Pateando letras
La historia de Pelota de Papel, un libro escrito por futbolistas.
Este informe fue publicado en la edición Nº10 de La Fatídica, revista digital exclusiva para suscriptores de PDA, a la que podés acceder mes a mes haciéndote socio acá.
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“Dentro de 20 años estarás más decepcionado por las cosas que no hiciste que por las que hiciste (…) Explora. Sueña. Descubre”. Con esta cita de Mark Twain arranca el prólogo de Juanky Jurado, el productor de lo que comenzó siendo un sueño entre amigos y algo de lo que seguro no se van a decepcionar.
Una charla de amigos entre Agustín Lucas y Jorge Cazulo fue el puntapié inicial de Pelota de Papel. “La idea era conseguir once jugadores amigos que se cuelguen a escribir un cuento, y yo darles una mano que tengo experiencia. Fue una idea entre amigos con ganas de sumar más amigos”, cuenta Agustín Lucas basándose en la experiencia previa de Fóbal, un libro de cuentos del año 2013 del que también fue parte.
El boca a boca fue fundamental en los inicios: “Cazulo es muy amigo de Mariano Soso, que ahora es el técnico de Sporting Cristal y en ese momento era el ayudante técnico, y le comentó esta idea. A su vez el hermano de Sebastián Domínguez era parte del cuerpo técnico, entonces se enteró él, Seba se contactó conmigo y nos juntamos. Yo justo estaba viviendo en Buenos Aires y nos fuimos a comer por el barrio que vivía y ahí empezó el periplo. Después se apagó cuando yo me vine a jugar a Liverpool y él se fue a Estudiantes, se apagó porque no había forma de armar un libro por mail”.
Cuando la idea parecía enfriarse por la distancia, apareció Jurado como productor para poner manos a la obra. “Me llamó Seba Domínguez y me dice ‘este loco quiere producir, somos amigos’ y le dije dale pa’ delante. Juanky metió como un animal, metió muchas horas, mucho laburo, muy atento a todos los detalles, a todo lo que sucedía. Este año debo haber ido ocho veces a Argentina y el tipo te va a buscar al puerto, te lleva a comer algo, te pregunta todo lo que sucede en el libro y tiene mucha atención con nosotros que fuimos los ideólogos del tema y él se ensució las manos”, recuerda Lucas sobre la importancia del productor.
Por su parte, Juanky Jurado cuenta cómo fue el trabajo del día a día: “El trabajo de producción fue el enlace entre los participantes, conseguir más jugadores, a los escritores y los ilustradores. Darle forma a un libro muy ambicioso del que participamos 73 personas. Ocuparme de las entregas de los materiales escritos, coordinación de reuniones e informar a los participantes día a día. Traté junto con Ariel Scher que cada jugador trabaje solo y después de entregarnos el cuento a nosotros se lo dimos a su presentador y a su ilustrador. Nunca dejamos que nadie vea el trabajo de otro. También armamos la comunicación en redes sociales y la prensa del libro”.
El fútbol fue el disparador pero, según cuenta Agustín Lucas, no era la única pasión compartida entre él, Jorge Cazulo y Sebastián Domínguez: “Con Cazulo jugamos juntos en Miramar Misiones en el 2005 y pegamos terrible onda. El loco era rocanrolero, lector y al mes de estar juntos ya había una foto del Indio Solari en el vestuario. Nos cambiábamos al lado, cantábamos canciones y rompíamos las bolas. Además juega bien al fútbol el tipo, sabe jugar y sabe transmitirlo. Entonces yo aprendí un montón de cosas de él. Mientras que Seba toca la viola y el bajo, toca en una banda que se llama Chicos Vaca y tiene un fetiche con los libros, con los discos. Por la música el loco deja escapar su sensibilidad, pero es gran lector, igual que Seba Fernández”.
El hecho de conseguir a los jugadores no fue tarea fácil, según Jurado, “El desafío fue derrotar a los prejuicios y creo que lo logramos. Les pedimos que confíen en ellos y en nuestro equipo. Fue una tarea hermosa”, describe el productor de Pelota de Papel. Lucas piensa que la adhesión de Pablo Aimar jugó un rol clave en convencer a otros colegas: “Uno de los primeros en decir que sí fue Aimar, después que Aimar dijo que sí todo el mundo dijo ‘si escribe Aimar ¿por qué no voy a escribir yo?’. Entonces se simplificó, la gente empezó a decir que sí y llegó más gente. Nosotros queríamos 11 jugadores y terminamos 24 y tuvimos que cortarlo. Hubo gente que quedó para un segundo libro. La idea es que el colectivo de artistas y futbolistas que se fusionó acá, se mantenga prendido y viendo qué más se puede hacer”.
El libro fue editado por Planeta y consiste en 24 cuentos armados por 24 tríos que incluyen a un periodista o escritor prologando cada cuento, más un ilustrador y el autor. “Fue divertido armar los tercetos. En un momento era una danza de nombres universales, estábamos hablando de Mascherano y lo terminamos poniendo con Macachín que es amigo mío, y sin dudas uno de los mejores diseñadores de este lado del río. Es un gran tipo, un gran poeta, un gran creador, y nunca te deja tirado. Y para mí que el loco haya ilustrado el cuento de Mascherano y con tanta calidad, para mí eso es lo más gráfico de lo que es la esencia del libro”, sintetiza Agustín.
A su vez, Jurado agrega: “El ida y vuelta fue genial. Ellos tienen mucho interés y ganas de aprender. Se involucraron mucho en cada cuento. Fue casi un taller literario a distancia. Se trabajó solo sobre la gramática. Las historias las construyeron ellos. Cada vez que teníamos un cuento terminado, Ariel y yo se lo mandábamos al ilustrador elegido y a su presentador”.
Pelota de Papel tiene la particularidad que todo lo recaudado se va utilizar con fines benéficos, como explica Agustín: “La mayoría de las cosas se hicieron por amor, por pasión por el fútbol y la literatura. Cuando se empezó armar la jugada estábamos Seba Domínguez, Juanky, Ariel Scher, Seba Domenech y Augusto Consthanzo que son unos ilustradores de la puta madre, y yo. Cuando se armó ese plantel base ya se decidió que la plata que se iba a juntar iba a ser para donaciones. La gente que compra el libro va estar haciendo la donación, nosotros la donación ya la hicimos con trabajo, con ideas y entusiasmo”.
Estas donaciones van a ser recibidas por dos fundaciones, una de cada lado del río: “Fundación Sí es la que nuclea en Buenos Aires, una fundación que labura con incendios, inundaciones, saca camiones para todos lados con ropa, comestibles y laburan en la educación. En la parte uruguaya la plata va ir para un colectivo que se llama Nada crece a la sombra, en el que estoy metido, y estamos haciendo talleres de educación no formal en las cárceles. Hay taller de hip hop, de huerta y de fútbol, con la gente de Pro Derechos que organiza. Y la plata que se gane va para sostener eso. En el taller de fútbol estamos participando los jugadores de Miramar Misiones”, añade el futbolista.
El libro fue un éxito de ventas en Argentina, colocándose entre los 10 libros más vendidos. En Uruguay fue presentado sobre fines de junio pero la idea, según explica Jurado, es llegar a más países: “Ya tenemos disponibles para Chile. Solo lo tiene que llevar Planeta Chile. Queremos que salga en México, Colombia, Perú, Brasil, España e Italia. Lugares donde viven los involucrados”. Para los futbolistas fue algo especial sentarse a escribir y romper algunas barreras, pero el productor afirma que todo el esfuerzo valió la pena: “Están maravillados. Lo festejan como un logro personal y colectivo. Están muy felices”, cuenta Juanky Jurado.
Por su parte, Lucas cree que Pelota de Papel es una patada al sistema y va ayudar a abrir más la cabeza del público: “A todos se nos prejuzga. Al periodista también: ‘estos no saben nada y se pasan hablando de fútbol’ o ‘los abogados son todos mujeriegos’. Cualquier cosa se dice, ‘los que van en los carritos son todos chorros’ y ‘a los jugadores de fútbol le gusta la noche y las minas’. Y sí, me encantan la noche y las minas, pero también me gustan otro tipo de cosas. Pasa que el sistema educativo dentro del fútbol está pensado para que los jugadores piensen menos y jueguen más, hablen menos y jueguen más. Y el sistema mediático está en lo mismo. Cuando un jugador habla dicen ‘mirá lo que dijo aquel’. Cuando nosotros nos tapamos los ojos (NdeR: los jugadores de Miramar se taparon los ojos mientras posaban para la foto, en señal de protesta en un partido del campeonato pasado), dijeron ‘se taparon los ojos están locos’. Pará, ¿qué te pasa?, no tenemos para comer, no cobramos, jugamos en una cancha de mierda, las pelotas son un desastre, nadie nos presta atención, lo único que nos exigen es ganar y nosotros no podemos manifestarnos como se manifiestan todos los gremios y todos los sindicatos, con marchas. Nosotros por lo menos no rompimos ningún Mc Donalds (risas). Este libro es una buena patada al sistema, más allá de que el libro se mete en el sistema porque lo publica Planeta, y te tenés que meter, no deja de ser una patada revolucionaria al sistema. Estás escrachando en la cara a mucha gente que hay jugadores de fútbol que se pusieron a escribir un cuento y lo lograron. No dudo que todo el mundo lo pueda hacer, todo el mundo tiene distinta sensibilidad. Patear una pelota bien tiene que ver con la sensibilidad, ver que un jugador se mueve y que está mejor posicionado que otro tiene que ver con la sensibilidad. Llorar como un niño por perder un partido tiene que ver con la sensibilidad, o gritar como un loco por haber ganado tiene que ver con la sensibilidad”.
Agustín Lucas ya tiene experiencia en cuentos y ha publicado varios libros, tanto de cuentos como de poesía, y encuentra un paralelismo entre lo que hace dentro de la cancha y frente a una hoja en blanco: “Cuando nosotros entrenamos, tenés la pelota en los pies y tenés que sacarla para afuera, o meterla para adentro, o hacer un pase en profundidad o buscar al 9 para que pivotee. Y con las letras pasa lo mismo: vos te sentás frente a un texto complicado, que no sabés cómo sacarlo, no tenés un final y encima lo de arriba no está claro, vos lo tenés claro pero no está claro en el texto, te dan ganas de borrar todo y empezarlo de vuelta. Las posibilidades que te da el texto son como la pelota, según el día que tengas vas a manejar el esférico o la jugada de determinada manera, y con el texto pasa lo mismo. Lo fascinante es estar todos los días con la pelota y de repente tener una lapicera para hacer exactamente lo mismo, eso para mí es la parte mágica de la cosa”.
Lucas también está a cargo, junto con algunos compañeros de Miramar Misiones, del programa de radio Monos con Gillette y de la organización de eventos en la cantina del club. Estas cuestiones lo llevaron a plantearle a los directivos la idea de que el plantel lo acompañe a la presentación del libro en Buenos Aires, justo en la semana previa al clásico con Central Español que terminó con victoria 2 - 1 para los cebritas: “Estamos viviendo el fútbol de otra manera. Esto no es profesionalismo, esto es amor, empeño, muchas ilusiones y mucha humanidad puesta en juego. No solo la humanidad del ‘yo dejo la vida en la cancha y me tiro de cabeza’. Eso tampoco es el fútbol, eso es otra cosa. La humanidad es estar todos los días en un núcleo de 35 personas donde tenés que bancarte que uno esté de mal humor, otro esté triste y otro no tenga plata para venir a entrenar. El broche de oro fue la ida a Buenos Aires, y llegar y ganar el clásico”.
Pelota de Papel es una realidad y no solo tiene un valor simbólico como explicaron Lucas y Jurado. Es un libro que patea al sistema y abre varias cabezas, pero también tiene un valor literario. No hay que verlo simplemente como jugadores escribiendo un cuento, hay que leerlo a fondo porque es un verdadero disfrute. “Elegí el título del libro porque tenía que ver con la pelota que se usa en la escuela: el lugar donde aprendemos a leer, escribir y dibujar”, nos cuenta Juanky.
Al transitar por el libro la lectura nos traslada a esa pelota de papel, ese sueño de niños de pisar una cancha de fútbol, de jugar por jugar, divirtiéndonos entre amigos, como hicieron quienes crearon este libro.
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Este informe fue publicado en la edición Nº10 de La Fatídica, revista digital exclusiva para suscriptores de PDA, a la que podés acceder mes a mes haciéndote socio acá.
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“Dentro de 20 años estarás más decepcionado por las cosas que no hiciste que por las que hiciste (…) Explora. Sueña. Descubre”. Con esta cita de Mark Twain arranca el prólogo de Juanky Jurado, el productor de lo que comenzó siendo un sueño entre amigos y algo de lo que seguro no se van a decepcionar.
Una charla de amigos entre Agustín Lucas y Jorge Cazulo fue el puntapié inicial de Pelota de Papel. “La idea era conseguir once jugadores amigos que se cuelguen a escribir un cuento, y yo darles una mano que tengo experiencia. Fue una idea entre amigos con ganas de sumar más amigos”, cuenta Agustín Lucas basándose en la experiencia previa de Fóbal, un libro de cuentos del año 2013 del que también fue parte.
El boca a boca fue fundamental en los inicios: “Cazulo es muy amigo de Mariano Soso, que ahora es el técnico de Sporting Cristal y en ese momento era el ayudante técnico, y le comentó esta idea. A su vez el hermano de Sebastián Domínguez era parte del cuerpo técnico, entonces se enteró él, Seba se contactó conmigo y nos juntamos. Yo justo estaba viviendo en Buenos Aires y nos fuimos a comer por el barrio que vivía y ahí empezó el periplo. Después se apagó cuando yo me vine a jugar a Liverpool y él se fue a Estudiantes, se apagó porque no había forma de armar un libro por mail”.
Cuando la idea parecía enfriarse por la distancia, apareció Jurado como productor para poner manos a la obra. “Me llamó Seba Domínguez y me dice ‘este loco quiere producir, somos amigos’ y le dije dale pa’ delante. Juanky metió como un animal, metió muchas horas, mucho laburo, muy atento a todos los detalles, a todo lo que sucedía. Este año debo haber ido ocho veces a Argentina y el tipo te va a buscar al puerto, te lleva a comer algo, te pregunta todo lo que sucede en el libro y tiene mucha atención con nosotros que fuimos los ideólogos del tema y él se ensució las manos”, recuerda Lucas sobre la importancia del productor.
Por su parte, Juanky Jurado cuenta cómo fue el trabajo del día a día: “El trabajo de producción fue el enlace entre los participantes, conseguir más jugadores, a los escritores y los ilustradores. Darle forma a un libro muy ambicioso del que participamos 73 personas. Ocuparme de las entregas de los materiales escritos, coordinación de reuniones e informar a los participantes día a día. Traté junto con Ariel Scher que cada jugador trabaje solo y después de entregarnos el cuento a nosotros se lo dimos a su presentador y a su ilustrador. Nunca dejamos que nadie vea el trabajo de otro. También armamos la comunicación en redes sociales y la prensa del libro”.
El fútbol fue el disparador pero, según cuenta Agustín Lucas, no era la única pasión compartida entre él, Jorge Cazulo y Sebastián Domínguez: “Con Cazulo jugamos juntos en Miramar Misiones en el 2005 y pegamos terrible onda. El loco era rocanrolero, lector y al mes de estar juntos ya había una foto del Indio Solari en el vestuario. Nos cambiábamos al lado, cantábamos canciones y rompíamos las bolas. Además juega bien al fútbol el tipo, sabe jugar y sabe transmitirlo. Entonces yo aprendí un montón de cosas de él. Mientras que Seba toca la viola y el bajo, toca en una banda que se llama Chicos Vaca y tiene un fetiche con los libros, con los discos. Por la música el loco deja escapar su sensibilidad, pero es gran lector, igual que Seba Fernández”.
El hecho de conseguir a los jugadores no fue tarea fácil, según Jurado, “El desafío fue derrotar a los prejuicios y creo que lo logramos. Les pedimos que confíen en ellos y en nuestro equipo. Fue una tarea hermosa”, describe el productor de Pelota de Papel. Lucas piensa que la adhesión de Pablo Aimar jugó un rol clave en convencer a otros colegas: “Uno de los primeros en decir que sí fue Aimar, después que Aimar dijo que sí todo el mundo dijo ‘si escribe Aimar ¿por qué no voy a escribir yo?’. Entonces se simplificó, la gente empezó a decir que sí y llegó más gente. Nosotros queríamos 11 jugadores y terminamos 24 y tuvimos que cortarlo. Hubo gente que quedó para un segundo libro. La idea es que el colectivo de artistas y futbolistas que se fusionó acá, se mantenga prendido y viendo qué más se puede hacer”.
El libro fue editado por Planeta y consiste en 24 cuentos armados por 24 tríos que incluyen a un periodista o escritor prologando cada cuento, más un ilustrador y el autor. “Fue divertido armar los tercetos. En un momento era una danza de nombres universales, estábamos hablando de Mascherano y lo terminamos poniendo con Macachín que es amigo mío, y sin dudas uno de los mejores diseñadores de este lado del río. Es un gran tipo, un gran poeta, un gran creador, y nunca te deja tirado. Y para mí que el loco haya ilustrado el cuento de Mascherano y con tanta calidad, para mí eso es lo más gráfico de lo que es la esencia del libro”, sintetiza Agustín.
A su vez, Jurado agrega: “El ida y vuelta fue genial. Ellos tienen mucho interés y ganas de aprender. Se involucraron mucho en cada cuento. Fue casi un taller literario a distancia. Se trabajó solo sobre la gramática. Las historias las construyeron ellos. Cada vez que teníamos un cuento terminado, Ariel y yo se lo mandábamos al ilustrador elegido y a su presentador”.
Pelota de Papel tiene la particularidad que todo lo recaudado se va utilizar con fines benéficos, como explica Agustín: “La mayoría de las cosas se hicieron por amor, por pasión por el fútbol y la literatura. Cuando se empezó armar la jugada estábamos Seba Domínguez, Juanky, Ariel Scher, Seba Domenech y Augusto Consthanzo que son unos ilustradores de la puta madre, y yo. Cuando se armó ese plantel base ya se decidió que la plata que se iba a juntar iba a ser para donaciones. La gente que compra el libro va estar haciendo la donación, nosotros la donación ya la hicimos con trabajo, con ideas y entusiasmo”.
Estas donaciones van a ser recibidas por dos fundaciones, una de cada lado del río: “Fundación Sí es la que nuclea en Buenos Aires, una fundación que labura con incendios, inundaciones, saca camiones para todos lados con ropa, comestibles y laburan en la educación. En la parte uruguaya la plata va ir para un colectivo que se llama Nada crece a la sombra, en el que estoy metido, y estamos haciendo talleres de educación no formal en las cárceles. Hay taller de hip hop, de huerta y de fútbol, con la gente de Pro Derechos que organiza. Y la plata que se gane va para sostener eso. En el taller de fútbol estamos participando los jugadores de Miramar Misiones”, añade el futbolista.
El libro fue un éxito de ventas en Argentina, colocándose entre los 10 libros más vendidos. En Uruguay fue presentado sobre fines de junio pero la idea, según explica Jurado, es llegar a más países: “Ya tenemos disponibles para Chile. Solo lo tiene que llevar Planeta Chile. Queremos que salga en México, Colombia, Perú, Brasil, España e Italia. Lugares donde viven los involucrados”. Para los futbolistas fue algo especial sentarse a escribir y romper algunas barreras, pero el productor afirma que todo el esfuerzo valió la pena: “Están maravillados. Lo festejan como un logro personal y colectivo. Están muy felices”, cuenta Juanky Jurado.
Por su parte, Lucas cree que Pelota de Papel es una patada al sistema y va ayudar a abrir más la cabeza del público: “A todos se nos prejuzga. Al periodista también: ‘estos no saben nada y se pasan hablando de fútbol’ o ‘los abogados son todos mujeriegos’. Cualquier cosa se dice, ‘los que van en los carritos son todos chorros’ y ‘a los jugadores de fútbol le gusta la noche y las minas’. Y sí, me encantan la noche y las minas, pero también me gustan otro tipo de cosas. Pasa que el sistema educativo dentro del fútbol está pensado para que los jugadores piensen menos y jueguen más, hablen menos y jueguen más. Y el sistema mediático está en lo mismo. Cuando un jugador habla dicen ‘mirá lo que dijo aquel’. Cuando nosotros nos tapamos los ojos (NdeR: los jugadores de Miramar se taparon los ojos mientras posaban para la foto, en señal de protesta en un partido del campeonato pasado), dijeron ‘se taparon los ojos están locos’. Pará, ¿qué te pasa?, no tenemos para comer, no cobramos, jugamos en una cancha de mierda, las pelotas son un desastre, nadie nos presta atención, lo único que nos exigen es ganar y nosotros no podemos manifestarnos como se manifiestan todos los gremios y todos los sindicatos, con marchas. Nosotros por lo menos no rompimos ningún Mc Donalds (risas). Este libro es una buena patada al sistema, más allá de que el libro se mete en el sistema porque lo publica Planeta, y te tenés que meter, no deja de ser una patada revolucionaria al sistema. Estás escrachando en la cara a mucha gente que hay jugadores de fútbol que se pusieron a escribir un cuento y lo lograron. No dudo que todo el mundo lo pueda hacer, todo el mundo tiene distinta sensibilidad. Patear una pelota bien tiene que ver con la sensibilidad, ver que un jugador se mueve y que está mejor posicionado que otro tiene que ver con la sensibilidad. Llorar como un niño por perder un partido tiene que ver con la sensibilidad, o gritar como un loco por haber ganado tiene que ver con la sensibilidad”.
Agustín Lucas ya tiene experiencia en cuentos y ha publicado varios libros, tanto de cuentos como de poesía, y encuentra un paralelismo entre lo que hace dentro de la cancha y frente a una hoja en blanco: “Cuando nosotros entrenamos, tenés la pelota en los pies y tenés que sacarla para afuera, o meterla para adentro, o hacer un pase en profundidad o buscar al 9 para que pivotee. Y con las letras pasa lo mismo: vos te sentás frente a un texto complicado, que no sabés cómo sacarlo, no tenés un final y encima lo de arriba no está claro, vos lo tenés claro pero no está claro en el texto, te dan ganas de borrar todo y empezarlo de vuelta. Las posibilidades que te da el texto son como la pelota, según el día que tengas vas a manejar el esférico o la jugada de determinada manera, y con el texto pasa lo mismo. Lo fascinante es estar todos los días con la pelota y de repente tener una lapicera para hacer exactamente lo mismo, eso para mí es la parte mágica de la cosa”.
Lucas también está a cargo, junto con algunos compañeros de Miramar Misiones, del programa de radio Monos con Gillette y de la organización de eventos en la cantina del club. Estas cuestiones lo llevaron a plantearle a los directivos la idea de que el plantel lo acompañe a la presentación del libro en Buenos Aires, justo en la semana previa al clásico con Central Español que terminó con victoria 2 - 1 para los cebritas: “Estamos viviendo el fútbol de otra manera. Esto no es profesionalismo, esto es amor, empeño, muchas ilusiones y mucha humanidad puesta en juego. No solo la humanidad del ‘yo dejo la vida en la cancha y me tiro de cabeza’. Eso tampoco es el fútbol, eso es otra cosa. La humanidad es estar todos los días en un núcleo de 35 personas donde tenés que bancarte que uno esté de mal humor, otro esté triste y otro no tenga plata para venir a entrenar. El broche de oro fue la ida a Buenos Aires, y llegar y ganar el clásico”.
Pelota de Papel es una realidad y no solo tiene un valor simbólico como explicaron Lucas y Jurado. Es un libro que patea al sistema y abre varias cabezas, pero también tiene un valor literario. No hay que verlo simplemente como jugadores escribiendo un cuento, hay que leerlo a fondo porque es un verdadero disfrute. “Elegí el título del libro porque tenía que ver con la pelota que se usa en la escuela: el lugar donde aprendemos a leer, escribir y dibujar”, nos cuenta Juanky.
Al transitar por el libro la lectura nos traslada a esa pelota de papel, ese sueño de niños de pisar una cancha de fútbol, de jugar por jugar, divirtiéndonos entre amigos, como hicieron quienes crearon este libro.
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Este informe fue publicado en la edición Nº10 de La Fatídica, revista digital exclusiva para suscriptores de PDA, a la que podés acceder mes a mes haciéndote socio acá.