"A pelear por una medalla"

Luego de hacer historia y clasificar a sus cuartos Juegos Olímpicos, Alejandro Foglia habló con PDA y contó sus sensaciones.

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Allá por el año 2004 surgía por primera vez a nivel olímpico la figura de un deportista que doce años después pasaría a ser histórico: Alejandro Foglia.

Dueño de un perfil bajo sorprendente, trabajando siempre en silencio, pero nunca rehuyendo a la responsabilidad de cumplir los objetivos, consiguió su clasificación a Río 2016, sus cuartos Juegos Olímpicos (antes Atenas 2004, Beijing 2008 y Londres 2012), pasando a ser junto a Milton Wynants el uruguayo que más veces participó en la historia de nuestro país.

Luego de tres participaciones en la clase Láser de la vela, en la última siendo diploma olímpico (fue 8°), Foglia decidió cambiarse a la clase Finn para Río y el resultado fue el mismo: clasificó. Ahora se pone objetivos mayores y tiene la mente puesta en prepararse para ir a pelear por las medallas. "Es mi gran sueño", afirmó.

¿Cómo viviste la clasificación a Río 2016?
Fue increíble y la verdad que estoy súper feliz. Fue una semana muy dura, intensa, con altibajos, presión, nivel alto de competencias y muchos países buscando lo mismo que yo. El viento fue impredecible, pero más allá de eso, gracias a la fuerza interna y ganas que tenía, se consiguió el objetivo para demostrar que a pesar de ser un país chico, con pocos recursos y desarrollo en el deporte, las cosas se pueden lograr.

¿En algún momento pensaste que se te podía escapar?
El tercer día fue muy complejo, no me salió nada. Hubo poco viento, tuve buenas largadas en las dos regatas, pero no pude conseguir los resultados y eso me puso la cosa cuesta arriba. El día siguiente fue clave porque se realizaron tres regatas, con buenos vientos y estaba todo dado para descontar lo perdido el día anterior. Allí me pude posicionar en el cuarto cupo disponible de clasificación para no dejarlo más. Hice buenas carreras y con el apoyo de Óscar Gadea, mi preparador físico, todo salió bien. Él me dijo antes de salir el último día: "Dale sin límites", y cuando estaba en el agua me lo repetía mentalmente una y otra vez. Eso fue clave.

¿Sentiste la presión en esas regatas finales?
El quinto día tuve otra vez buena velocidad y saqué diferencia a los que me seguían (Italia y Rusia). Eso me tranquilizó, me ayudó a cerrar en buena forma y conseguir la clasificación que era la gran meta que me había puesto. Fue una semana estresante, dura y aún me cuesta asimilar que ya estoy en Río. Hay un buen trabajo de base y estoy convencido que puedo ir a competir en condiciones a Brasil y pelear por una medalla, que es mi gran sueño.

¿Qué te genera ser el uruguayo con más participaciones en Juegos Olímpicos, junto a Wynants?
Es brutal, más con el hecho de haber cambiado de clase, con la adaptación que conlleva. Este año fue difícil porque tuve una lesión de rodilla, pero lo pude sacar adelante con la confianza en el trabajo realizado que tuvo su fruto en Nueva Zelanda. Es difícil llegar a cuatro Juegos, más porque las carreras de los deportistas tampoco son tan largas. Son dieciséis años o más de estar metido en el deporte de alto nivel, sobreponiéndome a lesiones de espalda y rodilla. No fue fácil. Pero conseguir el cupo habla bien del trabajo y del grupo que me acompaña con el "Oso" Gadea a la cabeza. Él me conoce, sabe cómo llegarme y me dice las cosas cuando se deben decir y eso es muy importante. Estuvo siempre, es mi maestro y el destino nos llevó a trabajar juntos porque sabíamos que podíamos llegar lejos y aún queda mucho por hacer.

¿En algún momento pensaste que el camino se hacía cuesta arriba?
El deporte de alto rendimiento es así, el límite es uno mismo y hay que buscarlo y encontrarlo. Esa búsqueda hace que a veces te pases y sufras lesiones, pero es parte de conocerse, para después saber cómo actuar en cada situación para rendir al máximo. Sabía que era un riesgo cambiar de clase, porque es variar la técnica y conocer el barco. Estaba un poco jugado y eso capaz me podía dejar afuera de los Juegos. Eso se me pasaba por la cabeza, pero tenía confianza en seguir adelante con el proyecto y apoyado en el grupo que me acompaña.

¿Lo económico pesó en el camino?
Este ciclo olímpico fue bastante tranquilo. El año post ciclo olímpico (2013) estudié para terminar la carrera de educación física y me focalicé en eso, para luego trabajar a full en el Finn. El diploma en Londres 2012 me dio un aire para conseguir mayores apoyos: Comité Olímpico Uruguayo, Ministerio de Turismo y Deporte, DirecTV, etc. Si bien no tenía el cien por ciento del presupuesto cubierto, fue bastante más calmo que el anterior.

¿Ves que de a poco los medios de comunicación comienzan a mirar tu carrera otra vez?
En el último año antes de los Juegos siempre explota el interés de los medios de una forma que quizás no se da antes. También es parte de mi manera de trabajar, no me gusta estar pendiente de aparecer en todos lados, no va con mi forma de ser. Me encanta entrenar muy fuerte, calmo, en silencio y hacer lo mío, ya que sé que no tengo que demostrarle nada a nadie. Sé el camino que tengo que hacer y nada de eso me desenfoca.