El futuro llegó

Zverev se llevó el ATP de Montpellier. Dimitrov ganó en su tierra.

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Alexander Zverev (izquierda) consiguió dos títulos en Montpellier. El de singles y el de dobles junto a su hermano Mischa. Foto: Getty Images
Alexander Zverev se consagró campeón del torneo de Montpellier tras vencer al francés Gasquet y le probó al mundo que ya dejó de ser una promesa para ser una grata realidad del tenis. Además, el búlgaro Dimitrov levantó otra copa como local y confirmó su gran arranque de temporada. Hay porvenir.

“El futuro llegó hace rato”, entona el Indio Solari en una de sus tantas poesías musicalizadas y dicha frase podría calzarle perfectamente al alemán Alexander Zverev, quien este domingo obtuvo el segundo título de su carrera para seguirle mostrando al mundo que ya dejó de ser promesa hace mucho y que le sobra talento para transformarse en uno de los grandes del tenis mundial. A los 19 años de edad, Zverev venció al francés Richard Gasquet con parciales de 7-6 y 6-3, para quedarse con el torneo ATP 250 de Montpellier, que se disputa en canchas duras bajo techo. También durante este último fin de semana, el búlgaro Grigor Dimitrov ratificó su gran arranque de año y consiguió el segundo campeonato de la temporada; nada más y nada menos que jugando como local en la ciudad de Sofía y derrotando en la definición del certamen al belga David Goffin en cifras de 7-5 y 6-4.

Nadie duda de que el deporte de las raquetas se aproxima lentamente a un vacío que será imposible de llenar, ya que Federer o Nadal no serán eternos; sin embargo, hay un alemán lungo y desgarbado que es desde hace tiempo una de las grandes esperanzas para disimular aunque sea un poquito dichas pérdidas (inevitables tarde o temprano). El más chico de los Zverev sigue exhibiendo las credenciales que seguramente lo depositarán en un tiempo no muy lejano entre los top ten del planeta. Haciendo gala de una personalidad típica de los mejores, Alexander fue rey en Francia, no sin antes vencer a dos favoritos del público (en semifinales y final respectivamente) como lo eran Joe Wilfried Tsonga y Richard Gasquet.

En su penúltima prueba de fuego, el nacido en Hamburgo estuvo contra las cuerdas, set abajo y quiebre abajo; fue allí cuando sacó a relucir el fuego sagrado que hace falta en las de a peso y dio vuelta la historia ante el potente Tsonga. Ya en el punto culminante de su obra, Zverev debía verse las caras ante el vigente bicampeón del torneo, quien además de contar con el apoyo del público, también tenía la ventaja de una mayor experiencia en definiciones de este tipo. Pero nada detuvo a este flaco atrevido que limpió a su rival en sets corridos; apoyado en 32 tiros ganadores y un contundente 80% de puntos ganados con su primer servicio.

Con esta segunda consagración en el circuito (la primera fue el año pasado en San Petersburgo), el joven europeo se situará en el puesto número 18 del ranking mundial, hasta el momento el más alto en su incipiente trayectoria como profesional. Tiene absolutamente todo para convertirse en uno de esos elegidos, tocados con la varita mágica que dejan la huella marcada a fuego en la historia de este deporte. Fabuloso revés a dos manos, derecha temible, saque nada despreciable y una exquisitez de volea son parte de un combo completo y eficaz.

Distinto es el caso de Grigor Dimitrov, quien le ganó a Goffin en sets corridos, se consagró en el ATP de Sofía (sexta coronación de su carrera) y lloró de emoción tras ser profeta en su tierra. Desde hace muchos años, el búlgaro viene amagando con ser lo que hasta el momento nunca fue; si hasta llegó a merecer el mote de “Baby Federer” debido a su vistoso estilo de juego. Cuando parecía que los pronósticos y los augurios terminarían solamente en insinuaciones, este 2017 parece ser, finalmente, el año del despegue para este talento innato de 25 años. Tras la llegada del venezolano Dani Valverdú como su nuevo coach, algo parece haber cambiado en el tenis y sobre todo en la mente de Dimitrov, quien en la jornada de ayer obtuvo el segundo certamen de la temporada sobre tres disputados.

Jugando con el aliento de las 12.000 personas que colmaron el Arena Armeec, el oriundo de Haskovo se quedó con un duelo apretado en el trámite y en el que supo aprovechar mucho mejor que su rival las oportunidades de quiebre de las que dispuso. Mientras que el local quebró en cinco de las siete oportunidades de las que dispuso, el petiso belga tan solo lo hizo en tres de nueve chances. Sin dudas ese oportunismo habla a las claras de quien fue mejor en momentos de presión, aquellos en los que no se puede fallar. .

Hasta hace un par de meses nada más, el búlgaro llevaba una sequía de dos años y medio sin levantar una copa ni gritar campeón en el circuito ATP (última vez en el césped de Queens en junio del 2014); en solo cuarenta y cinco días se ha proclamado victorioso en dos competiciones y está dejando de manifiesto que su confianza se encuentra en estado de gracia. Catorce partidos ganados y tan solo una derrota ante Nadal en las semifinales del Abierto de Australia (partidazo a cinco sets) es hasta ahora el saldo de una temporada que empezó muy arriba; habrá que ver si es capaz de sostener este nivel durante el resto del 2017 y confirma su nuevo status de jugador hecho y derecho, para dejar atrás ese incómodo mote de promesa incumplida.

Con estilos y edades distintas, tanto Zverev como Dimitrov son dos serios postulantes a herederos del trono que algún día, solo algún día, dejarán vacante los genios legendarios que aún hoy nos deleitan.

Imágenes de la final ganada por Zverev