Relatos salvajes

Muchas historias, una sola Eliminatoria.

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Foto: EFE
Drama y adrenalina en exceso. Sin tanta vistosidad, ni brillo en el juego, la recién extinta eliminatoria sudamericana se coronó como la más pareja y apasionante del planeta. Esta sentencia no es antojadiza, sino que cobra fuerte sustento en una odisea ciclotímica que se extendió desde el 8 de octubre del 2015 hasta este martes 10 y clasificó a Brasil, Uruguay, Argentina y Colombia para la próxima copa del mundo. Perú ocupó la quinta posición y se jugará el pasaje a Rusia 2018 en un repechaje en el que enfrentará a Nueva Zelanda. Décimo octava y última jornada no apta para cardíacos, con cinco partidos desarrollándose al mismo tiempo y un suspenso digno de la mejor novela de Alfred Hitchcock. 

20:30 marcaba el reloj y con puntualidad inglesa la pelota se echó a rodar a lo largo y ancho del continente. En el mítico Centenario, la mano empezó torcida para la celeste; superioridad marcada en el inicio, pero promediando el primer tiempo Diego Godín quiso despejar y un rebote desafortunado en Gastón Silva se transformó en la apertura del marcador para el equipo boliviano. Los dirigidos por Tabárez no permitieron que el desgraciado blooper hiciera mella en lo anímico y dieron vuelta la historia con goles de Martín Cáceres y Edinson Cavani, quien llegó a diez y se afirmó como máximo artillero de la Eliminatoria 

La segunda etapa no varió la tónica de dominio uruguayo que se reflejó en el score con dos conquistas de Lucho Suárez, quien llegó a las 40 con el seleccionado mayor, se convirtió en máximo anotador histórico de la competencia (junto a su amigo Messi) y desató la locura del Estadio, que empezó a volar imaginariamente hacia la tierra del vodka. Otro descuento para el equipo del altiplano (segundo pelotazo en contra, esta vez de Godín) puso el 4 a 2 final, rematando así la tercera clasificación consecutiva a un campeonato mundial de la mano del Maestro siempre fiel a su librito. Apostando al tan mentado proyecto a largo a plazo que sigue dando frutos; Federico Valverde, Matías Vecino y Rodrigo Bentancourt, entre otros.  
 
En la altura de Quito, un hermano rioplatense al borde del precipicio salió al verde césped y antes del minuto de juego se puso 0-1 abajo. Había olor a tragedia deportiva y carnicería mediática, pero en la noche del Atahualpa un menospreciado genio de piernas cortas froto la lámpara y con tres golazos le volvió el alma al cuerpo a todos los argentinos que después de tanto padecer serán parte del torneo más hermoso. Como si la vida fuese una paradoja andante, cuestionado por su falta de rebeldía en las paradas bravas, Messi fue Messi en el desafío más pesado de su historia futbolera; caminando por la cornisa, llegó esa ocasión en que el mejor de todos fue profeta en su tierra, aun estando a miles de kilómetros de la misma.

Final de velada con los ojos repartidos entre San Pablo, Lima y Asunción. El batacazo lo dio Venezuela al vencer a domicilio (1 a 0) a Paraguay y dejarlo sin chances. Tras un mar de sospechas, Brasil honró el espíritu de este juego con un segundo tiempo soñado, bailando a Chile que con tres pepas en arco propio aún mantenía su oreja pegada a la radio con la esperanza puesta en el match entre colombianos y peruanos. Cuando James Rodríguez abrió la cuenta para el conjunto cafetero, Vidal y compañía estaban en repechaje; faltando pocos minutos para que se baje el telón, Paolo Guerrero ejecutó un tiro libre indirecto de forma directa, pero David Ospina tocó la pelota antes de entrar y marcó el 1 a 1, que a la postre sería definitivo.Final feliz para Gareca y sus muchachos, quienes dirimirán el pasaje al mundial frente a la modesta Nueva Zelanda. 

90 partidos después del punto de partida, con un promedio de 2,42 goles por encuentro y con un cierre electrizante en que seis países peleaban cuatro lugares en el certamen más prestigioso del universo, Sudamérica vuelve a echar por tierra aquel argumento de que el todos contra todos alarga las brechas y le saca emoción a la contienda. Por el contrario, este espacio geográfico que ubicamos bien abajo en cualquier mapa es sinónimo de pelear hasta lo último. Aquí nació un pistolero charrúa de apetito insaciable que llegó a 21 balas acertadas. También un enano gigante que de una vez por todas derribó el mito de la ponderada “Presión”, o un Guerrero que rinde culto al legado milenario de tierras incaicas. Que nadie lo dude. El Sur también existe.