El hombre de la playa
Entrevista con el jugador de fútbol playa Sarandí "Pampero" Sobral.
En el fútbol playa la pelota es un poco rebelde. Un pique para acá, un saltito para allá. Saber interpretar para dónde va a ir el viento, convertir un pique traicionero en un aliado, es cuestión de milésimas. Sumarle a eso la técnica para aprovechar esos momentos, es para algunos pocos.
Pampero le dicen todos a Sarandí Sobral, quien jugó durante casi 15 años en la selección uruguaya, y tuvo tiempo para todo. Fue mundialista siete veces, del 2003 al 2009 de forma ininterrumpida, campeón en la Copa Latina 2011, el último gran título de Uruguay, y sobre todas las cosas acompañó el proceso de una generación que se hizo conocida más allá de las arenosas fronteras de su deporte.
Se fue a España, jugó torneos con el Barcelona y con la Lazio, lo llevaron a jugar un Mundial de Clubes con el Vasco Da Gama, y fue el mejor de todos. A Pampero le gusta tanto la playa que decidió hacerla su oficina, lo mismo te pinta los palos para colgar la red de futvoley, como le pone el pecho a una pelota para que su compañero remate.
En un deporte en que a la pelota hay que conquistarla y dominarla; ella decidió hacerle caso a Sarandí Sobral, que la trata bárbaro. No sabemos por qué, muchos le pegan fuerte, la tiran por arriba del palo o le pegan directo a la arena, entonces no, la pelota ahí hace lo que quiere.
Pero con Sarandí es diferente, por eso la pelota le hace caso, ya sea en una cancha de Padbol, de futvoley, de fútbol 7 o de fútbol playa. Porque Pampero, Pampero la acaricia.
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