Donald Trump no deja indiferente a nadie, tanto que los periodistas deportivos de Estados Unidos suelen preguntarle a atletas y entrenadores qué opinan al respecto. En la campaña, Trump contó con el apoyo de exdeportistas como Dennis Rodman, Mike Tyson o el golfista de los pantalones excéntricos John Daly.

A fines de enero, el presidente estadounidense decretó que se suspendiera el programa de refugiados y la llegada de ciudadanos de seis países. Varias voces se alzaron en protestas, entre ellas el medallista olímpico británico Mo Farah, refugiado porveniente de Somalia. Steve Kerr, cuyo padre murió en un atentado terrorista en el Líbano, también tuvo cosas para decir.

Las actitudes de Trump también generan problemas en la organización de algunos eventos. El PGA Tour ha salido a desmarcarse en varias ocasiones, ya que Trump es dueño de muchas canchas donde se disputan torneos. El comite organizador de Los Ángeles 2024 teme que su candidatura a sede olímpica se vea afectada por la imagen presidencial. 

Trump y su relación con el deporte, conflictiva como todo lo que hace el nóvel mandatario.

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