
No tuvo infancia
El nuevo campeón de Asia es un equipo con dos años de vida y fuerte arraigo en la comunidad balcánica de Sydney.

Un día, alguien tendrá que hacer un estudio serio sobre la inmigración balcánica y su aporte al fútbol mundial. El desmembramiento de Yugoslavia, y los conflictos independentistas posteriores, han generado innumerables consecuencias. Una de ellas es que un equipo del oeste de Sydney saliera campeón asiático con tan solo dos años de vida.
Western Sydney Wanderers es el reciente campeón de la Champions League Asiática. Es la primera vez que se consagra un equipo australiano, considerando que hace ocho años que Australia “abandonó” Oceanía para unirse a la Confederación Asiática. Pero ese no es el hecho más llamativo. El Wanderers de Sydney se fundó en 2012 y de manera muy peculiar.
Cuando en 2005 se reorganiza el fútbol doméstico australiano y pasa a tener un modelo similar al de Estados Unidos (con franquicias, temporada regular y play off), el otro cuadro de la ciudad, el Sydney FC, disputaba sus partidos en el Parramatta Stadium, al oeste de Sydney. Pero decisiones de la Asociación Australiana de fútbol hicieron que el Sydney FC se mudara al Sydney Football Stadium, en la otra punta de la ciudad. Los habitantes del oeste lo tomaron como una traición, y desde ese año comenzaron a soñar con tener un equipo que representara a esa parte de la ciudad.
En Western Sydney viven un poco más de 1.5 millones de personas, entre ellas, una importante colonia de ex yugoslavos. Históricamente Australia ha tratado de compensar su falta de población nativa con estímulos a los inmigrantes, por eso no extraña que ya en 1991 con el conflicto en los Balcanes en sus primeros albores, la población proveniente de Croacia, Serbia, Bosnia y Montenegro fuera de unas 150 mil personas.
Con el tiempo esa cifra fue aumentando, y si hay algo que se le da bien a los balcánicos es jugar al fútbol. De esas familias provienen varios apellidos que se encuentran el plantel australiano que disputó el último mundial: Galekovic, Franjic, Brozanic, Vidosic y el único jugador del Wanderers, Spiranovic.
De ese rincón balcánico en Sydney nació el Western Sydney Wanderers. Y desde el comienzo fue un equipo popular, tanto que el nombre Wanderers y los colores a utilizar fueron elegidos por los propios simpatizantes en una encuesta por internet. El técnico elegido para el comienzo del equipo fue el ex internacional australiano Tony Popovic. El australiano de padres croatas jugó en el principio y final de su carrera en el Sydney FC y cuentan los que siguen al Wanderers que es el gran responsable de sus éxitos.
En el primer año de vida, en su liga debut terminaron segundos, fueron primeros en la fase regular y luego perdieron la gran final contra Central Coast. En la liga 2013/2014 la historia fue similar, volvieron a quedar segundos esta vez perdiendo contra Brisbane Roar. Pero esta temporada fue la que los catapultó a la fama continental.
El equipo llegó a la final de la Champions asiática dejando por el camino a los campeones de Japón y Corea, y por si fuera poco venciendo al Guangzhou de Lippi. En el partido final enfrentó al Al Hilal árabe, que tiene en su palmarés dos títulos continentales. El solitario gol de Juric a los 64 minutos del partido de ida le alcanzó para imponerse a los árabes. Ese gol y la brillante actuación de Covic, veterano portero que, junto a la defensa, fue la clave de los resultados obtenidos.
En el próximo mundial de clubes tendremos un equipo en su tercera temporada de vida. Todo a base de trabajo y compromiso, sin billeteras abultadas ni estrellas importadas.
Mirá el resumen de la segunda final. Contra todos los mitos, al salir a la cancha, un par de jugadores de Wanderers besan, miran o tocan el trofeo.