La dama del agua
La diputada Cecilia Bottino y la natación, una pasión que floreció en la niñez y aún sigue viva.
Tenía apenas 4 años y ya estaba nadando en la piscina del Club Remeros de Paysandú. Tenía tan solo 6 y ya integraba planteles competitivos de natación con niños más grandes. A los 15, ya era medallista de un Sudamericano mayor de natación.
Parece la historia de una deportista de élite, pero le pertenece a la diputada Cecilia Bottino, quien cerró el ciclo de entrevistas a políticos-deportistas en PDA Radio.
La historia de Bottino con la natación se cortó con la mayoría de edad. Allí pasó a la Facultad y su prioridad uno eran los estudios. "Tuve que dejar el deporte porque no podía compatibilizar las dos cosas", cuenta.
En las vitrinas de la casa de su madre en Paysandú todavía relucen los premios que ganó cuando niña, por ejemplo las numerosas travesías por el Río Uruguay y la medalla en 4x100 combinado en el Sudamericano de Río 1984. "Yo en realidad no iba a competir en la posta, pero como me fue bien en la individual el técnico Felipe Vidal se la jugó por mí y rematé la posta", recuerda.
Bottino tuvo como entrenadores a Ana María Norbis y Carlos Scanavino, dos olímpicos históricos en natación. "Para nosotros Carlos era el ídolo", confiesa, aunque "soñar con un Juego Olímpico era solo para excepciones, ni te lo imaginabas".
Su estilo predilecto siempre fue el crol; y el que menos pudo dominar, el pecho. Pero la natación toda es su pasión. "Es el deporte que llevo adentro y que me fascina", afirma, al punto de que si cruza un río se siente "mucho más segura estando en el agua sola, que arriba de la embarcación".
Al día de hoy ya no compite ni entrena regularmente, aunque el bichito de volver a nadar está latente. "50 metros libre lo puedo hacer perfectamente sin entrenamiento", avisa.
Escuchá la entrevista completa acá:
Parece la historia de una deportista de élite, pero le pertenece a la diputada Cecilia Bottino, quien cerró el ciclo de entrevistas a políticos-deportistas en PDA Radio.
La historia de Bottino con la natación se cortó con la mayoría de edad. Allí pasó a la Facultad y su prioridad uno eran los estudios. "Tuve que dejar el deporte porque no podía compatibilizar las dos cosas", cuenta.
En las vitrinas de la casa de su madre en Paysandú todavía relucen los premios que ganó cuando niña, por ejemplo las numerosas travesías por el Río Uruguay y la medalla en 4x100 combinado en el Sudamericano de Río 1984. "Yo en realidad no iba a competir en la posta, pero como me fue bien en la individual el técnico Felipe Vidal se la jugó por mí y rematé la posta", recuerda.
Bottino tuvo como entrenadores a Ana María Norbis y Carlos Scanavino, dos olímpicos históricos en natación. "Para nosotros Carlos era el ídolo", confiesa, aunque "soñar con un Juego Olímpico era solo para excepciones, ni te lo imaginabas".
Su estilo predilecto siempre fue el crol; y el que menos pudo dominar, el pecho. Pero la natación toda es su pasión. "Es el deporte que llevo adentro y que me fascina", afirma, al punto de que si cruza un río se siente "mucho más segura estando en el agua sola, que arriba de la embarcación".
Al día de hoy ya no compite ni entrena regularmente, aunque el bichito de volver a nadar está latente. "50 metros libre lo puedo hacer perfectamente sin entrenamiento", avisa.
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