Siguen girando

Thiem, Tsonga y Sock sumaron nuevos títulos para sus vitrinas.

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Thiem se quedó con el torneo de Río de Janeiro.
El circuito de la ATP sigue su curso a lo largo y ancho del planeta. El norteamericano Jack Sock ganó el torneo de Delray Beach y alcanzó el mejor ranking de su carrera como profesional. Tsonga obtuvo su segundo título consecutivo en Marsella, mientras que Thiem fue rey en Río de Janeiro.

Continúa la incesante vuelta al mundo que caracteriza al tenis de estos días. Durante la semana pasada los players se dieron cita en Delray Beach, Marsella y Rio de Janeiro; en tierras norteamericanas el joven Jack Sock fue profeta en su tierra y se consagró tras la no presentación en la final del canadiense Milos Raonic. Otro que se alzó con el trofeo en condición de local fue Jo Wilfried Tsonga; el francés está encendido en esta etapa de la temporada y derrotó en la final a su compatriota Olivier Pouille con parciales de 6-4 y 6-4, para quedarse con el segundo campeonato en forma consecutiva, luego de haberse proclamado victorioso en Rotterdam hace diez días. Por último, el talentoso austríaco Dominic Thiem se impuso en el polvo de ladrillo de la cidade maravilhosa, al vencer en la definición al español Pablo Carreño Busta en sets corridos; 7-5, 6-4 el resultado final de un match que fue bastante más apretado de lo que expresa el marcador.

Hace años que el tenis estadounidense busca, sin éxito, al heredero de los grandes que ya no están. Mc Enroe, Connors, Agassi, Sampras y Roddick son rica historia, pero historia al fin; sin embargo, hay un pibe audaz de 24 años que aspira a llenar de alguna forma un pedacito de semejante vacío. Esta parece ser la temporada del despegue para Jack Sock, quien el pasado domingo obtuvo el tercer título de su carrera (segundo de la temporada) en la superficie dura de Delray Beach tras vencer por walk over al bombardero canadiense Milos Raonic, quien ni siquiera salió a la cancha debido a un pequeño desgarro ocurrido en la semifinal frente al argentino Juan Martín Del Potro.

Con un impactante record de 11 partidos ganados sobre 12 disputados en lo que va del año, el nacido en Kansas esta probándole al público y a la cátedra que está para cosas grandes y se coronó ante su gente sin ceder un solo set en toda la semana. Sus compatriotas Steve Jhonson y Donald Young fueron las víctimas en cuartos de final y semis, antes de que el número cuatro del mundo abandonara en el match definitivo. Queda claro que Sock está atravesando el mejor momento de su corta vida tenística, ya que además de ganar dos de sus tres certámenes de ATP en esta temporada, el lunes apareció en el puesto 18 del ranking mundial, mejor ubicación desde que es profesional. Su única derrota del 2017 ha sido ante Tsonga en tercera ronda del Abierto de Australia cuando cayó en cuatro sets.

Quien también está pasando un momento brillante es Jo Wilfried Tsonga, que gracias a su nueva conquista llegó al número siete del mundo, escalando cuatro posiciones en el ranking tras dos semanas de un tenis exquisito. Después de su rotundo éxito en Holanda la semana pasada, el carismático franchute aprovechó el envión ganador para lograr el decimocuarto campeonato de su rica trayectoria; segundo consecutivo en cancha dura bajo techo, séptimo en suelo francés y tercero en la ciudad de Marsella, donde evidentemente se siente como en su casa. El tenista de 31 años está con una confianza descomunal; ello ayuda a sus golpes y lo convierte en un jugador de temer, muchas veces imparable para sus adversarios.

En la final, ante su compatriota Pouille, no brindó oportunidades para quebrar su servicio, lo que habla a las claras de la solidez con la que funcionó su primer saque a lo largo del encuentro. Antes de arribar al partido cumbre, el Alí del tenis pasó uno por uno los escollos de Illya Marchenko, Gilles Simon y Nick Kyrgios; justamente en semifinales ante el lungo australiano, Tsonga perdió el único set del torneo. Hasta el momento, ha ganado 17 de 20 encuentros en la presente temporada y se perfila como uno de los animadores de la misma; siempre y cuando, las lesiones lo dejen jugar en paz y no lo atormenten como en años anteriores.

Para cerrar la trilogía de finales disputadas el pasado domingo, hay que destacar el rendimiento de Dominic Thiem, quien festejó en el ATP de Rio de Janeiro, donde obtuvo la octava corona de su carrera en el circuito, tercera en Latinoamérica (el año pasado ganó en Buenos Aires y Acapulco). En un partidazo de gran nivel técnico y alto voltaje emocional, el austríaco logro imponerse ante el peleador español Pablo Carreño Busta, pero para eso tuvo que sudar la gota gorda. Ambos colaboraron para que el match fuese un verdadero electrocardiograma, plagado de vaivenes en el score, altos y bajos pronunciados e irregularidad marcada en el juego.

Seis quiebres de servicio (cuatro para Thiem y dos para Carreño) son la prueba cabal de lo que les costó sostener el saque a ambos jugadores. Al final, terminó prevaleciendo la jerarquía del número nueve del mundo, quien a los 23 años logró el primer título de una temporada que venía siendo negra; dos meses de dudas que se reflejan en que aún no había pasado cuartos de final en ninguno de los cinco certámenes disputados hasta llegar a la ciudad del carnaval y la alegría.

Con nombres ya viejos y otros que asoman impacientes, gira y gira la picadora de carne llamada circuito mundial. Y nunca se detiene. Hoy en el Cristo Redentor o donde nació La Marsellesa; mañana en las playas de Acapulco o en Dubái, peloteando ante la mirada atónita de algún jeque árabe.