La vida te da sorpresas

El Abierto de Australia sigue, pero sin Murray ni Djokovic.

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Foto: cnn.com
Batacazos a la orden del día en la primera semana del Abierto de Australia. Nole Djokovic cayó en segunda ronda frente al uzbeko Denis Istomin, mientras que Andy Murray también fue eliminado en octavos de final. Su verdugo fue el sorprendente Mischa Zverev. Roger y Rafa avanzan y podrían cruzarse en la final.

Parece mentira llegar a la segunda semana del Abierto de Australia, primer Grand Slam del año, y saber que tanto el número uno como el número dos del ranking mundial no están disputando instancias decisivas. Y es que en la madrugada uruguaya del pasado jueves, en match de segunda ronda, el uzbeko Denis Istomin dio una de las grandes campanadas en los courts de Oceanía y derrotó al serbio Novak Djokovic con parciales de 7-6, 5-7, 2-6, 7-6 y 6-4 en una maratón que se prolongó por 4 horas y 48 minutos.

Como si eso fuera poco, en las primeras horas de la jornada dominguera el actual número uno Andy Murray cayó, en partido correspondiente a octavos de final, frente al alemán Mischa Zverev en cuatro sets (7-5, 5-7, 6-2 y 6-4) y también se despidió del primer gran campeonato de la temporada. Este panorama desolador está siendo aprovechado a las mil maravillas por los inoxidables Roger Federer y Rafael Nadal, quienes de seguir ganando podrían reeditar la ya legendaria final del 2009 cuando el español se alzó con la corona.

Respetando el orden cronológico de los acontecimientos, primero llegó el tremendo impacto de ver a Djokovic perder frente al número 117 del mundo en un encuentro en el que el serbio fue artífice de su propio destino. 72 errores no forzados a lo largo del mismo hablan a las claras de que, más allá de los méritos lógicos e indiscutibles de Istomin, el que perdió fue Nole. El serbio deja prematuramente su segundo hogar; el lugar en el que ha conseguido los mejores resultados de su carrera si nos limitamos a hablar de torneos grandes. Vale la pena recordar que es el campeón vigente en Melbourne Park y de esta forma no podrá ir por su tercera corona en forma consecutiva (se había consagrado en 2015 y 2016). Además, se ha coronado en cinco de las últimas seis ediciones y es el máximo ganador en suelo australiano durante la era abierta con seis títulos.

Cuando el camino parecía despejarse para el comandante del ranking ATP, el destino tenía otros planes. Corría la madrugada del domingo cuando se terminó de consumar la segunda gran sorpresa y Andy Murray dijo chau. El alemán Mischa Zverev, hermano mayor del talentoso Alexander, dejó por el camino al británico en la cuarta ronda, en un encuentro muy cambiante y plagado de emociones que se extendió por 3 horas y 33 minutos. A pesar de haber conectado 71 tiros ganadores y cometer, tan solo, 28 errores no forzados, Murray no estuvo lúcido en los momentos cruciales (5 de 13 en oportunidades de quiebre convertidas) y dejó pasar una gran chance, teniendo en cuenta la eliminación de Novak Djokovic, el que ha sido su eterno verdugo en la ciudad de Melbourne; cuatro finales perdidas (2011, 2013, 2015, 2016) así lo certifican.

Después de semejantes shocks, los que siguen prendidos en la lucha por la gloria son los veteranos Roger Federer y Rafael Nadal. Así como sin querer queriendo, despacio por la sombra, calladitos y sin chistar, las dos leyendas vivientes del circuito avanzan con solidez, exhibiendo un nivel de juego bastante mejor del esperado por los catedráticos de la raqueta. Después de un 2016 lleno de lesiones y con 35 primaveras en el lomo, Roger ha vuelto recargado y ya está entre los ocho mejores. Luego de dos primeras rondas en las que perdió solo un set, pero con notoria irregularidad en su rendimiento, se sacó de encima a dos pesos pesados como Tomas Berdych (nº 10 del ranking) y el japonés Kei Nishikori (nº 5), mostrando un revés delicioso y efectivo, pocas veces visto en su vasta carrera. Encima, se le limpió el cuadro tras el sorpresivo adiós de Murray y en vez de toparse con el number one en los cuartos de final, se las verá con un peligroso pero oscilante Zverev (número 50 en el escalafón). De todos modos, el alemán ya ha probado estar a la altura de las circunstancias y no será un duelo fácil para el helvético.

Por su parte, Rafa arrancó con todo en los primeros dos partidos, sin ceder un parcial y en tercera ronda se impuso en una verdadera batalla a cinco sets ante el prometedor Alexander Zverev, dueño de un talento único aunque aún bastante discontinuo en su juego. El pupilo del Tío Tony consiguió otra convincente victoria al derrotar al francés Gael Monfils y meterse de esta forma entre los ocho mejores del torneo. La derecha le está corriendo a buena velocidad y ese es siempre el verdadero termómetro para medir donde está parado el zurdo de la madre patria ¿Será que Nadal y Federer vuelvan a encontrarse en una definición en tierras australianas ocho años después? Las probabilidades son altas, aunque existen algunas barreras que no serán fáciles de sortear.

Por ejemplo, siguen en carrera el suizo Stanislas Wawrinka, dueño del mejor revés del planeta, quien en los torneos grandes saca lo mejor de su repertorio y el canadiense Milos Raonic, un bombardero potente como pocos que es capaz de sacarse de encima a cualquiera en una tarde o noche inspirada. Raonic será el próximo rival de Rafa en una revancha del torneo de Brisbane, donde el lungo de origen balcánico se impuso en tres apretados sets. También continúa adelante Jo Wilfried Tsonga; el poderoso Alí del tenis es un peligro andante y puede hacerle pasar un mal rato a cualquiera. La mesa está servida para que los nostálgicos volvamos a disfrutar del gran clásico contemporáneo por excelencia; sin embargo, antes habrá que dejar en el camino a varios pesos pesados que prometen dar batalla hasta el final.