Petiso gigante

Isaiah Thomas está liderando a los Celtics en una gran temporada.

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Isaiah Thomas sigue dando espectáculo. Su juego ha explotado definitivamente y, con su liderazgo, Boston Celtics se consolida como la grata revelación de esta temporada. El base condujo a los de verde a otra victoria sobre los alicaídos Sixers el miércoles y se prepara para disputar su segundo juego de las estrellas este domingo.

¿Cuándo explota un basquetbolista? La pregunta no tendrá jamás una resolución inequívoca debido a lo relativa que podría ser la respuesta. Antes de convertirse en veinteañeros, Kobe y Lebron ya estaban marcados para triunfar; pero hay otros que demoran más en desarrollarse y se destapan casi una década más tarde. A los 28 pirulos todavía se puede seguir creciendo, evolucionando, aprendiendo como jugador de básquetbol. Un fiel reflejo de esto es Isaiah Thomas, quien parece haber encontrado su lugar en el mundo y hoy en día dirige la batuta de los Boston Celtics, equipo que se ha transformado en la sorpresa por excelencia de esta temporada 2016-2017.

El base de 1,75m de altura es la razón primordial por la cual los dirigidos por Brad Stevens están en la vanguardia de la División Atlántico y ocupan la segunda posición de la Conferencia Este con un excelente récord de 37 partidos ganados y 19 perdidos, escoltando a los campeones Cleveland Cavaliers aunque aún a tres encuentros de distancia. El pasado miércoles, este pequeño escurridizo volvió a pisar fuerte en tierra de gigantes y manejó a la perfección los hilos de su equipo que derrotó a los Sixers de Filadelfia en condición de locatario por 116 - 108.

33 puntos fue la cosecha goleadora del nacido en Washington, pero lo más importante, como siempre, no es la cantidad sino la importancia cualitativa de dicha producción; por ello, fue durante el último cuarto, cuando las papas quemaban, que aparecieron 13 unidades claves del petiso gigante. A la hora de la verdad, con el match hirviendo y tanto a tanto, en ese preciso momento se vio lo mejor de su vasto repertorio.

Conductor ajeno a los moldes típicos del base clásico; más desequilibrante que cerebral, menos pasador que tirador, más definidor letal que organizador de juego. Frente a los Sixers, el gran Isaiah igualó una marca de franquicia que ni el legendario Larry Bird había podido alcanzar; fue el partido número 40 consecutivo anotando por lo menos 20 puntos y de esta forma empató el record que consiguió John Havlicek durante la temporada 1971-72.

Después de sus experiencias con Sacramento Kings y Phoenix Suns en las que jamás había conseguido clasificar a los playoffs, el zurdo prodigio desembarcó finalmente en Boston, un conjunto que, al día de hoy, le ofrece un entorno ideal y un sólido sustento colectivo. Con los Reyes de Sacramento jugó tres años, siendo el último el mejor de su producción individual (promedio más de 20 puntos por match); sin embargo, la mejoría personal nunca se tradujo en éxito de equipo y ese desfasaje siempre conspira en el crecimiento de un jugador que aspira a más.

Ya en los Soles de Phoenix, la situación no varió y a pesar de promediar más de 15 unidades por juego, el fracaso grupal seguía eclipsando las notorias condiciones de player distinto al resto de la manada que afloraban en Isaiah. En el 2014, llegó al lugar que marcaría un antes y un después en su carrera profesional. A pesar de que el comienzo no fue auspicioso ni mucho menos, experimentó lo que es ser parte de una post temporada y más allá de perder en primera ronda, tuvo por primera vez la experiencia intransferible de codearse con los mejores en las de a peso.

Continuó su avance a paso lento pero firme. Fue en la segunda temporada, con los 17 veces campeones de la NBA, cuando llegó su primer convocatoria a un All Star Game; una citación que no es para cualquier cuatro de copas y que mostraba a las claras el progreso, la metamorfosis que estaba viviendo el número 4 de los Celtics. Ya en el correr de este brillante 2017 llegó el salto definitivo al Olimpo de los cracks; además de su influencia evidente en el andar del equipo, Thomas es hasta el día de la fecha el segundo goleador de la liga con un promedio de casi 30 tantos por partido (29,9), atrás solamente del enorme Russel Westbrook, quien comanda dicho rubro con 31.

Como si esto fuese poco, la NBA lo eligió como el mejor jugador del mes de enero; un galardón más que confirma su meteórico ascenso. Para corroborar este año plagado de buenas nuevas; la frutilla de la torta será su segunda participación en el juego de las estrellas que se disputará este domingo 19 en la ciudad de Nueva Orleans

Vale la pena destacar que hoy, más allá de ser la figurita indiscutida, cuenta con laderos que lo han acompañado en gran forma; el dominicano Al Horford en la lucha bajo el tablero y el escolta Avery Bradley con su muñeca efectiva son solo dos ejemplos del respaldo que hoy tiene el hombre en cuestión. A pesar de todos estos aportes, Los Celtics aún no tienen chapa de favoritos y parece difícil que la conferencia este no termine en manos de los Cavaliers, campeones defensores. Sin embargo, con Isaiah Thomas en este nivel superlativo todo es posible. Del suelo ya se despegó; solo resta saber donde estará su techo.

Lo mejor del partido contra Filadelfia