La eterna promesa I
El miércoles 9 para 9:30 en el Complejo.
Los 19 años en el fútbol son una edad bisagra. Ya no estás en juveniles y si no tenés la pasta necesaria, tampoco en 1ra. La 3ra o “reserva” es tu lugar. Desde los 14 estoy en el club, no quiero ser uno más, quiero hacer historia.
Este año la pretemporada será clave, tengo que pegar el salto, y no al vacío. Problemas en el club por participar en los famosos “pases puente” generan la sanción más deseada para los juveniles: no se podrá contratar a ningún jugador por dos períodos de pases. Ya se habían ido algunos, entre lesionados y falta de figuras, es momento de que Valdi, DT de primera, tire un manotazo en 3ra.
Martes 16 de enero. Un calor insoportable. Segundo día de entrenamiento y el ‘Chupete’ Valdi observa desde afuera como si fuera Bielsa. Tranquilo, mago, que no le ganaste a nadie. Todos sabemos que estás acá por ser amigo del presidente.
Termina el entreno, ingresa con su aire de superioridad y lee una lista: “Cáceres, Gómez, Pirruljia, Timbada y el punterito por izquierda, miércoles 9 para 9:30 en el Complejo, suben al primer equipo”. Qué suerte la suya, qué envidia. De la no sana. ¡Pará! ¿Quién es el “punterito por izquierda”? ¿Soy yo? No creo, hubiese dicho mi apellido. ¿Sabe mi apellido?
Al otro día voy a entrenar de nuevo con 3ra. Todos me miran con cara rara. ¿Qué les pasa? Si llegué a las 8, puntualidad inglesa. Entro al vestuario para cambiarme y me agarra del brazo nuestro DT. “¿Pibe, qué hacés acá?”. Y, mirá, si querés te doy opciones: A. vengo a entrenar. B. a hacer la entrega de milanesas de pollo. C. esto es un asalto las manos arriba.
“¿Ahora sos gracioso?” ¿Están todos de mal humor hoy? “¿No escuchaste a Valdi? ¡Te subieron a 1ra!” me grita. ¿Qué lo qué? ¿A mí? ¿Era yo el “punterito por izquierda”? “Tomate un taxi ya mismo y rajá para el Complejo”. ¿Taxi? Ahora es con Uber…
Salgo como Dani Alves del fondo en su época en Barcelona y voy hasta la ruta a la espera de que aparezca un Uber, un taxi o un cohete espacial, lo que sea. 20 minutos y nada. Al rato aparece un taxi blanco. Lo paro haciendo más señas que una azafata. ¿Azafata es la de los aviones, no? Nunca me subí a un avión, pero miro películas… Me tiro de cabeza y le digo la dirección… Sonríe y arranca… Llego.
El reloj marca las 9:40. $450 dice la maquinita. ¿Qué rompí? Le doy todo lo que tengo y huyo. Me cambio y entro a la cancha con una vergüenza inconmensurable. Me miran todos con odio. Llegué tarde a mi primera práctica… Puteadas varias, una pasarela de golpes de puño, 300 lagartijas al finalizar y 50 vueltas a la cancha. Así arranca mi periplo por 1ra división. Es mi chance de demostrar que soy más que una promesa.