No florece
Estados Unidos vive una sequía histórica en el tenis masculino profesional.
Foto: usta.com
La nostalgia acecha al imperio del norte. Dueños de una tradición inconmensurable, los Estados Unidos de América atraviesan la peor crisis de su riquísima historia en tenis masculino. Ilustres nombres como los de Sampras o Agassi forman parte de un pasado lejano y otra temporada sin integrantes entre los diez mejores del ranking corroboran esta época de vacas flacas que parece no tener fin.
56 torneos de grand slam carentes de gritos de campeón, 14 años sin números uno y otros diez de sequía en la Copa Davis son la evidencia clara de que la nación yanqui sigue sin encontrarles recambio a los ídolos que ya no están. Para reflejar más elocuentemente esta caída estrepitosa, vale la pena decir que el último en finalizar dentro del selectísimo grupo de los Top Ten tras doce meses de competencia fue Mardy Fish, ya retirado de la actividad .
56 torneos de grand slam carentes de gritos de campeón, 14 años sin números uno y otros diez de sequía en la Copa Davis son la evidencia clara de que la nación yanqui sigue sin encontrarles recambio a los ídolos que ya no están. Para reflejar más elocuentemente esta caída estrepitosa, vale la pena decir que el último en finalizar dentro del selectísimo grupo de los Top Ten tras doce meses de competencia fue Mardy Fish, ya retirado de la actividad .
Tener once jugadores dentro de los primeros 100 no parece un dato desalentador; sin embargo, analizando en profundidad los dos mejores en este 2017 se llaman Sam Querrey (29) y John Isner (33), par de lungos experientes y sin demasiada proyección. Ambos ejemplos de la falta de renovación, ocupan actualmente los puestos 15º y 17º respectivamente.
Nada del otro mundo para un país que ha sabido tener a seis hombres en la cima del universo: John Mc Enroe, Jimmy Connors, Pete Sampras, Jim Courier, Andre Agassi y Andy Roddick son los ex Nº1 desde el inicio de la era abierta hasta el día de la fecha. Este inmenso vacío es, paradójicamente, consecuencia de un inmenso legado imposible de honrar en tiempos de escasez.
51 títulos grandes (más del doble que Suecia, segundo con 25) conquistados por 12 players distintos, 896 semanas al frente del ranking sumando a todos los que ocuparon el sitio de privilegio desde 1973 y 32 ensaladeras de plata o copas del mundo por equipos se gestaron en esta tierra que hasta ayer parecía la más fértil de todas y hoy reza por ver germinar tan siquiera una solitaria semilla.
Ocho títulos hasta el mes de setiembre inclusive tampoco sería un indicador del todo malo, siempre y cuando no enfaticemos que siete de ellos fueron obtenidos en campeonatos de categoría 250, aquellos que otorgan menor puntaje y dinero en el circuito. Los mismos no presentan cuadros muy competitivos que digamos y los rivales de fuste brillan por su ausencia. Querrey de 29 abriles fue el único coronado en un ATP 500, certamen de nivel medio disputado sobre las cancha duras de Acapulco, en el que derrotó a Rafa Nadal para levantar el trofeo.
El nacido en San Francisco está décimo en la carrera de campeones (suma de puntos en la temporada) y es el único con chances para meterse entre los ocho que participarán del Masters de noviembre a jugarse en la ciudad de Londres. Desde el 2011 que un norteamericano no accede a esta prestigiosa contienda que representa un broche de oro para la temporada; el ya mencionado Fish fue acreedor del honor al culminar en la octava posición.
Respecto al porvenir nada es claro; si bien Jack Sock es una realidad consolidada (N° 21 de la ATP) y posee un talento por encima de la media, no ha protagonizado un ascenso acorde a sus posibilidades y con 25 años es imposible certificar cuán lejos estará su techo. Francis Tiafoe (74) es otra gran apuesta, pero más allá del potencial indiscutible, todavía no muestra credenciales que hagan sospechar un crecimiento inmediato.
No caben dudas que tras el retiro de Andy Roddick (último en trepar al uno y ganar un grand slam en Flushing Meadows 2003) el hueco se agiganta cada vez más y en el horizonte a mediano plazo no se perciben herederos que den la talla, ni tengan facultades para recuperar la gloria perdida.
No caben dudas que tras el retiro de Andy Roddick (último en trepar al uno y ganar un grand slam en Flushing Meadows 2003) el hueco se agiganta cada vez más y en el horizonte a mediano plazo no se perciben herederos que den la talla, ni tengan facultades para recuperar la gloria perdida.