Amarás el krepšinis sobre todas las cosas

En Lituania, el básquetbol es un mandamiento. Informe especial.

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Un deporte que es religión. Una pasión que fue símbolo de resistencia durante la ocupación soviética.
Este es un fragmento de un informe publicado en la edición de noviembre de La Fatídica, revista digital exclusiva para suscriptores de PDA, a la que podés acceder mes a mes haciéndote socio acá.
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Lituania es un país europeo con costa en el Mar Báltico y un pasado agitado por las invasiones extranjeras. Con una población actual apenas mayor a los tres millones de habitantes, son los vicecampeones europeos de básquetbol. Sus jugadores juegan en la NBA y en España, y tienen una historia nutrida de triunfos en este deporte, que a menudo fue factor clave de la resistencia política pacífica. Hoy entramos en el génesis del cuento, para conocer las razones del éxito lituano y sobre todo, entender por qué el krepšinis (baloncesto) es conocido allá como “La segunda religión”

"Yo había sido advertido que sería despedido en caso de interferir en asuntos que no eran de mi competencia. El tiempo era valioso. Decidí ir. Augustauskas tomó el diario y empezó a leer. Cuando terminó, sin mirarme, golpeó la mesa con el puño, hasta el tintero se sacudió. Mirándome a los ojos entendió que tenía algo más para decirle. Preguntó: “¿Serán suficientes dos jugadores?”. 

Así relató Konstantinas Savickas su acto de coraje en 1937 frente al escritorio de Vytautas Augustauskas, director por entonces del Palacio de la Cultura Física en Kaunas, Lituania. Así nació la gloria lituana.

Aquel país preparaba una selección de básquetbol para el segundo Campeonato Europeo que se realizaría en Riga, Letonia. Los letones se habían consagrado campeones en la primera edición y la prensa publicó un artículo con las predicciones de los favoritos. Lituania aparecía como el peor equipo. Savickas, entrenador nacido en Lituania pero criado en Estados Unidos, defendía la inclusión de lituanos-estadounidenses en el equipo, pero el gobierno no quería saber de nada con ellos. Gracias a ese artículo que provocó la ira de Augustauskas, se incluyeron dos jugadores provenientes de Estados Unidos: Pranas Talzūnas y Feliksas Kriaučiūnas. 

Konstantinas Savickas es considerado por muchos el padre del básquetbol lituano, y no es para menos. Hasta 1937, este deporte no tenía en Lituania la trascendencia que tuvo años después, y que tiene hasta hoy, como elemento distintivo de la cultura de este país báltico. Su trabajo para mejorar a la selección como entrenador y también a nivel político fue clave. Su lugar al frente del equipo se lo cedió a Feliksas Kriaučiūnas, quien como jugador-entrenador potenció aún más a Lituania para la competencia continental del 37.

Con Talzūnas y Kriaučiūnas, que llegaron desde EEUU, sumados a una intensa preparación a puertas cerradas para mantener el secreto, Lituania conquistó su primer título de Europa, venciendo a la Italia de Mussolini en la final por 24 - 23. Vale aclarar que en la década del 30 todavía no se había instaurado el reloj de 24 y las posesiones no tenían límite. Eso repercutía en el bajo score de los juegos.

Ese título fue el boom del básquet. Desde entonces florecieron canchas en todo el país y, lo más importante, aparecieron los gimnasios techados para poder entrenar también durante los fríos inviernos. Lituania recibió el Campeonato Europeo de 1939 y para entonces los niños ya jugaban este deporte en cualquier patio, usando barriles y pelotas de trapo. 

El Salón de los Deportes de Kaunas fue el primer estadio de básquetbol de toda Europa y fue construido para la ocasión. Lituania confeccionó una selección con cinco jugadores provenientes de Estados Unidos y ganó su segundo título. Pranas Lubinas (Frank Lubin) fue la máxima figura de aquel equipo, y también fue jugador - entrenador. Lubinas había conseguido el oro olímpico con Estados Unidos en 1936, y fue invitado a jugar por el país de sus padres. En el partido contra Letonia, acertó el tiro ganador sobre la chicharra. Mykolas Ruzgys, otro de los repatriados en aquel torneo dijo lo siguiente: “Ellos (los lituanos) tienen solo una cosa que valoro más que en Estados Unidos: aman el juego”. Aquella selección pudo haber conquistado muchos más títulos, pero el estallido de la Segunda Guerra Mundial impidió que se disputaran los JJOO de 1940 y le quitó a este país, nuevamente, su independencia al ser anexado a la URSS. 

Los años de ocupación soviética no estuvieron exentos de glorias en este deporte. De hecho, durante esas cuatro décadas en las que hubo jugadores lituanos defendiendo a la URSS en la rama masculina y femenina, se consiguieron ocho oros olímpicos, ocho títulos mundiales, 36 títulos europeos y un total de 85 medallas competencias de selecciones. 

Sin embargo, la resistencia a los soviéticos existía y sus principales manifestaciones pacíficas se daban a través del básquetbol de clubes. Allí, Zalgiris Kaunas, equipo que representaba el sentimiento lituano, alcanzó cinco títulos, siendo el principal retador del CSKA Moscú, club del ejército rojo que se consagró 24 veces campeón de la URSS. El básquetbol, la segunda religión de un pueblo mayormente católico, se convirtió en el elemento distintivo de la nación. Los lituanos ya no solo tenían su lengua y cultura propia para reclamar su soberanía, contaban con su propio deporte. A tal punto el básquetbol está metido en el ADN de un lituano.

Desde que recuperó su independencia en 1990, Lituania ha clasificado a todos los JJOO en básquetbol masculino, inclusive a los de Río 2016. En Barcelona 92, la selección lituana causó furor, y su columna vertebral era la del equipo campeón de la URSS en Seúl 88. En aquella edición del 92 se quedaron con el bronce, tras perder con el Dream Team y vencer en la final por el bronce a la Comunidad de Estados Independientes (Ex URSS). Aquella gesta liderada por Arvydas Sabonis y Šarūnas Marčiulionis está notablemente documentada en la película El otro Dream Team (2012) disponible en YouTube. Además, este país repitió el bronce en Atlanta y Sydney y fue cuarto en Atenas y Beijing. En los últimos dos mundiales obtuvo un bronce y un cuarto puesto y es la selección vicecampeona de los últimos dos torneos europeos, competición que volvió a ganar en la edición 2003, tras la larga espera de 64 años. Entre los países “vivos” nadie tiene más títulos de Europa que Lituania. Solamente España, con el gran Pau Gasol, consiguió igualarla en tres conquistas este año.

Lituania es al básquetbol, lo que Uruguay es al fútbol. Muchas similitudes entre dos países pequeños, que dan su pelea a la sombra de gigantes. Allá se respira básquetbol y acá fútbol. Pero sobre todo, su principal deporte se vive y se sufre. "En Lituania mucha gente nos estará viendo por la tele. Probablemente todo el país. Si ganáramos fácil, si nuestros partidos no fueran interesantes, la gente allí a lo mejor preferiría irse a dormir. Nosotros damos emoción”, Jonas Kazlauskas, el DT lituano, le puso un poco de humor al sufrimiento de su equipo durante varios partidos del Eurobasket 2015.

Hubo oro en Uruguay
En noviembre de 2010, invitado por el consulado de Lituania en nuestro país, Šarūnas Marčiulionis (medalla de oro en Seúl 88 con la URSS y bronce en Barcelona 92 y Atlanta 96 con Lituania), estuvo en Uruguay visitando a la comunidad lituana del Cerro. En aquella oportunidad dio una charla para los jugadores de formativas en Verdirrojo, pero lamentablemente su presencia pasó bastante desapercibida para los medios y la FUBB.
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Este es un fragmento de un informe publicado en la edición de noviembre de La Fatídica, revista digital exclusiva para suscriptores de PDA, a la que podés acceder mes a mes haciéndote socio acá.