Ciudad de dos
Gonzalo Loffler y Nicolás Barna, dos peleadores de MMA que viven en Río.
Gonzalo Loffler y Nicolás Barna en el gimnasio Escorpión de Montevideo.
Gonzalo tenía 15 años, y como tantos otros jóvenes de esa edad, se maravilló con un deporte que comenzó a ver cada vez más en la televisión. “Recién se iniciaban las primeras transmisiones por el canal Space”, cuenta. Caminando por la calle Rivera, le llamó la atención un anuncio: “Comenzaron las clases de MMA”. Sin dudarlo entró al gimnasio Escorpión, y cambió el rumbo de su vida.
Nicolás jugaba al básquetbol en el Club Atenas, pero poco tiempo antes lo había dejado. Con el impulso de Gonzalo, se sumó a probar esta disciplina. Recuerda su primera pelea: “No te voy a mentir, son muchos nervios cuando peleás por primera vez. Pero cuando estás ahí adentro sabés que tenés que pelear porque si no, te van a lastimar”.
Ahora tienen 20 años y viven en la favela Ladeira dos Tabajaras, en Río de Janeiro. Ambos persiguen el sueño de hacer una carrera profesional en las artes marciales mixtas (MMA) y, hasta el momento, han dado los pasos necesarios para conseguirlo.
¿Por qué decidieron viajar?
GL - Comenzó cuando nuestro entrenador Pablo Zanetta viajó con Agustín Zas a Brasil. Querían dejar a Agustín comenzando su carrera profesional. Él fue el primero en hacerlo. Quedó el contacto con Alexandre Barros, “Baixinho”, que es el equipo y la persona con la que entrenamos allá en Brasil. Agustín se quedó y dejó a los gimnasios relacionados. Baixinho después vino a un seminario, nos conoció y nosotros ya íbamos haciendo pelea tras pelea y sentimos que las cosas se iban dando. Me gusta mucho competir y era natural que me quisiera medir con gente mucho mejor y seguir mejorando. Seguir soñando a más.
NB - Mi caso fue más o menos lo mismo porque nuestra carrera siempre fue a la par. Peleamos casi siempre en los mismos eventos y fuimos mejorando juntos. Entonces, cuando vimos que Agustín estaba allá y se podía llegar a ser profesional, me dije por qué no. Si es lo que me gusta, es lo que quiero para mi vida, no quedaba otra que ir para allá y entrenar y meterle. El nivel tiene mucho mayor exigencia. Es un nivel profesional. Se entrena todos los días, los entrenamientos son más pesados, intensos. Tenés una dieta para pelear, cuando vos vas a pelear todo el mundo te ayuda a vos. Es otra historia.
GL - Es un entrenamiento más específico. Al peleador de MMA o de boxeo se le tiene mucho más respeto, como a un jugador de fútbol. Y hay un circuito mucho más grande que el de acá que es amateur. Es un gran comienzo para ganar experiencia e irte llevando a grandes eventos como UFC, Bellator o muchos otros que hay en el mundo.
La dedicación es profesional ¿la remuneración también?
NB - Se cobra. Al principio es como todo. No se cobra mucho pero hay un circuito de gente que te auspicia y te ayuda. Un lugar de comida te auspicia entonces podés comer todos los días ahí. Gente que te ayuda en el entrenamiento. Preparadores físicos que te patrocinan. Hay patrocinadores que si ven que vos andás bien, te van a dar suplementos por ejemplo. No solo es dinero. Te apoyan con otras cosas que vos en el día a día sentís también.
GL - Depende de los contactos. Baixinho nos ha contactado con patrocinadores, es gente que apuesta a nosotros luego de que te conoce y después se ve y se va formalizando cada vez más.
¿En qué etapa están ustedes de su carrera?
GL - Recién al comienzo, consiguiendo nuestros primeros patrocinios. Intentando que nos conozcan más en Uruguay, que mucha gente no nos conoce. Que se empiece a mover nuestro nombre para poder ayudarnos más y hacer nuestra carrera. Todavía no tenemos un patrocinio de suplementos que es esencial. Seguimos gastando en eso y trabajamos allá para comprar los suplementos. Es parte del día a día.
NB - Es parte de crecer porque así empezaron todos. De a poco. Si vos vas ganando y mejorando, las cosas llegan. Aspiramos a eso para poder realmente vivir de esto.
Mientras tanto, los dos se sustentan consiguiendo trabajos ocasionales en hostels, como vendedores en la playa o en barras. “Si hay una changa para hacer, la hacemos”, dice Nicolás. Cada día se levantan, entrenan, trabajan y vuelven a entrenar. Cuando tienen algún dinero extra y no precisan trabajar, pueden descansar y disfrutar de alguna tarde de playa.
Al participar de alguna pelea también cobran los premios correspondientes. “Al principio eso te permite vivir un mes. No te da para mucho más”, cuenta Gonzalo. También hay gastos previos, durante la preparación, para los que es necesario pedir dinero prestado. Nicolás acota: “La primera pelea (el premio) siempre se te va en el alquiler y en devolver todo lo que pediste”.
En MMA se combinan muchas disciplinas. Principalmente Jiu-jitsu, boxeo, kickboxing, muai-tai y lucha greco-romana o wrestling. En los estilos de combate, predominan siempre algunas artes marciales sobre otras. En sus casos, ambos tienen predominancia del kickboxing, porque así entrenaron en Escorpión. Mientras que Nicolás también utiliza técnicas de wrestilng al tirar a sus rivales al piso, Gonzalo asegura que prefiere el boxeo. "Me gustan las piñas, es mi corazón", agrega. En el piso, usa el jiu-jitsu.
¿Cuántos combates tuvieron?
GL - Yo competí en una pelea de boxeo de playa que es un evento y un deporte que están iniciando allá. Competí en un evento Uruguay vs. Brasil en la playa de Copacabana y por suerte pude obtener la victoria. Y después competí en el MMA profesional que debuté el 11 de junio en Fatality arena y también gané por KO. Ese fue mi debut profesional.
NB - Yo tuve una pelea profesional que también gané y salió por TV para todo Brasil. Pudimos dejar la bandera de Uruguay bien en alto. Iba a tener otra pelea pero el rival no dio el peso entonces se canceló.
¿Cómo se consigue una pelea?
NB - Generalmente llaman a nuestro entrenador y le dicen si tiene gente de cierto peso y él elige y ofrece. Ahí es cuando empieza lo difícil, el entrenamiento previo y la dieta. Empezando por que los sparring son hacia vos. El equipo se junta para ayudarte a vos. Los trabajos son específicos para que corrijas los detalles que tenés que corregir. A su vez va aumentando el entrenamiento y la dieta se aprieta cada vez más.
GL - Estás entrenando cada vez más y cada vez más difícil. Y vos estás bajando de peso y tenés que entrenar más fuerte. Obviamente es una obligación bajar de peso. Esa preocupación es importante. Si no bajás te preocupás porque tenés que dar el peso específico. Después tenés que ganar, porque así como vienen, si perdés los patrocinadores se van. Esa es la cruel realidad del deportista. Cada vez que te subís a pelear no es solamente por lo deportivo, te estás jugando la carrera, se juega mucho.
¿Qué factores importan para una buena preparación?
GL - La ayuda del equipo es lo más importante. Sin equipo vos no llegás a ganar una pelea. Mismo en la jaula yo nunca siento que estoy solo. Siento que está todo mi equipo atrás en mi esquina viendo cada detalle de la pelea para ayudarme después en el próximo round. Ellos te pueden llegar a cambiar la pelea. Para la preparación ellos son todo. En un momento vos vas a estar quebrado psicológicamente porque estás muy cansado, muy bajo en peso y los entrenamientos siguen volviéndose más fuertes y ellos te apoyan. Yo en mi pelea lo sentí y toda la gente que me envió un mensaje me dio fuerzas. Lo sentí así y cuando subí a la jaula estaba muy seguro de mi mismo.
NB - Llega un momento en que el equipo se vuelve una familia en el día a día. Viene cualquiera y te apoya te pregunta como estás, te ofrece ayuda si lo necesitás. Parecen simplezas pero en el momento de la dieta y el entrenamiento te salvan. Sentís que te están apoyando y que lo hacés por ellos como ellos después lo hacen por vos.
Nicolás armó la valija y se fue a Brasil en setiembre del año pasado. Gonzalo lo hizo apenas unos meses después, en diciembre. Luego de una temporada allá, volvieron en setiembre de este año. Durante su estadía en Montevideo, se mantienen entrenando para no perder condición física, pese a que están de vacaciones, y el 30 de octubre parten nuevamente a Río de Janeiro a prepararse para lo que viene. "Cuando volvamos marcamos una pelea y comienza la dieta de nuevo y todo lo específico", cuenta Gonzalo.
Río los recibirá con el calor habitual y sus días soleados, pero por más que suene placentero, para ellos será el comienzo de nuevos sacrificios. Volverán a vivir en Ladeira dos Tabajaras, un barrio que mezcla la vida cotidiana con la violencia latente de narcotraficantes, policías y militares.
¿Cómo es el hecho de vivir en una favela?
GL - La favela tiene parte baja, media y alta. La alta es la parte peligrosa que es la que se ve en las películas. Las partes baja y media son gente trabajadora, obreros, gente que vende comida. Hay almacenes, supermercados, gente que vende sushi y tal vez acá ni nos imaginamos que venden sushi en las favelas.
NB - Es un barrio cualquiera, construido en una ladera, hacia arriba. Después sí está la parte del tráfico y la violencia. Pero si vos no vas y no te metés, no te va a pasar nada.
¿Se percibe la violencia en las calles?
GL - Se percibe. Nos ha tocado estar bajando de un entrenamiento, porque la academia de boxeo es en la favela de Cantagalo, un proyecto juvenil en la cima del morro. Entonces cuando vos estás bajando no tenés forma de no caminar por ahí y no ver eso. Ves gente con armas, con rifles del tamaño de una persona, niños armados. Así es como parece la película Ciudad de Dios. Niños jugando al fútbol entre gente armada y pasa la policía. Lo que se vive en Río, que te vas acostumbrando de a poco, es que ves mucha gente armada. No violencia directa, pero está ahí, latente. La gente está acostumbrada a ver pasar eso y a la policía portando sus rifles. Es otro ritmo de agresividad, pero no es en todos lados. Para mí a la vez es una ciudad segura.
GL - A mí me tocó estar a un par de cuadras de un tiroteo. Sucedió y tuve que bajar, porque estaban tiroteando un poco más arriba de nuestra casa. Ni lo pensé. Bajé y al rato volví a ver si podía subir.
NB - También nos ha pasado de bajar para entrenar y ver a la policía haciendo alhojamientos como si fuera el SWAT. Pero si estás en la tuya, estás tranquilo.
GL - Siempre corrés el riesgo de que se genere un tiroteo y estés en el medio. Hay conocidos que han estado en su casa de alquiler, tranquilos, y se desata un tiroteo afuera y las balas atraviesan su casa. No corrés tanto riesgo, pero es una realidad que se vive.
Nicolás jugaba al básquetbol en el Club Atenas, pero poco tiempo antes lo había dejado. Con el impulso de Gonzalo, se sumó a probar esta disciplina. Recuerda su primera pelea: “No te voy a mentir, son muchos nervios cuando peleás por primera vez. Pero cuando estás ahí adentro sabés que tenés que pelear porque si no, te van a lastimar”.
Ahora tienen 20 años y viven en la favela Ladeira dos Tabajaras, en Río de Janeiro. Ambos persiguen el sueño de hacer una carrera profesional en las artes marciales mixtas (MMA) y, hasta el momento, han dado los pasos necesarios para conseguirlo.
¿Por qué decidieron viajar?
GL - Comenzó cuando nuestro entrenador Pablo Zanetta viajó con Agustín Zas a Brasil. Querían dejar a Agustín comenzando su carrera profesional. Él fue el primero en hacerlo. Quedó el contacto con Alexandre Barros, “Baixinho”, que es el equipo y la persona con la que entrenamos allá en Brasil. Agustín se quedó y dejó a los gimnasios relacionados. Baixinho después vino a un seminario, nos conoció y nosotros ya íbamos haciendo pelea tras pelea y sentimos que las cosas se iban dando. Me gusta mucho competir y era natural que me quisiera medir con gente mucho mejor y seguir mejorando. Seguir soñando a más.
NB - Mi caso fue más o menos lo mismo porque nuestra carrera siempre fue a la par. Peleamos casi siempre en los mismos eventos y fuimos mejorando juntos. Entonces, cuando vimos que Agustín estaba allá y se podía llegar a ser profesional, me dije por qué no. Si es lo que me gusta, es lo que quiero para mi vida, no quedaba otra que ir para allá y entrenar y meterle. El nivel tiene mucho mayor exigencia. Es un nivel profesional. Se entrena todos los días, los entrenamientos son más pesados, intensos. Tenés una dieta para pelear, cuando vos vas a pelear todo el mundo te ayuda a vos. Es otra historia.
GL - Es un entrenamiento más específico. Al peleador de MMA o de boxeo se le tiene mucho más respeto, como a un jugador de fútbol. Y hay un circuito mucho más grande que el de acá que es amateur. Es un gran comienzo para ganar experiencia e irte llevando a grandes eventos como UFC, Bellator o muchos otros que hay en el mundo.
La dedicación es profesional ¿la remuneración también?
NB - Se cobra. Al principio es como todo. No se cobra mucho pero hay un circuito de gente que te auspicia y te ayuda. Un lugar de comida te auspicia entonces podés comer todos los días ahí. Gente que te ayuda en el entrenamiento. Preparadores físicos que te patrocinan. Hay patrocinadores que si ven que vos andás bien, te van a dar suplementos por ejemplo. No solo es dinero. Te apoyan con otras cosas que vos en el día a día sentís también.
GL - Depende de los contactos. Baixinho nos ha contactado con patrocinadores, es gente que apuesta a nosotros luego de que te conoce y después se ve y se va formalizando cada vez más.
¿En qué etapa están ustedes de su carrera?
GL - Recién al comienzo, consiguiendo nuestros primeros patrocinios. Intentando que nos conozcan más en Uruguay, que mucha gente no nos conoce. Que se empiece a mover nuestro nombre para poder ayudarnos más y hacer nuestra carrera. Todavía no tenemos un patrocinio de suplementos que es esencial. Seguimos gastando en eso y trabajamos allá para comprar los suplementos. Es parte del día a día.
NB - Es parte de crecer porque así empezaron todos. De a poco. Si vos vas ganando y mejorando, las cosas llegan. Aspiramos a eso para poder realmente vivir de esto.
Mientras tanto, los dos se sustentan consiguiendo trabajos ocasionales en hostels, como vendedores en la playa o en barras. “Si hay una changa para hacer, la hacemos”, dice Nicolás. Cada día se levantan, entrenan, trabajan y vuelven a entrenar. Cuando tienen algún dinero extra y no precisan trabajar, pueden descansar y disfrutar de alguna tarde de playa.
Al participar de alguna pelea también cobran los premios correspondientes. “Al principio eso te permite vivir un mes. No te da para mucho más”, cuenta Gonzalo. También hay gastos previos, durante la preparación, para los que es necesario pedir dinero prestado. Nicolás acota: “La primera pelea (el premio) siempre se te va en el alquiler y en devolver todo lo que pediste”.
En MMA se combinan muchas disciplinas. Principalmente Jiu-jitsu, boxeo, kickboxing, muai-tai y lucha greco-romana o wrestling. En los estilos de combate, predominan siempre algunas artes marciales sobre otras. En sus casos, ambos tienen predominancia del kickboxing, porque así entrenaron en Escorpión. Mientras que Nicolás también utiliza técnicas de wrestilng al tirar a sus rivales al piso, Gonzalo asegura que prefiere el boxeo. "Me gustan las piñas, es mi corazón", agrega. En el piso, usa el jiu-jitsu.
¿Cuántos combates tuvieron?
GL - Yo competí en una pelea de boxeo de playa que es un evento y un deporte que están iniciando allá. Competí en un evento Uruguay vs. Brasil en la playa de Copacabana y por suerte pude obtener la victoria. Y después competí en el MMA profesional que debuté el 11 de junio en Fatality arena y también gané por KO. Ese fue mi debut profesional.
NB - Yo tuve una pelea profesional que también gané y salió por TV para todo Brasil. Pudimos dejar la bandera de Uruguay bien en alto. Iba a tener otra pelea pero el rival no dio el peso entonces se canceló.
¿Cómo se consigue una pelea?
NB - Generalmente llaman a nuestro entrenador y le dicen si tiene gente de cierto peso y él elige y ofrece. Ahí es cuando empieza lo difícil, el entrenamiento previo y la dieta. Empezando por que los sparring son hacia vos. El equipo se junta para ayudarte a vos. Los trabajos son específicos para que corrijas los detalles que tenés que corregir. A su vez va aumentando el entrenamiento y la dieta se aprieta cada vez más.
GL - Estás entrenando cada vez más y cada vez más difícil. Y vos estás bajando de peso y tenés que entrenar más fuerte. Obviamente es una obligación bajar de peso. Esa preocupación es importante. Si no bajás te preocupás porque tenés que dar el peso específico. Después tenés que ganar, porque así como vienen, si perdés los patrocinadores se van. Esa es la cruel realidad del deportista. Cada vez que te subís a pelear no es solamente por lo deportivo, te estás jugando la carrera, se juega mucho.
¿Qué factores importan para una buena preparación?
GL - La ayuda del equipo es lo más importante. Sin equipo vos no llegás a ganar una pelea. Mismo en la jaula yo nunca siento que estoy solo. Siento que está todo mi equipo atrás en mi esquina viendo cada detalle de la pelea para ayudarme después en el próximo round. Ellos te pueden llegar a cambiar la pelea. Para la preparación ellos son todo. En un momento vos vas a estar quebrado psicológicamente porque estás muy cansado, muy bajo en peso y los entrenamientos siguen volviéndose más fuertes y ellos te apoyan. Yo en mi pelea lo sentí y toda la gente que me envió un mensaje me dio fuerzas. Lo sentí así y cuando subí a la jaula estaba muy seguro de mi mismo.
NB - Llega un momento en que el equipo se vuelve una familia en el día a día. Viene cualquiera y te apoya te pregunta como estás, te ofrece ayuda si lo necesitás. Parecen simplezas pero en el momento de la dieta y el entrenamiento te salvan. Sentís que te están apoyando y que lo hacés por ellos como ellos después lo hacen por vos.
Nicolás armó la valija y se fue a Brasil en setiembre del año pasado. Gonzalo lo hizo apenas unos meses después, en diciembre. Luego de una temporada allá, volvieron en setiembre de este año. Durante su estadía en Montevideo, se mantienen entrenando para no perder condición física, pese a que están de vacaciones, y el 30 de octubre parten nuevamente a Río de Janeiro a prepararse para lo que viene. "Cuando volvamos marcamos una pelea y comienza la dieta de nuevo y todo lo específico", cuenta Gonzalo.
Río los recibirá con el calor habitual y sus días soleados, pero por más que suene placentero, para ellos será el comienzo de nuevos sacrificios. Volverán a vivir en Ladeira dos Tabajaras, un barrio que mezcla la vida cotidiana con la violencia latente de narcotraficantes, policías y militares.
¿Cómo es el hecho de vivir en una favela?
GL - La favela tiene parte baja, media y alta. La alta es la parte peligrosa que es la que se ve en las películas. Las partes baja y media son gente trabajadora, obreros, gente que vende comida. Hay almacenes, supermercados, gente que vende sushi y tal vez acá ni nos imaginamos que venden sushi en las favelas.
NB - Es un barrio cualquiera, construido en una ladera, hacia arriba. Después sí está la parte del tráfico y la violencia. Pero si vos no vas y no te metés, no te va a pasar nada.
¿Se percibe la violencia en las calles?
GL - Se percibe. Nos ha tocado estar bajando de un entrenamiento, porque la academia de boxeo es en la favela de Cantagalo, un proyecto juvenil en la cima del morro. Entonces cuando vos estás bajando no tenés forma de no caminar por ahí y no ver eso. Ves gente con armas, con rifles del tamaño de una persona, niños armados. Así es como parece la película Ciudad de Dios. Niños jugando al fútbol entre gente armada y pasa la policía. Lo que se vive en Río, que te vas acostumbrando de a poco, es que ves mucha gente armada. No violencia directa, pero está ahí, latente. La gente está acostumbrada a ver pasar eso y a la policía portando sus rifles. Es otro ritmo de agresividad, pero no es en todos lados. Para mí a la vez es una ciudad segura.
GL - A mí me tocó estar a un par de cuadras de un tiroteo. Sucedió y tuve que bajar, porque estaban tiroteando un poco más arriba de nuestra casa. Ni lo pensé. Bajé y al rato volví a ver si podía subir.
NB - También nos ha pasado de bajar para entrenar y ver a la policía haciendo alhojamientos como si fuera el SWAT. Pero si estás en la tuya, estás tranquilo.
GL - Siempre corrés el riesgo de que se genere un tiroteo y estés en el medio. Hay conocidos que han estado en su casa de alquiler, tranquilos, y se desata un tiroteo afuera y las balas atraviesan su casa. No corrés tanto riesgo, pero es una realidad que se vive.