Vientos del sur

Un informe sobre los éxitos y desafíos del yachting a vela en nuestro país.

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Fragmento del informe Vientos del Sur, publicado en la revista digital La Fatídica del mes de marzo 2016. La Fatídica es una publicación mensual, exclusiva para Socios de PDA, que por $100 al mes, reciben estos contenidos exclusivos, además de beneficios en diversos productos y servicios. Hacete socio acá
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El deporte de la vela representa a Uruguay mejor que la mayoría de las disciplinas en los últimos años. En los Juegos Olímpicos de Río 2016 fueron tres los barcos celestes presentes. Esta fue una cifra récord para nuestro país, que jamás había tenido una representación tan amplia. En este informe repasaremos las claves del éxito celeste en esta disciplina.

La imagen recorre el Uruguay. Las tapas de los diarios, la sección deportiva de los informativos. La imagen no es solo visual, también se comunica en las radios, también la comentan durante un par de días los uruguayos. Llegó desde Londres, donde el fútbol había llamado la atención del hincha uruguayo en unos JJOO por primera vez desde 1928. Sin embargo, aquella actuación celeste no fue satisfactoria y con toda la maquinaria mediática trasladada al Reino Unido, los reflectores apuntaron hacia Alejandro Foglia. Hasta entonces no muy conocido por el uruguayo promedio, Foglia participaba en sus terceros Juegos Olímpicos cuando se convirtió en el compatriota mejor posicionado de aquella edición. 

Cuatro años después, la vela tiene en Uruguay un momento de esplendor. Tres barcos clasificaron a los Juegos Olímpicos y el emblema del deporte, Alejandro Foglia, alcanzó el récord de participaciones para un uruguayo en el olimpismo, cuatro. A él se sumó una nueva figura joven, Dolores Moreira, con éxitos muy recientes y un equipo mixto, conformado por Pablo Defazio y Mariana Foglia, dos experimentados navegantes con grandes resultados en sus respectivas carreras deportivas, desde medallas panamericanas hasta títulos mundiales.. 

En el afán de explicar las razones, las causas de este buen momento deportivo, La Fatídica se encontró frente a una tradición mucho más arraigada de la que conocíamos. El buen momento deportivo actual, es en parte la prolongación de buenos momentos anteriores. Los referentes de hoy, son sucesores de otros nombres famosos en el mundo del yachting, que para nosotros en nuestros jóvenes años, habían permanecido ajenos. 

El germinador

El velerista más reconocido de la actualidad en nuestro país, Alejandro Foglia, enumeró algunos factores claves para su desarrollo y el de sus colegas. “Uruguay tiene condiciones muy complicadas. El agua dulce del río hace que el barco no flote tanto como en el agua salada, entonces cuando competís afuera, en agua salada, te sentís mejor. En agua dulce tenés que estar más concentrado, tenés que tener más feeling con el barco, estar más atento al timón, cómo timonear para que pase el barco por la ola, todo para mantener una buena velocidad. En agua dulce es más difícil conseguirlo que en agua salada”. A su entender, eso puede jugar a favor a la hora de que los competidores uruguayos salgan afuera y les vaya bien.

Por si esto fuera poco, las opiniones coinciden en que tenemos uno de los mejores bancos de prueba y entrenamiento del mundo, que es el Río de la Plata. Podríamos catalogarlo como la mejor cancha del mundo, y la compartimos solamente con Argentina. “Es un lugar donde cambian constantemente la dirección del viento, la intensidad, el tipo de ola, las corrientes y entonces el deportista uruguayo tiene constantemente que estar atendiendo a todo”, explica Gustavo Coll, Comodoro del Yacht Club Uruguayo (YCU). Coll se aventura a dar una respuesta de por qué el Uruguay desarrolla talento en vela desde hace tantos años. Su línea de tiempo tiene varios nombres y dos momentos fundamentales. Ricardo Fabini, Horacio Carabelli, Cristopher Schewe, Luis Chiaparro, los hermanos Foglia, Pablo Defazio y Dolores Moreira, por mencionar solo algunos, son los deportistas que asegura han marcado y dejarán su huella como referentes de las distintas generaciones. “Vos tenés el talento y toda una trama de clubes náuticos donde eso se desarrolla”, explica. Su lista comprende al Yacht Club Uruguayo de Montevideo -de 110 años de historia-, el de Punta del Este, el de Paysandú, el Nautilus y recientemente el Náutico de Carrasco y Punta Gorda. Como antecedentes clave, aparecen la incorporación del Optimist a las escuelas de vela en la década del 70 y la incorporación de la preparación física sistemática a principios de este siglo. 

El Optimist es una clase diseñada especialmente para niños de hasta 15 años. “En esas escuelas nacen los fenómenos, los primeros que fueron campeones mundiales de Snipe en junior y mayores”, dice Coll. Según él lo explica, estos títulos y los referentes que los obtuvieron, “apalancaron” a los más jóvenes que se alimentaron de los veteranos buenos. 

Así, la nueva figura de la vela, “Lola” Moreira, tuvo en Alejandro Foglia a su referente. Ambos se formaron en las escuelas de Optimist. Pero antes, “Jano” Foglia tuvo a “Fito” Carrau, olímpico en Sydney 2000, que según él mismo asegura, lo apadrinó en sus inicios. Pablo Defazio se inició en este deporte un año después del primer título mundial de Fabini, quien luego fue su entrenador. Su esposa y compañera de equipo, Mariana Foglia, resume en pocas palabras el peso de la tradición y los referentes: “Siempre hay alguien que directa o indirectamente te muestra que se puede llegar. Porque lo ves o porque te lo dice”.  

Pero para llegar a la élite no solo hace falta talento y preparación técnica y táctica. El profesor Óscar Gadea fue el primero que introdujo la preparación física específica y sistemática a este deporte. Y desde entonces, los veleristas uruguayos consiguen mejores resultados en los torneos a los que concurren. “El velerista uruguayo iba a un campeonato, la primera mitad le iba bárbaro y la segunda mitad bajaban los resultados”, relata Coll. En eso, la preparación física marcó una bisagra en cuanto a rendimiento. “Él nos hizo mirar hacia un Panamericano. Nos abrió la cortina y nos dijo miren que allá hay algo más lejos, y allá hay algo todavía más lejos y allá están los JJOO”, asegura Defazio refiriéndose a Gadea. 

Hay un componente más, que aparece por encima de talento y preparación. La dedicación característica de muchos veleristas de nuestro país, es lo que Luis Chiaparro destaca. “Hay bastantes personas que tienen dedicación profesional. Son profesionales en el sentido en que se dedican a algo y lo hacen lo mejor que pueden”, afirma convencido. No lo dice, pero él es uno de esos profesionales que se dedica desde hace años a esto. Campeón del mundo juvenil en Snipe, en 1984, Chiaparro es ahora el entrenador de Dolores Moreira. En el último año, “Lola” ya consiguió en la categoría Laser Radial la clasificación a sus primeros JJOO que disputó con 17 años, además de una medalla de plata panamericana, un título mundial sub 17 y el vicecampeonato mundial sub 19. Todo esto en un deporte donde, según todos los consultados coinciden, lo que prima es la experiencia para tomar las mejores decisiones en pocas décimas de segundo. Una vez más, los jóvenes se desarrollan estando cerca de los veteranos más exitosos.



Dicen los que saben

Tal vez por la escasa difusión del deporte en los medios y la ausencia de transmisiones televisivas que nos permitan comprenderlo mejor, para la mayoría de los mortales, entender qué factores son los que componen una regata está fuera de alcance. “Vos dependés de muchos factores externos a tu propia voluntad o a lo que vos puedas llegar a hacer”, explica Chiaparro. En primera instancia esta explicación parece un campo fértil para las frustraciones. Uno se prepara, entrena y, en el momento de salir a competir, los factores que juegan están fuera del control. Sin embargo, los elementos impredecibles son, al decir de nuestros deportistas, lo que hacen al uruguayo tan bueno. “Uruguay tiene condiciones muy complicadas”, remarca Alejandro Foglia, “tenés el viento que te varía mucho, no es solo llevar bien el barco, sino también saber regatear, saber tener un plan de regata, una estrategia, cómo posicionarte en relación a los demás barcos”. Parte de esa estrategia, consiste en tomar posiciones en la largada. Las mismas no están predefinidas, cada barco se ubica donde prefiera, o donde los demás se lo permitan. Y entonces empieza el juego. Si la pelea es mano a mano con otro barco, se busca “ensuciarle” el viento, interponerse en la trayectoria del viento y la vela del rival. De esa forma, la estrategia de un rival puede incidir directamente en mi resultado. En ese sentido, es que se desarrolla la confrontación. 

Las condiciones meteorológicas y de mareas tan inestables en Uruguay, preparan técnica y psicológicamente al velerista para la adversidad. “Podemos ir a un lago, a un lugar con corriente, de viento, de calma, de viento inestable”, afirma Pablo Defazio. Mariana Foglia asiente y agrega que todos los días se enfrentan a realidades distintas sobre el barco, ya es costumbre. “Hay un paralelismo entre lo que te ofrece la cancha de regatas con lo que te pasa en la vida real”, analiza Mariana. Asegura que poco tiempo atrás en su cabeza hubo un click, “noté que sin darte cuenta, el mar te prepara para afrontar dificultades, resolver y tomar decisiones permanentemente”

No es extraño entonces que el desarrollo sea lento e implique algunos tropezones antes de alcanzar los éxitos. “Alejandro Foglia, un referente en este deporte que quedó octavo en los JJOO de 2012, en los anteriores no le fue tan bien. A él le llevó tres Juegos Olímpicos llegar a estar entre los diez primeros”, dice Chiaparro. La vela es un deporte en el que la experiencia adquiere un valor agregado, y propone como mínimo la igualdad de condiciones entre las facultades mentales y las físicas para desarrollarse como deportista. 

Nadie es profeta en sus aguas

Nadie puede dar el salto al primer nivel mundial entrenando en Uruguay. La contradicción está planteada. Cualquiera pensaría que si tenemos las mejores canchas de regatas del mundo -y en eso hay coincidencia unánime-, deberíamos poder tener también a los mejores veleristas entrenando aquí. Por el contrario, los mejores de nuestro país reclaman salir. Alejandro Foglia vive en Valencia, “Lola” Moreira viaja todo lo posible para hacer campaña afuera y así mantenerse a tope. La dupla Defazio - Foglia tiene un catamarán en Uruguay, pero tuvo otro barco igual en Europa durante su campaña olímpica, donde también compitieron. “Muchos de los otros países tienen un programa de desarrollo para los jóvenes, tienen un entrenador específico para los jóvenes, se arman grupos para competir en el circuito europeo o mundial”, explica Alejandro Foglia. Acá estamos lejos de eso y así lo vivió él: “Sabía que en Uruguay lamentablemente no hay nivel internacional, incluso no lo hay en Sudamérica. Cuando entrenaba en Uruguay hacía equipo con el argentino Julio Alsogaray y el brasilero Bruno Fontes porque sabíamos que ningún europeo iba a venir a competir acá. La forma de trabajar en equipo nos permitía pelear algo en los campeonatos importantes. En el 2009 tomé la decisión de venirme para Europa, no me arrepiento y todavía sigo acá entrenando. Estoy contento con eso y son esas cosas que te vienen y te la tenés que jugar”. “Jano” tiene las cosas muy claras. Sabe que haber vivido acá, retrasó sus tiempos de formación. “El proceso que a mi me costó varios años, los deportistas de estos países lo hacen en un año, y ya compiten a muy buen nivel”.

La explicación más concreta la da Pablo Defazio, utilizando como ejemplo el caso de Moreira. “En el caso de Lola, viaja dos veces afuera y ya viajó más que cualquiera de los de acá. Su nivel despega y necesita un “partner” (compañero). Alguien que esté a su nivel para intentar superarse mutuamente todos los días”. En ese momento surge la disyuntiva. Traer gente a entrenar acá, que es la opción que hasta ahora toma Lola, o irse a vivir afuera. Sin embargo el caso de Moreira no se puede trasladar a todos. “Ella está en una buena posición. Pegó un salto muy grande. Es una fenómena a la que todavía le falta crecer, pero como está al nivel, es más fácil traer gente. Se le unen. Entonces ella lo pudo hacer. Igual hay que seguir yendo afuera porque la única forma de elevar el nivel es así”, dice “el Oveja”. Mientras los países europeos que lideran la competencia tienen dos o tres barcos compitiendo de forma permanente, un uruguayo apenas viaja algunas veces por año a medirse a ese nivel. “Cada vez que vos vas y volvés a ir, ellos te sacan mucha ventaja”, concluye. 

Otro aspecto importante es el de la información disponible. Como si fuera una carrera armamentista, o una carrera espacial, el poseedor de la mejor información puede tener ventajas claves sobre sus rivales. Y la información no se comparte gratuitamente. “Difícilmente tu entrenador pueda mandar un mail y recibir de un entrenador europeo una puesta a punto de cómo se está entrenando allá”, revela Mariana Foglia. La única forma de hacerlo, según cuenta, es ir a competir con su entrenador personal. Este hará el trabajo de observar a los otros, cómo navegan, cómo llevan el barco y entonces podrá contar qué es lo que están haciendo los mejores. “Ahí vas sacando información. Y cuando vos tenés, como Lola, información y una buena navegante, tenés material como para intercambiar a la par con los mejores. Ellos nunca van a venir a darte una mano. Eso no pasa”, asegura. El del olimpismo en definitiva, es un mundo competitivo. El precio del oro se mide también en información disponible. 



Romper la chanchita

Por sus características el yachting es un deporte de alto costo. A eso se le agrega que además de costar mucho dinero, el retorno económico no existe, como en otras disciplinas. Pero sin la inversión, no hay resultados, y para Uruguay es este uno de los pocos deportes con posibilidades ciertas de éxito en las competencias polideportivas internacionales.

Veterano de muchas campañas, Luis Chiaparro está obviamente implicado en las resoluciones como parte del equipo de Lola Moreira. Entiende que desde sus épocas de navegante -en los años 80- hasta ahora, poco ha cambiado. “Acá siempre sigue siendo un esfuerzo enorme de los individuos que decidieron un día ponerse a navegar y llegar a conseguir algún objetivo. Te digo que es un esfuerzo enorme comparado con otros países. Porque en otros lugares ponen una infraestructura para apoyar que es enorme. Acá, si bien a Lola tanto el COU como el gobierno y los patrocinadores la apoyan y tiene un respaldo que pocas veces vi antes, tiene que estar luchándola para ver si viene o no viene la plata. Entonces nos estamos preocupando de eso en vez de dedicarnos el 100% al deporte. Siempre tenés muchas cosas en la cabeza”.

Pese a la buena voluntad y al apoyo creciente, hay ciertos problemas de orden institucional. La Federación Uruguaya de Yachting a Vela (FUYV) está conectada con la Secretaría Nacional del Deporte mientras que el YCU, que es la máxima autoridad náutica frente a la Federación Internacional de Vela (ISAF), se conecta con el COU. Pero entre FUYV e YCU no hay lazo institucional fuerte. A veces los apoyos llegan por una vía y a veces por otra. Eso depende de si los aportes son por becas olímpicas o del gobierno. No existe una unión, al menos burocrática o administrativa, que reúna FUYV con autoridad nacional. Todos quieren lo mejor para los veleristas, pero no se trabaja en unidad. El equipo Defazio - Foglia sin embargo, asegura que durante esta campaña olímpica, la FUYV trabajó de muy buena forma como articulador entre ellos y las organizaciones gubernamentales, para hacer llegar los aportes económicos obtenidos. No se trata solo de dinero, aseguran, sino también de contar con estas instituciones como facilitadores que permitan hacer todo menos engorroso en las instancias administrativas que tienen que pasar.

“Nosotros somos conscientes de que no hay una fuente de dinero enorme para que todos los deportes reciban y vos te quedes conforme con todo tu presupuesto cubierto. Pero si ves como deportista que hay una voluntad de apoyo, te da otra motivación. Significa mucho”, explica Mariana sobre lo sucedido en este tiempo. Por el contrario, si cada vez que necesitan algo, reciben respuestas disparatadas para rechazarlos, es desmoralizante. “Algunos vienen después a hacerse una foto y todos se sienten parte de ese sentimiento de vamo arriba Uruguay. Está buenísimo, todos lo sentimos. Pero vos te enfrentás a este tipo de cosas y decís -¿vos me apoyaste cuando yo te pedí?-”, ironiza la mayor de los Foglia. Y concluye: “Si yo armo un presupuesto y llego a un cuarto de eso, ¿tengo que esperar que mi resultado sea de un cuarto de lo planificado?”

Defazio reafirma su posición en este tema y asegura: “Uruguay no tiene una política de conseguir fondos para el deporte”. Si bien, resalta, se está trabajando mucho en el área de formación deportiva, no hay recursos para profundizar eso. “Se saca del presupuesto del gobierno, pero no hay una forma de conseguir fondos para eso”, afirma. Son recurrentes las ideas de conseguir dinero a través de un impuesto a llamadas de telefonía móvil como en Argentina, o a la lotería, como en el Reino Unido."Siempre arrancás con fondos prestados, siempre abajo”, cuenta Pablo. 

“Jano” Foglia reconoce no haber pensado mucho en su futuro durante sus inicios. “Nunca pensé en qué situación me podría encontrar a la hora de terminar mi carrera deportiva, porque me gusta más vivir el presente. Arranqué con poco apoyo, algo normal en el deporte. Fui poco a poco subiendo al nivel internacional, sin saltearme etapas, terminando en Londres que fue el mejor resultado de mi carrera”, afirma Foglia. 

Para Pablo Defazio no todo el dinero tiene que venir del gobierno, pero se hace necesario que alguien ayude a los deportistas a conseguir los recursos: “Una de las cosas que yo digo a los que están hoy dirigiendo nuestro deporte es que es un deporte de gente que tiene plata, empresas. Por qué no se juntan y salen a buscar patrocinios. Los deportistas no podemos salir a buscar los patrocinadores y entrenar y armar la campaña. Si quieren armar un proyecto a largo plazo como se está hablando, hay que sacar fondos. Si el gobierno no puede dar suficientes, tenés que salir a buscar y no hay una política interna por ese lado tampoco”

Pese al creciente apoyo, queda demostrado que económicamente esto no es suficiente para los veleristas. Además, la FUYV carece de un programa de participación internacional. Es decir, nadie representa a Uruguay como seleccionado nacional, sino que cada barco, cada deportista, decide hacerlo si quiere y puede, yendo a competir. Esto obviamente impide a nuestro país tener representación en todas las clases del yachting, o al menos en las olímpicas. Así y todo, varios uruguayos salen a flote en este deporte y son varios que, a falta de cuatro años, ya fijan sus metas en los próximos Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
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Fragmento del informe Vientos del Sur, publicado en la revista digital La Fatídica del mes de marzo 2016. La Fatídica es una publicación mensual, exclusiva para Socios de PDA, que por $100 al mes, reciben estos contenidos exclusivos, además de beneficios en diversos productos y servicios. Hacete socio acá