Tierra sagrada

El rey de la tierra batida triunfó en el principado de Mónaco.

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Rafael Nadal ganó su décimo título en el polvo de ladrillo de Montecarlo tas vencer a su compatriota Ramos Viñolas y se transformó en el máximo ganador de títulos sobre tierra de la historia del tenis. Primer torneo ganado para él en cuatro finales disputadas durante el 2017. Aparece el cartel de favorito de cara a Roland Garros.

Cuando hace unos años llegaba esta época del calendario en el planeta tenis, todos sabían que si Rafael Nadal estaba en plenitud física, habría que pelear por el segundo puesto. En este arranque de la temporada en polvo de ladrillo, el español comenzó con la contundencia de aquellos mejores tiempos y se consagró en el Masters 1000 de Montecarlo, logrando de esta manera su décimo título en el principado, donde se mueve como pez en el agua. Además es la corona número cincuenta en su exitosa carrera sobre tierra batida, superando de esta forma al argentino Guillermo Vilas y transformándose en el más ganador de todos los tiempos en dicha superficie.

La víctima en la final fue el sorprendente Albert Ramos Viñolas, quien nada pudo hacer ante la solidez de su compatriota, que lo aplastó tanto en el juego como en el marcador. 6-1 y 6-3 fue el resultado de un partido que careció en todo momento de la emoción que caracteriza a esos grandes enfrentamientos en los que está en disputa la gloria. Trofeo número 70 en la trayectoria profesional del zurdo batallador, quien finalmente saborea las mieles de ser el mejor de todos tras haber perdido las primeras tres finales jugadas durante este 2017 (dos ante Federer y una frente a Querrey).

Apoyado en un elocuente 81% de puntos ganados con su primer servicio (25 de 31), Rafa no le dio una sola oportunidad de quiebre a su rival de turno y jugó con una firmeza digna de los grandes campeones. Fue a partir de dicha estabilidad en su saque como construyó este éxito que tan solo le demandó una hora y dieciséis minutos en cancha. Regularidad extrema, defensa a todo trapo y golpes contundentes desde el fondo de la cancha fueron los otros condimentos que posibilitaron la conquista.

Por su parte, el imprevisto finalista de esta nueva edición del glamoroso campeonato monegasco vivió su semana de consagración en el circuito a pesar de la esperada derrota en el match decisivo. Antes de la paliza sufrida ante su paisano, Ramos Viñolas tuvo un camino soñado en el que se sacó de encima a jugadores como Andy Murray (número uno del mundo) y Marin Cilic. Por su parte Nadal comenzó perdiendo un set en la ronda de 64 frente al británico Kyle Edmund; de allí en más desaparecieron las fisuras, la pimienta de su derecha creció notoriamente y ya no volvió a ceder un solo parcial en todo el torneo.

Incluso cuando tuvo que sortear obstáculos muy duros en los papeles, por ejemplo, el alemán Alexander Zverev a quien apabulló con un doble 6-1 o el tenaz belga David Goffin, quien frente a Rafa solo pudo ganar dos games más que el germano. Como si todos estos números fuesen poco, el pupilo de Carlos Moya se convirtió este domingo en el único tenista de la era abierta en ganar diez veces un mismo torneo. Empezó la gira sobre polvo de ladrillo y, a los 30 años de edad, Rafael Nadal sigue exhibiendo sus credenciales de Rey en ese piso lento y anaranjado; el mismo que lo ha elevado, ya desde hace unos cuantos años, al pedestal de los más grandes de todos los tiempos.

Imágenes de la final