Lasarte: entre Euskadi y Montevideo

Martín Lasarte, siempre contestando con calma y con tiempo, parece disfrutar charlar de cuestiones de fútbol y no tanto, de esquemas y de cultura, de jugadores y del País Vasco

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Foto: titular.cl

Entrevista realizada por el programa Música al Ángulo de M24

“El ‘ole, ole’ de la tribuna me molesta, entiendo al público y es más lindo decir que lo hagan, pero a mí como deportista no me gusta, no me siento cómodo con esa situación”. Jugaba Nacional y Chapecoense en el Parque Central. Libertadores 2017, y a falta de 10 minutos, con un 3 a 0 a favor, los locales comenzaron con el típico cántico gastador.
El pedido, atípico, fue del entrenador Martín Lasarte. Giró hacia la tribuna y pidió respeto al rival, lo que luego explicó en la conferencia de prensa. Lasarte es de esos entrenadores que siempre dice cosas, aun cuando en todas las conferencias durante su última etapa en Nacional (2016 y 2017) le hayan preguntado sobre la sanidad de los jugadores (¿no es mejor preguntarle al cuerpo médico?). Responde y profundiza, siempre en charlas con el fútbol como origen, pero no como fin.

Luego de haber estado por España y Chile, ¿cómo encontraste a Uruguay al volver en 2016 en cuanto a su vida cultural?

En el aspecto de la cultura deportiva nosotros tenemos una cultura muy marcada. Quizás en algunas cosas nos marque ser de un país pequeño, de pocos habitantes comparándolo con España o Chile. Por ejemplo en Chile, existe el reconocimiento a nuestra cultura deportiva, a una historia muy poderosa, muy fuerte y una manera de ver, de sentir el juego que ellos envidian. En España quizás más a la distancia, a Sud América la ven con un poquito de reojo a nivel deportivo. De todas maneras no deja de haber siempre un reconocimiento y un no entender muy bien cómo un país tan pequeñito tiene una historia tan grande e intenta hacerla perdurar, que es lo más increíble de todo esto. A nivel de lo demás, a mí me pasaba algo particular en San Sebastián, una ciudad preciosa, muy cercana a Francia, pero donde había poco para hacer, las posibilidades de plantearte situaciones a nivel cultural, artístico, eran muy limitadas; a veces un cine, pero poco más. En Montevideo y en Santiago, había muchísimas más posibilidades de ir a un teatro, de ver a algún artista, a un grupo. Y en ese contexto uno se siente bastante a gusto.


Esa parece ser una de las claves, tener el tiempo de despejarse suma a las tareas específicas que uno haga. Son necesario otras cosas para refrescar la mente

Tal cual. Siempre hay algo que se te ocurre o que lo emparentas. Una vez, el entrenador Manuel Pellegrini, ingeniero de hecho, dijo que el día posterior al juego, si las circunstancias se lo permiten, no hace nada absolutamente ligado al fútbol. Desconecta totalmente. Y es algo que en el correr del tiempo uno aprende que es necesario. Tu aporte a tu trabajo en los días posteriores a un juego, si no hay una especie de cortes es menor, es menos intenso, te diría hasta menos ocurrente, menos original. El hecho de cortar, de ver otras cosas, te ayuda a la hora del vínculo con el deportista, a aportarle cosas nuevas, cosas fundamentalmente más seductoras.


¿En el País Vasco se vive tan intensamente la política como parece desde lejos?

Mi papá era vasco, mis hijos tienen nombres vascos, es decir, yo tengo un vínculo con el País Vasco muy fuerte. Incluso mi mamá es nieta de vasco, al igual que yo. Por lo tanto, uno trata o ha intentado captar todo lo que allí ocurre, aunque me ha costado de todas maneras entender un montón de cosas de forma plena. Pero la política no es algo que se vive con esa intensidad que uno desde afuera puede presumir. Sí lógicamente cuando hay una elección, cuando hay una situación que particularmente hay que mejorar, pero no es algo que esté continuamente. Sí es cierto que de forma recurrente hay charlas, simposios, reuniones, sobre el tema vasco, sobre modificar alguna cosa. No nos olvidemos que hay algunas cuestiones que se han ido consiguiendo: en las escuelas se habla vasco como primer idioma, las famosas ikastolas; la policía es una policía vasca; a nivel impositivo, a nivel fiscal, tiene una serie de situaciones que son diferentes al resto de España, que hace generar algún importante beneficio. Hay cosas que se han ido consiguiendo, aunque no son las únicas que se intentarán conseguir en el futuro.


A propósito, encontramos tu nombre en el libro Futbolista de izquierda. En el capítulo ‘Cuando el héroe no sale en la foto’, se cuenta que en diciembre de 1976, previo a un derbi vasco, los dos equipos Bilbao y Real Sociedad salen juntos con la bandera ikurriña. En el libro se comenta que fue tan emotivo el hecho que vos tenías esa foto de niño estando en Montevideo.

Es cierto. En realidad eso fue vivido por mi papá, que era vasco, mis tíos vivían en Andoain, un pueblito a diez, doce kilómetros de San Sebastián. Mis primos nos hicieron llegar esa foto a mí y a mi hermano; mi mamá era muy manitas para esas cosas y nos hizo una especie de marco y nos pegó la foto. Los capitanes eran Iribar y Kortabarria. Fue un hecho muy puntual, uno lo ve a la distancia y parece algo más, pero en aquel momento, en un derbi, a estadio lleno, con los dos capitanes y los dos equipos confluyendo al medio de campo con la bandera prohibida fue un símbolo para aquella época.


Y poco importó el resultado

El fútbol terminó siendo un vehículo, para al menos quebrar algunas murallas, algunos muros, para levantar camino, como han sido otros medios de la cultura, el cine, el arte o lo que fuera, en ese caso el fútbol colaboró sí.


Cuando citabas a Pellegrini, pensaba en cómo ha cambiado el fútbol, en el sentido de quiénes son los que lo llevan adelante. ¿Cuánto tiempo dedicas a pensar un entrenamiento?

Hay días en la semana que te lleva prácticamente todo el rato libre. Las cuestiones que nos rodean también influyen. Por ejemplo, si el partido del fin de semana no fue bueno o no conseguiste un buen resultado, o las dos cosas, entonces tenés que intentar ya desde el inicio de la semana plantear las pautas que generen modificaciones en eso que no funcionó, y si funcionó intentar mejorarlo. Hoy día está todo muy globalizado, hay muchos futbolistas que tienen intereses, en mirar, en aprender, entonces es nuestra obligación, algo que aprendí fundamentalmente en Europa, el tema de romper la rutina o de marcar pautas o entrenamientos que sean diferentes o con alguna diferencia. Pautas que sean seductoras, llenar el campo de cosas a veces, un cono de colores, que el futbolista sienta que hay trabajo atrás. La información que uno le plantea antes de empezar, cómo lo vamos hacer, y por qué, no digo todos los días, pero a veces es importante marcarle el motivo. El jugador lo agradece. Hoy en día, se lo digo siempre a los futbolistas, para ellos incluso es más difícil, hoy están rodeados de mucha información, de muchas posibilidades, pero también de muchas obligaciones. Antes todo era mucho más anónimo, mucho más distante. Desde ese lugar se les hace, no sé si más difícil, pero por lo menos deben tener una conducta y un cuidado mucho más riguroso.


Sin embargo a pesar de los cambios, hay cosas que se mantienen, que son naturales, que hay que resaltarlas. Como lo que acostaste durante el 2017, de que el 4-3-3 es el mejor esquema para el futbolista uruguayo.

Sí, tal cual. Culturalmente los países tienen alguna pauta. Con algo que he discutido, o no me he sentido a gusto es cuando en algún momento, diez años atrás, se dio una suerte de sangría en nuestro país con discusiones muy poderosas, muy fuertes al respecto de cómo jugábamos y cómo debíamos jugar. Incluso recuerdo un partido, entre el Nacional de Pelusso y el River de Carrasco en el Centenario. Y en la semana previa, prácticamente se sostuvo que el equipo vencedor marcaría las pautas en adelante, en el futuro, una cosa que no podía entender. ¿Por qué teníamos que eliminar las cosas del pasado? Las que están mal, sí claro. Pero hay un montón de cosas que tenemos y que siguen siendo buenas y eso debe ser la base para poder recibir otras. Hoy el fútbol es más rápido, más intenso, necesita mayor precisión, la famosa posesión. No somos un pueblo deportivamente hablando que haya hecho de la posesión a lo largo de la historia un hecho importante, pero eso no significa que no podamos mejorarla. A eso voy, no nos quitemos la marca de identidad, pero sí agreguémosle cosas que sí podemos hacer. Nunca vamos a jugar como Brasil, y seguramente ellos no van a jugar como nosotros, y te puede asegurar que en más de una ocasión nos envidiaron.


Brasil ha tomado cosas de afuera. Los zagueros por ejemplo, hoy ‘arriman’ bastante

O tirarla para afuera de forma burda. Brasil ha vuelto a tener un cambio a las raíces, con algunas modificaciones que ya vienen desde 1994, donde jugaban con dos volantes centrales de marca, Dunga y Mauro Silva, algo increíble para Brasil, pero entendieron que para ganar se tenían que aggiornar. Nosotros somos menos, es más difícil. Han aparecido una serie de jugadores que tienen una conducta diferente. Sobre todo en el mediocampo con Valverde, Vecino, Bentancur, De Arrascaeta. No creo que en el Mundial el maestro los vaya a poner todos junto, pero sí seguramente nos va a permitir establecer, con uno o con dos de ellos, un método de juego que tenga otras herramientas, que nos permitan intentar ganar con otras herramientas


Hay una diferencia entre Ruso Pérez y Arévalo y este nuevo medio campo. Y también, desde lo físico. Bentancur no parece uruguayo

Extraordinaria la observación que hacés. Es difícil encontrar tipos que tengan buen pie, que sean rápidos, que tomen buenas decisiones y que además midan más de 1,80. Una vez, Pekerman hablaba del rigor del fútbol uruguayo, suponía cien jugadores uruguayos, e iba ‘sacando’, depurando. Sólo la mitad medían más de 1,80; de buen pie le quedaban 25, que tomen buenas decisiones, 12 y que sean buenos y rápidos le quedaban seis o siete; él agregaba que en Colombia tiene millones para elegir y que ‘ustedes, los uruguayos, tienen algunos’. Es verdad. Es muy difícil encontrar todos los jugadores que queremos. Se lo comentaba a Sebastián Eguren y él me decía, ‘Claro vos te enfrentas a un holandés de 1.85 190 y es como enfrentar a un camión, a un tren, físicamente son extraordinarios. Quizás en la década del 60, 70 todavía estábamos más emparentados. Pero hoy solamente los uruguayos que juegan en otros medios los puedan equiparar en el aspecto físico.


¿Y por qué el 4-3-3 es el más adecuado para el futbolista uruguayo?

Porque fue el sistema que más hemos utilizado, no sé si la expresión es ‘el más adecuado’. Tabarez en su inicio dijo que su sistema iba a hacer ese, y después no lo pudo llevar a cabo, quizás porque no tuvo los jugadores. Hoy los extremos son jugadores en vías de extinción, es difícil encontrar extremos claros. Fabián Estoyanoff está en el final de su carrera, Urretavizcaya ahora en México no juega tanto de puntero. El fútbol ha cambiado, pero el jugador se adapta rápidamente a otro sistema desde el 4-3-3; ahora adaptase al 4-3-3 desde otro lugar es más difícil. Es un sistema equilibrado, muy simétrico, da un equilibrio en defensa, en el medio y en ataque. Es el que más me gusta


Con algún retoque podés cambiar la forma, la pisada para imponer condiciones

Sí. Si querés corregir defensivamente, podes hacer bajar al lado contrario a donde el juego se da. O podés sumar a jugadores al ataque dejando un solo volante sosteniendo y haciendo subir al lateral que te llega, estás llegando casi con seis jugadores. Pasa que es como todo, al final el famoso numerito son muñecos que se mueven y a veces se mueven más, a veces menos, a veces mal, bien y a veces el entrenador del turno pensó algo que no lo instrumentó bien, no lo llevó a cabo bien


¿Cómo ves a la selección de Uruguay y cómo ves el Mundial que se viene?

Tengo la sensación de que será un mundial fantástico, increíble. Un mundo muy alejado del nuestro, pero que bueno, a partir de algunos acontecimientos de hace alguna década hoy conocemos mucho más, me parece que se da una serie de circunstancias que harán que la fiesta mundial sea una fiesta extraordinaria. A nosotros como equipo, parece habernos tocado un grupo menos poderosos que otras veces, aunque eso no significa que lo vamos a sortear fácilmente, porque todos tienen su posibilidad, su necesidad, su apetito a gloria. Si tenemos la suerte de pasar el grupo, ya nos va a tocar un equipo más complicado, pero si tenemos la fortuna y el talento de poder sortear, por qué no soñar de hacer algo parecido a lo de Sudáfrica. Sería fantástico. No digo de ser campeón; si uno se nutre solamente por la lógica, para nosotros es prácticamente imposible, pero el fútbol tiene esas cuestiones, a veces son cruces, un penal, una tarde extraordinaria, una tarde tonta del rival. Veremos hasta dónde podemos llegar; ojalá sea un mundial que podamos disfrutar


¿Que más te dan ganas de ver? ¿España-Portugal en el grupo B?

Seguramente España porque me une en la época de jugador, una época de entrenador y un vínculo familiar. De hecho hay algún jugador que uno ha tenido también, entonces a uno le genera cierta sensación, lo mismo con Francia y con Griezmann. A los otros no los conozco mucho, pero conocerlo a él me significa algo especial, quiero que le vaya bien. Después, Gary Lineker dijo algo así como que siempre gana Alemania, y a los alemanes también le prestaré atención; espero no lo tome a mal ningún alemán, pero al final llega un punto en que uno desea que lo ‘agarre’ un equipo y le gane. Son las cosas que todos tenemos como aficionados, al final se trata un poco de eso. El bendito que tenga la chance económica y de tiempo de poder ir al mundial, fantástico, y para los que no podamos, lo veremos por televisión, cómodamente sentados disfrutando las instancias. Además, la diferencia horaria es bastante favorable, y podremos ver todos los partidos.


Contanos algo de Griezmann, no llegamos a entender tanto ese uruguayismo

En la Real Sociedad, él era muy joven y le tocó ascender a Primera sin pasar por la filial, pasó del juvenil directamente a Primera, una chance extraña que se la ganó deportivamente. Se acercó a quienes eran los compañeros más extrovertidos, (él además lo es más allá de la timidez inicial), y entre ellos estaba Carlos Bueno, Claudio Bravo, que lo ‘adoptaron’, que le marcaron pautas. Estaba también el profe uruguayo Pablo Balbi. Y con todos eso empezó el mate, y comenzó a ver las historias, recuerdo haberlo llevado de viaje alguna vez y ponerle la historia de Maracaná y no entendía cómo había sido posible. Además, Bueno le marcó las pautas de Peñarol. Después coincidió con Diego Ifrán, con el Chory Castro, en Atlético tiene a Godín, a Josema Giménez, al profe Ortega. Se ha encariñado, no conoce nuestra tierra pero se encariñó con la historia, es muy defensor del mate, incluso ha aparecido con uma marca de yerba muy conocida en Uruguay. Griezmann es un personaje muy querible, muy extrovertido, divertido, muy sano y dentro de esas cuestiones reúne ese uruguayismo, o algo rioplatense, para no ser tan pomposo, que lo hace diferente.


El europeo más sudamericano del sur

Seguro que sí.