Tardó pero llegó

Guardiola consiguió su primer título con el City. Un repaso por su camino en el fútbol inglés.

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Foto: EFE - Neil Hall
Cuando en agosto del 2016 Joseph Guardiola se sentó en el banco del Manchester City muchos presumimos que los títulos comenzarían a llover torrencialmente sobre el Etihad Stadium. La primera temporada culminó en cero y las críticas arreciaron.

Este domingo 25 de febrero, tras un año y medio de sequía y 526 millones de euros invertidos en fichajes, los ciudadanos golearon al Arsenal por 3 - 0 y se consagraron campeones de la Copa de la Liga, regalándole al oriundo de Santpedor la primera vuelta olímpica como entrenador en tierras británicas. Gracias a los goles de Agüero, Kompany y David Silva el catalán de pura cepa sumó el trofeo número veintidós en su palmarés individual como DT; con solo 47 años de edad, once de carrera y muchos más por venir en el horizonte de la alta competencia futbolera.

Like a rockstar. Así desembarcó el flaco alto y elegante en el suelo de Los Beatles, con más de una veintena de campeonatos en la mochila (21) y el status de ser el ideólogo del equipo más grande de la historia (Barcelona 2008-2012), capaz de transmitir su sabiduría y llegar a las vísceras de cada jugador, siendo el mejor para desempolvar ideas de Fútbol Arte y trasladarlas de los libros de teoría al verde césped, convirtiendo sueño en realidad tangible. 

A diferencia de sus anteriores experiencias en España y Alemania (Bayern Munich) las alegrías tardaron en llegar y el camino se plagó de sinsabores; modestísimo tercer puesto en la Premier League a quince puntos del campeón Chelsea, caída en semifinales de FA Cup frente al Arsenal, despedida en cuarta ronda de esta copa que hoy levanta y prematura eliminación en octavos de Champions frente al Mónaco.

A pesar de malos resultados y feo nivel, los antecedentes del hombre en cuestión le dieron una segunda oportunidad y mantuvieron a salvo su cargo. Nadie podía dudar de aquella foja de servicios inmaculada; bicampeón de champions,  tri mundial de clubes, reconocido por FIFA (2009), IFFHS (2009 y 2011), UEFA (2009 y 2011) o la prestigiosa revista World Soccer (2009 y 2011) como el mejor de todos, entre otros galardones, comenzó a cultivar el suelo para sembrar tiempos de revancha. Borrón, cuenta nueva y 313 millones de euros para reforzar al equipo hoy día más poderoso económicamente de Inglaterra. 

Doce meses después de su arribo, preferible tarde que nunca, el panorama empezó a mutar y la calva brillante encontró los intérpretes, pequeñas sociedades para echar a andar el círculo virtuoso. Con un fútbol en ocasiones de galera y bastón, fiel al estilo purista del Piazzola de los técnicos, el City es puntero absoluto de la liga doméstica con 75 unidades (16 encima del escolta Manchester United), ya con pie y medio en cuartos de final de la Liga de Campeones tras la goleada a domicilio (4 - 0) sobre el Basilea de Suiza y ganador de este campeonato que inaugura la vitrina de Pep en su periplo inglés.

La única mancha negra es la reciente eliminación en quinta ronda del tradicional FA Cup a manos del Wigan, aunque dicho lunar no opaca el resto.
Liderados por Nico Otamendi en defensa, con las subidas incansables de Kyle Walker (flamante incorporación proveniente del Totenham) y un llanero solitario en la recuperación llamado Fernandiño, cuota vital de sacrificio y leña entre un mar de pies refinados. 

Más adelante la inspiración de los poetas, sinónimos de creatividad siempre con pelota al ras del piso; el experiente David Silva, la velocidad mental de Gundogan y el talento de Kevin De Bruyne, tres tenores futboleros aunando belleza y productividad.

Para poner sal y pimienta  en los últimos metros la explosión del joven Sane, el instinto asesino de un Agüero rejuvenecido y los desbordes de Sterling sumados al brasileño Gabriel Jesús, recambio de lujo ofreciendo soluciones desde el banco.

117 gritos sagrados en cuatro competencias distintas desde agosto hasta hoy, cinco players con 10 o más conquistas y solo 20 tantos recibidos; típicos números de una banda liderada  por el hombre para quien el fin no justifica los medios, aquel que independientemente de la fría matemática perseguirá la excelencia a como dé lugar.