El cuento del Tío Sepp

La historia de Josef Herberger el entrenador de Alemania que hasta la aparición de Tabárez poseía el record de más partidos dirigidos a una selección.

josef-herberger.jpg
Josef Herberger en los hombros de los jugadores de Alemania Federal

Cuentan que fue el primer partido que vio Hitler en vivo, ya que no era fanático del fútbol, al contrario de Goebbels. Pero las cosas no fueron nada bien esa tarde. Noruega venció 2-0 a Alemania, Hitler se fue antes, enojado por lo que estaba viendo, y Otto Nerz, entrenador alemán, luego de esa derrota dio paso a Herberger en la dirección técnica. Eran los Juegos Olímpicos de Berlín 1936.

En esos Juegos los alemanes habían ganado el primer partido y todo parecía indicar que seguirían de largo. El fútbol se jugaba en formato de eliminación directa: la primera ronda Alemania la pasó ganándole 9-0 a Luxemburgo y en la segunda, que ya eran los cuartos de final, el rival fue Noruega. 100 mil personas se dieron cita un 7 de agosto en el Poststadion de Berlin. En el palco estaba el mismísimo Hitler y su plana mayor: Goebbels, Goering y Hess.

Herberger, que había sido nombrado asistente en 1932, se hizo cargo del plantel principal luego de Berlín 1936 y estuvo hasta 1964. 32 años al frente de la selección alemana. Hasta este noviembre era el entrenador con más partidos al frente de una selección, hasta que lo alcanzó Tabárez. 


 
El Tío Sepp, como todos los conocían, fue futbolista de selección entre 1921 y 1925. Nació en 1897 en Mannheim, una ciudad portuaria sobre el río Rin, en épocas del Imperio Alemán, siete años después que Otto von Bismarck dejara de ser canciller. Como jugador solo estuvo en tres equipos, en los dos más importantes de su ciudad: Waldhof Mannheim y el VfR Mannheim. Y terminó su carrera en 1930 cuando jugaba en el Tennis Borussia Berlin. Fueron años donde el fútbol alemán era estrictamente amateur, de hecho Sepp fue sancionado de por vida por aceptar dinero en alguno de sus traspasos de equipo. La sanción duró un año y fue levantada. 

En aquellos años 30, cuando asumió como DT de la selección, la discusión futbolística en Alemania era muy parecida a la que se vivió con la llegada de Guardiola al Bayern. Otto Nerz era admirador del juego inglés, directo, físico y poco elaborado. Pero en la década del 30 el que dominaba el campeonato local era el Schalke 04, que tenía un juego mucho más asociado, de muchas combinaciones que para Nerz eran pases que no conducían a nada. Herberger cambiaría la identidad de la selección alemana, sumando jugadores del Schalke y manteniendo algunas cosas de Nerz. 

Lo primero que afrontó Sepp fue la eliminatoria para el Mundial de Francia 1938. Alemania estaba en el único grupo integrado por cuatro equipos, jugó tres partidos entre junio y setiembre de 1937, ganándole a Finlandia (2-0), Estonia (4-1) y Suecia (5-0). La tensión en Europa era más que evidente, y las federaciones de Reino Unido y Alemania decidieron que era buena idea organizar un partido amistoso previo al Mundial para demostrar tranquilidad.

El 14 de mayo de 1938 se jugó en Berlín un Inglaterra-Alemania muy particular. Los alemanes jamás habían vencido a los ingleses y estaban invictos desde octubre de 1936. Por otro lado los ingleses venían de perder cuatro partidos ese año, lo que ilusionaba a los de Herberger. Como muestra de amistad, los dirigentes ingleses les pidieron a sus jugadores que antes de comenzar el partido hicieran el saludo nazi. Los jugadores protestaron pero cumplieron, para alegría de Goebbels, Goering y Ribbentrop que estaban en el palco. El partido finalizó con victoria inglesa por 6-3. Año y medio después, estos dos países entraban en guerra. 



Aquel Mundial de 1938 tuvo muchas particularidades. Para empezar, le tocaba a un país sudamericano organizarlo, pero las insistencias de Jules Rimet ante la FIFA hicieron que Francia fuera el organizador: el Mundial se jugaría en una Europa a punto de romperse. Argentina, Colombia, Uruguay y Chile decidieron bajarse del Mundial por esa decisión, y el único representante sudamericano fue Brasil.

Palestina bajo mandato británico jugó una doble eliminación con Grecia por un cupo europeo, y se impusieron los griegos que luego quedarían eliminados fácilmente por Hungría. El representante asiático fue Indias Orientales Neerlandesas, actualmente Indonesia, y el único equipo de CONCACAF fue Cuba, que despachó a Rumania en la primera ronda para sorpresa de todos. 

Cuba debía enfrentar al ganador de Suecia-Austria, pero en marzo de 1938, un par de meses antes del Mundial, Austria dejaba de ser un país independiente para transformarse en la Ostmark de la Alemania Nacionalsocialista. La invasión alemana se produjo en marzo, pero Hitler, buscando legitimar lo hecho, armó un plebiscito en abril conocido como Anschluss. El 10 de abril de 1938 los habilitados a votar debían rellenar la papeleta a favor de la anexión delante de oficiales de la SS. Si bien en Austria existía un movimiento nazi muy fuerte, no representaban al 99,73% que terminó votando la anexión a Alemania.

Esto trajo consecuencias para la selección de Herberger, ya que Hitler exigió que para el Mundial de 1938, el plantel alemán debía tener una relación de seis alemanes cada cinco austríacos. Deportivamente podría haber sido muy beneficioso, Austria era una potencia por esos años, con un fútbol local altamente profesionalizado, a diferencia de Alemania, y venía de ser cuarta en el Mundial de 1934. Pero Herberger sabía que las cosas no iban a terminar bien, ya que los jugadores de uno y otro país se llevaban muy mal.

La selección austriaca estaba comandada por Matthias Sindelar, el “Mozart del fútbol”. Los nazis vieron en él un símbolo para representar la unificación, pero Sindelar discrepaba un poco con esto. El 3 de abril de 1938 se jugó un partido simbólico entre Alemania y Austria para celebrar la anexión. Debían ganar los dirigidos por Herberger, pero se impuso Austria 2-0 con un gol de Sindelar que festejó bailando frente al palco donde estaban las autoridades nazis.

Herberger, que tenía al fútbol cómo única política, insistió en que Sindelar formara parte de su equipo. Pero el austríaco se negó rotundamente. El 22 de enero de 1939 Sindelar y su novia, Camila Castagnola, fueron encontrados muertos en su apartamento. Oficialmente la muerte fue por inhalación accidental de monóxido de carbono. Las especulaciones dicen que de accidental no tuvo nada, o bien fueron simpatizantes nazis que sabotearon las cañerías o incluso se especula con un suicidio premeditado. Como lo predijo el entrenador alemán, la idea de juntar alemanes y austríacos en un vestuario no fue nada buena.

En primera ronda del Mundial, los alemanes enfrentaron a Suiza. El partido terminó 1-1 y se debió jugar un desempate cinco días después. Karl Rappan, el entrenador suizo, introdujo un tercer defensa, algo extraño para la época, y esa tarde Suiza venció 4-2 a Alemania y nació el famoso concepto de Catenaccio. El Mundial finalizó un 19 de junio con Italia campeón. Menos de tres meses después comenzaba la Segunda Guerra Mundial. 



Patear pelotas entre trincheras

Mantener la imagen de país fuerte en el medio de una guerra sangrienta era una de las tareas de la dirigencia nazi en Alemania. El fútbol no escapaba a ello. Se continuó disputando la liga local y la selección alemana jugaría entre 1939 y 1942 unos 35 partidos amistosos contra países aliados, satélites o neutrales en la guerra.

Lista de encuentros durante la segunda guerra mundial recopilada por Rómulo Martínez Chenlo. 

Ser jugador de fútbol no impedía que fueras llamado al frente de batalla, pero si eras bueno con la pelota, podías llegar a tener ciertas facilidades. Hermann Graf es una leyenda de la aviación alemana y durante la guerra creó un equipo de fútbol llamado Rote Jäger, Cazadores Rojos. Con la excusa de que su unidad precisaba ciertos soldados, hacía trasladar a buenos jugadores de fútbol de otras unidades.

Graf era muy amigo de Herberger, que lo ayudaría en esa tarea. Cuentan que el seleccionador alemán se pasó la guerra inventando condecoraciones y citaciones para sacar a sus jugadores del frente de batalla. Uno de esos jugadores convocados por Graf y Herberger era el paracaidista Fritz Walter. Cuando en 1943 la guerra ya se decantaba a favor de los aliados, Alemania no suspendió su torneo local, pero sí los amistosos internacionales.

Fritz fue apresado por los estadounidenses, que destruyeron la unidad a cargo de Graf. Luego transferido a los soviéticos, Fritz tuvo la suerte de saber jugar al fútbol. Cuando estaba de camino a Siberia, los soviéticos hicieron una parada técnica en Kiev, los soldados aprovecharon para jugar un partido de fútbol y Fritz Walter se las ingenió para ser parte de uno de los equipos. Uno de los guardias lo reconoció como jugador del Kaiserslautern y de la selección alemana y su nombre desapareció de la lista de prisioneros. De su segura muerte en Siberia pasó a ser campeón del mundo en 1954, siendo el capitán del milagro de Berna. Pero ya llegaremos a ese día. 

La reconstrucción

Mientras luego de la guerra Konrad Adenauer y Ludwig Erhard trataban de reconstruir y sacar adelante a una Alemania destruida, Herberger hacía lo mismo con el fútbol, puesto que fue designado nuevamente como entrenador. 

Alemania fue excluida del Mundial de Brasil 1950 como parte de las sanciones, y volvería a jugar un partido oficial recién en noviembre de 1950, ya bajo el nombre de Alemania Federal, ocho años después de haber vencido a Eslovaquia 5-2 en 1942. El primer rival escogido fue Suiza: ganaron los alemanes 1-0, el primero de muchos triunfos por venir. La elección de Suiza no fue azarosa. Mientras los belgas se opusieron fervientemente a la reincorporación de Alemania a la FIFA, los suizos votaron a favor, argumentando el poder unificador del fútbol. 
Recuadro

Herberger y el Nazismo

Mientras duraba la ocupación aliada, los ejércitos vencedores llevaron adelante lo que se conoce como desnazificación, donde se investigaba a todos aquellos que tuvieron alguna vinculación con el partido Nazi. Sepp Herberger tenía carnet de afiliado al NSDAP número 2.208.548, por lo cual fue investigado. Los archivos de Goebbels planteaban ciertas dudas cuando Herberger fue nombrado seleccionador, ya que no se había ofrecido voluntariamente para ir al frente en la Primera Guerra Mundial, lo cual le jugó a favor en el juicio, donde solo se lo multó por haber tenido el carnet de socio. 

Algunos lo acusaron de haber hecho propaganda al gobierno Nazi cuando jugaba con la selección durante la guerra, pero nunca fue condenado por eso. Cuentan los que lo conocieron que era un hombre apolítico, y el propio Sepp explicó que se afilió al partido por obligación, como lo hicieron todos los ciudadanos alemanes, y que estaba en contra de las políticas aplicadas por el régimen. Por estos motivos la Federación Alemana de Fútbol no encontró razones para no mantenerlo en el cargo cuando se reanudó la actividad luego de la guerra. 

Herberger dirigiría a la selección olímpica alemana en Helsinki 1952, donde le ganó a Egipto y a Brasil para luego caer ante Yugoslavia en semifinales y ante Suecia por la medalla de bronce. 
Luego vendrían las eliminatorias para el Mundial de Suiza 1954, donde Alemania Federal compartía grupo con Noruega y Sarre. El protectorado de Sarre fue un territorio alemán bajo control de Francia desde 1947 a 1956. En la única eliminatoria que participó, su entrenador fue Helmut Schön, que luego sucedería a Herberger como entrenador de Alemania. Los dirigidos por Sepp pasaron como primeros de grupo sin demasiadas complicaciones. 

Lo que pasó en el Mundial de Suiza es digno de contar. Alemania llegaba con un buen equipo, pero lejos estaban de ser favoritos. Hungría, Uruguay o Brasil eran en la previa equipos superiores a los alemanes. Se dieron cita 16 países repartidos en cuatro grupos. En un invento extraño e inexplicable de la FIFA, los cuatro primeros de cada grupo irían por la parte superior del cuadro, mientras los cuatro segundos por el otro lado.


Fritz Walter y Ferenc Puskas se saludan antes de la final. 

Sepp Herberger tuvo en cuenta este dato desde el principio. Los alemanes debutaron contra Turquía y la vencieron fácilmente 4-1. El segundo partido fue contra la Hungría de Ferenc Puskás. Se jugó un 20 de junio con todos los demás grupos definidos. El equipo que ganara iba a avanzar como primero de grupo, sumándose a Uruguay, Brasil e Inglaterra. Por eso el entrenador alemán salió a la cancha con un equipo alternativo y circula la leyenda que mandó al zaguero Liebrich a lesionar a Puskás.

Con intención o no, Liebrich le pegó flor de patada al húngaro que quedó con el tobillo tocado para el resto del campeonato. Fue victoria magiar por 8-3 y Alemania debía jugar un desempate con Turquía para definir el segundo de grupo. Ganaron fácil los teutones por 7-2 y pasaron a cuartos de final contra Yugoslavia. El plan de Herberger funcionó a la perfección: vencieron 2-0 a los yugoslavos y luego las semifinales contra Austria fueron un trámite (6-1 para Alemania), mientras que Hungría en su camino a la final debió eliminar a Brasil y Uruguay. 

La final entre alemanes y húngaros es conocida por el Milagro de Berna para unos y la Tragedia de Berna para otros. Puskás volvía a la titularidad pero no en su mejor forma, aunque igual se las ingeniaría para abrir el marcador. Luego un tanto de Zoltán Czibor ponía las cosas 2-0 para Hungría, pero los alemanes reaccionaron. Descontó Max Morlock, un extremo derecho que ese Mundial convirtió seis goles y luego Helmut Rahn empataba. Todo eso en 18 minutos de juego.

Lo que pasó el segundo tiempo se puede contar de muchas maneras. Si nos ponemos esotéricos podemos hablar de milagro, del arquero Toni Turek iluminándose para salvar varias pelotas, y del gol agónico de Rahn en el 84’ para dar vuelta al marcador. Pero si se prefiere la versión más mundana, hay que decir que la lluvia del segundo tiempo jugó a favor de los alemanes que tenían los innovadores zapatos Adidas con tapones. En el minuto 88 se le anula un gol a Puskás en un dudoso fuera de juego, y hay un estudio de la Universidad Humboldt de Berlín demostrando que algunos de los jugadores alemanes fueron inyectados con metanfetamina pervitina, un estimulante usado por los soldados del Tercer Reich. 

Terrenal o milagroso, Alemania salió campeón del mundo por primera vez en su historia y aquel plantel elevado a la categoría de héroes. El Tío Sepp llevaría también a Alemania a las semifinales del Mundial de Suecia 1958 y a los cuartos de final en Chile 1962, cuando le deja paso a Schön.

Autor de frases como “el rival más difícil es el próximo” o "el balón es redondo, el partido tiene una duración de noventa minutos, todo lo demás es pura teoría", Herberger falleció en 1977 y a su funeral fue el canciller del momento, Helmut Schmidt. No sorprende si tenemos en cuenta que se había ido un héroe nacional, el encargado de ubicar a Alemania en el camino del éxito futbolístico. 


Herberger a la izquierda y su sucesor, Schön

Sepp Herderberg 167 partidos- 94 victorias, 27 empates, 46 derrotas