"Fénix hace trascender al barrio"

En el centésimo aniversario de Fénix, uno de sus hinchas conocidos, Gustaf, recuerda los momentos que vivió en blanco y violeta.

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Gustaf cuando jugaba en la Quinta de Fénix.

Gustavo Perini, hoy conocido como El Gran Gustaf, es un hincha fanático de Fénix. Se crió en el barrio Capurro, jugó en las formativas del club y es un fiel seguidor del cuadro, en las buenas y en las malas.

Con motivo del centésimo aniversario del club, PDA contactó a Gustaf como parte de un informe especial sobre Fénix que salió en la revista La Fatídica.

A continuación compartimos la charla con Gustaf, no sin antes avisar que podés cliquear acá para suscribirte a la revista y mensualmente leer más informes como este. 

En una nota en El País TV decís que Fénix tiene las mismas aspiraciones que el barrio Capurro, gente de clase media que laburando busca subsistir. ¿Fénix juega como el barrio Capurro?

La mejor definición es que Fénix hace trascender al barrio. Nunca un colectivo de gente se vio tan representada por una camiseta. Hay una unión muy particular entre el club y sus seguidores.

Capurro es un barrio trabajador que lucha por llegar a fin de mes honradamente, Fénix lucha por mantenerse en Primera. De tanto trabajar lentamente los hechos han mejorado por suerte y hoy es un humilde club digno y prolijo que conserva innato el amor de sus hinchas, eso es lo que lo hace tan especial.
 
Hiciste formativas en Fénix, ¿cómo era hacer formativas por aquel entonces?

Hice dos años de Quinta y uno de Cuarta. Fui dirigido por Leonel Davesak, Carlos Luthar y Julio Penino respectivamente. El primer año de Quinta era el retorno de Fénix a la B. También en aquel momento la Cuarta era la reserva del primero. Obviamente la evolución que tuvo el club dista mucho de ser lo que era antes, pero admito que era muy digna.

De mañana teníamos nuestro transporte y siempre un té caliente que nos esperaba en la sede. Nunca nos faltó nada. Lo que sí ha evolucionado es el Parque Capurro. Cuando jugaba solo tenía una tribuna, el césped no era el billar que es ahora y los vestuarios tampoco.
 
Recuerdo que uno de los utileros que teníamos en aquellas frías mañanas era el Memo Cortez, gran murguista y cupletero de Araca La Cana. Me trataban con mucho cariño. Hasta el día de hoy sigo tratando con aquellos colaboradores de inferiores. La mejor paga era que te dieran la camiseta de Fénix para jugar.

¿Recordás algún compañero de esos años?

¡Los recuerdo a todos! Casi ninguno llegó a Primera. En Cuarta fui compañero de Luis Bondela, una excelente persona y actual preparador físico que trabajó mucho con Repetto. Tuve grandes compañeros y conservo todas las fotos de cuando jugábamos.

¿Cómo se vivió el descenso a Tercera en 1990?

Descender a la C fue una sensación mezcla de tragedia y vacío. Hubo un partido -que no fue el del final- que sentí que ahí bajábamos. Fue contra Villa Española en el Capurro. Fue un empate 0 a 0. Necesitábamos una victoria. A partir de ese momento todo fue barranca abajo.

No teníamos un mal equipo, recuerdo que arriba jugaban Fabiano Pereyra y la Pocha Fernández. Ese campeonato comenzamos perdiendo con El Tanque 4 a 0, que a la postre subiría a Primera. La gente que llevó Fénix a los partidos de la C fue histórica. Llevó multitudes. No sé si un equipo estando tan abajo lleva tanta gente. Cada partido era conmovedor.

Y la otra cara de la moneda: ¿jugar la Libertadores en el 2002?
 
Lo de la Libertadores fue sublime. Curiosamente una década después de volver de la C. Creo que el aditamento perfecto fue tener a JR que hacía sus primeras armas. Era un Carrasco en estado puro. Era ver un equipo lírico de otro planeta. Si el equipo se levantaba bien te ganaba 7 a 0. El partido del 6 a 1 contra Cruz Azul es el mejor partido que vi en mi vida.

¿Cuál fue el mejor jugador de Fénix que viste y por qué?

Sería injusto nombrar a uno. Mis preferidos, siendo injusto ya que por un tema generacional hay jugadores que no vi: el Brujo Vilar, el Polaco Rivero, el Negro Acosta, el Mago Ligüera y Germán Hornos. Quedan muchos jugadores y técnicos por los cuales tengo particular cariño. Hoy en día tenemos al mejor técnico del fútbol uruguayo: Rosario Martínez.