El jardín de su casa

Roger Federer se consagró campeón por octava vez en Wimbledon. Un repaso por sus récords.

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Foto: Reuters
Otra vez Roger Federer levantando la copa en el jardín de su casa. El sueño se hizo realidad y la perfección suiza se consagró por octava vez en Wimbledon, tras aplastar al croata Marin Cilic por 6-3, 6-1, 6-4 en un match que se prolongó por solo 101 minutos.

Así obtuvo su grand slam número 19, estirando su ventaja como el más ganador en este rubro y agregando otro pedazo de gloria a una carrera que parece ser eterna. Quinto título del año sobre siete disputados (Australia, Indian Wells, Miami y Halle los otros). 31 victorias sobre 33 en la temporada y flamante número tres del ranking son los ingredientes de este renacer inesperado del mejor de todos los tiempos.    
 
Más allá del inigualable éxito en el All England Club (91 victorias), de haberse erigido en el que ganó más campeonatos en la catedral del tenis (dejó atrás los 7 de Sampras y Renshaw)  o de ser el segundo más veterano en coronarse en un torneo grande (Rosewall a los 36 en Australia), RF es leyenda viviente por su pasión desmesurada, por las lágrimas del final y porque esa eficacia extraordinaria nunca opacó la belleza estética de su juego. 
 
Paradójicamente, el hombre récord no se reduce a la fría estadística; 93 títulos de ATP (quedó a uno del segundo puesto de Lendl) o ser el que más semanas estuvo en la cima del ranking (302) no eclipsan el estilo único que emana de su raqueta hace dos décadas.  
 
Después de dos finales perdidas en el césped ante Novak Djokovic (2014 y 2015) y el último tropezón semifinal ante Raonic, las oportunidades de volver a alzar su trofeo favorito parecían haberse evaporado. Sin embargo, este domingo 16 de julio de 2017 dejará una marca indeleble en la memoria de los que amamos este deporte.

Luego de dos semanas de nivel superlativo, Roger coronó una faena inmaculada y por segunda vez en su dilatada trayectoria, la primera en suelo británico, festejó en un grand slam sin ceder un solo set. Dolgopolov, Lajovic, Mischa Zverev, Dimitrov, Raonic, Berdych y el ya mencionado Cilic fueron las víctimas en su camino a la cima  

Comentan que el tiempo es el único verdugo que no se apiada de nadie, pero Federer está empeñado en combatir las leyes de la naturaleza.  A pocos días de cumplir 36 (8 de agosto), le sigue mostrando a los incrédulos que se ha reinventado. Tras aquella operación de rodilla que lo alejó del circuito por seis meses, el croata Iván Ljubicic se incorporó a su equipo de trabajo y ha sido medular para los logros actuales.

El revés mejoró notoriamente y la fortaleza mental ha ido en aumento; prueba de ello la final de Australia, cuando en el quinto set estaba break abajo frente a Rafa y dio vuelta la historia ganando cinco games consecutivos. Enterado de que ya no es un niño, el helvético dosificó su calendario, salteándose la temporada de polvo de ladrillo, incluido Roland Garros y ello ha provocado un cuerpo fresco, con veloz reacción en las devoluciones y pegada firme cuando lo movieron hacia los costados. Todo esto, sumado a un juego vertiginoso que desemboca en partidos de corta duración, hizo posible este presente de ensueño.   
 
29 finales y 321 encuentros ganados en torneos grandes (seguido de lejos por Nadal con 22 y Djokovic con 237) y una racha vigente de diez victorias consecutivas ante jugadores top ten son otros numeritos del mito que se agiganta día a día. Prueba de la longevidad es que cuatro generaciones han sido testigos en cancha de sus proezas; desde Sampras, pasando por Roddick y Nadal, hasta el veinteañero Zverev.

¿Alguien se anima a aventurar cuando se retirará? La respuesta es un no rotundo.  Quizás mañana, en un año o en tres; es capitán de su alma y amo de su destino, como escribió William Henley. Nadie sospecha cual será esa hora. Mientras tanto, seguimos disfrutando la obra en proceso, conscientes del privilegio de ser contemporáneos del artista que usa la raqueta como un pincel.