruso del Katusha y que este año lleva 10 victorias (contando esta), incluida una Milan-San Remo.
Mientras la atención estaba en la lucha entre Trentin y Degenkolb, el primero hizo un movimiento antirreglamentario, invadiendo violentamente la línea de Degenkolb, dejando sin chances al alemán pero le generó su descalificación de esta etapa. Mientras todo eso pasaba, por el otro lado Kristoff aceleraba y Sagan, que le venía a rueda, reaccionaba pero no le terminó alcanzando.
El viernes la historia será otra, con un puerto de primera categoría que comienza en el kilómetro 134 y un final en alto con una subida de 18.2 kilómetros, a un promedio de 7.3% de gradiente (inclinación de la carretera).
Todo esto hará que los favoritos se muevan, y como dicen algunos: capaz que no es un día para ganar el Tour, pero puede ser una etapa para perder todas las chances de ganarlo.