Persevera y volverás

Nadal recuperó el número uno del mundo, luego de tres años de no estar en lo más alto del ranking.

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Foto: Getty
Tres años, un mes y quince días después de su última vez en la cima del mundo, Rafael Nadal volvió. El 21 de agosto del 2017 el zurdo de Manacor llegó al número uno, tras largas temporadas de altibajos, problemas físicos y extrema perseverancia en busca de la gloria perdida.

Cuarta ocasión en que Rafa lidera el ranking de la ATP, muestra irrefutable de su vigencia, tras sortear innumerables obstáculos a lo largo de tanto tiempo. Respecto a las tres anteriores, la primera fue desde el 18 de agosto de 2008, con solo 22 años, hasta el 5 de julio de 2009. Recuperaría el trono entre el 7 de junio de 2010 y el 3 de julio de 2011, y volvería a ostentar dicha honra entre el 7 de octubre de 2013 y el 6 de julio de 2014.
 
Cursa ahora la semana número 142 (séptimo en el historial) de estadía en lo más alto del firmamento. Así se transforma en el player con más tiempo de distancia entre su estreno como rey y ocasional regreso al sitio de privilegio. Pasaron nueve años de aquella medalla de oro en Beijing que le posibilitó desplazar a un tal Roger Federer y hacer su debut en la cúspide del planeta tenis. De allí en más los escollos se multiplicaron y fueron moneda corriente en una trayectoria accidentada, pero nunca pudieron vencerlo.
 
Lesiones en pies, tendones, rodillas, muñecas, espalda y hasta una  operación de apendicitis se han atravesado en su exitoso andar. Como siempre sucedió en su vida profesional, el retorno tan ansiado demandó sangre, sudor, lágrimas y toneladas de tolerancia a la frustración. Luego del abandono en Roland Garros del año pasado (lesión en la muñeca) muchos dudamos de su vuelta al mejor nivel y otros incluso especularon con el retiro definitivo. 

En dos años y medio (mediados de 2014 a fines de 2016) Nadal participó en nueve ediciones de torneos de grand slam, obteniendo como mejores resultados dos cuartos de final (Australia y Francia 2015), cosecha poco productiva pensando en un hombre acostumbrado a lo máximo. Sin embargo, en esta temporada de resurrección accedió a la final en Melbourne, campeón en Barcelona, Montecarlo, Madrid y frutilla de la torta en Rolanga, donde completó la decena de trofeos en suelo parisino y el tan anhelado decimoquinto título grande.

De Wimbledon en adelante la historia cambió radicalmente. Octavos en la catedral, octavos en Canadá y cuartos en Cincinnati son los discretos resultados de este segundo semestre. El competidor que lucía impenetrable hasta junio en polvo de ladrillo ha vuelto a ser un mortal más en la hierba inglesa y el cemento norteamericano. Con un evidente declive en su rendimiento, habrá que ver si puede reencauzar la ruta en el Us Open, campeonato que ha ganado en dos oportunidades (2010 y 2013).

El que le pisa los talones es un suizo de 36, rival de todas las horas. Juntos crearon el clásico por excelencia en la historia de este deporte. Mientras en el ranking Rafa tiene 7645 puntos y Murray lo sigue con 7150; en la carrera hacia Londres (puntos de la temporada que determinarán quién es el uno a fin de año) Rafa acumula 7365, y por el espejo retrovisor ve de cerquita al gran Federer que suma 7145.

Llegará a Estados Unidos con récord de 49 partidos ganados, 9 perdidos y como primer preclasificado. Al menos durante veintiún días mirará a todos desde arriba independientemente de estilos o preferencias. Si bien muchos pueden creer que hasta agosto inclusive no ha sido el mejor, todos coincidiremos en que pocas veces hubo premio más merecido. Quizás hoy el reconocimiento unánime de la cátedra y los colegas no sea en honor al indiscutible status de jugador extraordinario, sino a su tenacidad de guerrero incansable que nunca tiró la toalla.