También juntos

Rafa y Roger, que se cansaron de ganar títulos individuales, ganaron uno juntos.

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Un día lo impensado sucede. El zurdo y el diestro no están frente a frente, sino lado a lado, codo a codo ante una cancha llena que los ovaciona de pie, aplaudiendo hasta enrojecer las manos. Praga es escenario del sueño cumplido y Roger Federer se une a Rafael Nadal para formar una pareja de dobles que quedará para siempre en la memoria colectiva. Como no podía ser de otra manera, los mejores de siempre derrotaron a la dupla yanqui de Jack Sock y Sam Querrey por 6-4, 1-6 y 10-5 en uno de los doce partidos correspondientes a la flamante Laver Cup, en la cual Europa se impuso al Resto del Mundo por 15 puntos a 9. El novedoso torneo por equipos se prolongó durante tres días y parece haber llegado para quedarse. 
 
La aventura incipiente revolucionó el mundo de la ATP durante la última semana y se gestó gracias a Federer y Rolex, patrocinador del suizo; artífices fundamentales de este evento tributo al eterno Rod Laver (ex jugador australiano) y a muchos de los genios que hicieron grande esta disciplina. Azules por un lado, Rojos por otro. Dos equipos de seis jugadores, capitanes míticos, cuatro partidos por jornada (tres singles y un dobles) y un formato muy similar a la Copa Ryder de golf que se disputa cada dos años. 
 
El puntaje por triunfo aumenta a medida que avanza la competencia; el viernes los ganadores se llevan un punto, el sábado dos y el domingo tres, consagrándose el conjunto que llega a 13 unidades. Otra variante se llevó a cabo en los encuentros que llegaron al tercer y definitivo parcial; este se jugó con un ágil y entretenido súper tiebreak, en el que resulta vencedor el primero en llegar a 10 puntos, siempre y cuando haya diferencia de dos.     
 
Rafa, Roger, Alexander Zverev (Alemania), Dominic Thiem (Austria), Marin Cilic (Croacia), el local Tomas Berdych y Fernando Verdasco (suplente) fueron los representantes del viejo continente, todos bajo la batuta del inolvidable sueco Bjon Borg. Por su parte, la selección de resto del mundo estuvo integrada por los norteamericanos John Isner, Jack Sock, Sam Querrey y Francis Tiafoe, el canadiense Denis Shapovalov y los australianos Nick Kyrgios y Thanasi Kokkinakis (suplente) , con el carismático John Mc Enroe como encargado de comandar el barco. 
 
Disputado en un estadio siempre colmado por 17 mil almas, el que a priori era campeonato exhibición, terminó en batalla de animales competitivos. Puños cerrados, tensión en exceso y clima de Copa Davis en las tribunas fueron los ingredientes de este experimento exitoso que tendrá su segunda parada en la ciudad de Chicago en 2018. El domingo luego  del triunfo del alemán Zverev frente a Querrey, todo parecía sentenciado (12 a 6 parcial); sin embargo el grandote Isner dio el batacazo al ganarle a Nadal por primera vez en su carrera (el head to head estaba 6 as 0 favorable al español) y mantuvo la incertidumbre hasta el fin. 
 
RF vino al rescate y tras ceder el primer chico ante Nick Kyrgios, se volvió a poner la capa de super héroe para dar vuelta la tortilla (4-6, 7-6 y 11-9) y cerrar con broche de oro una película que se había tornado dramática. Después la copa, el festejo de unos y la tristeza de otros. Bastó observar las lágrimas del diamante en bruto australiano para corroborar que lo que se originó como celebración amistosa devino en carrera a todo o nada. 
 
La imagen final y una foto para la posteridad; el zurdo oriundo de Manacor abrazado a su enemigo íntimo, el rival que tanto le dio y le quitó a lo largo de su carrera, aquel con quien comparte el trono que excede rankings circunstanciales. Roger y Rafa. Genio y figura, pincel excelso y garra conmovedora. Polos opuestos con idéntica grandeza y amor al deporte. 35 grand slams de un mismo lado de la red. Ellos monumentos vivientes, nosotros testigos de la historia.