El curioso caso de Ariel Holan
Un viaje del Hockey al fútbol pasando por el videoanálisis. Ariel Holan
Foto: Clarín
Ariel Holan dejó el fútbol para priorizar (obligado) los estudios y empezó a dirigir en el hockey desde muy joven. Tanto y tan bien que llegó a la selección uruguaya, con quien logró la medalla de bronce en los Juegos Panamericanos 2003 de Santo Domingo. Su mayor logro fue también su final. Y su comienzo. Al regresar de Centroamérica, dejó el hockey y empezó a trabajar como video analista en Banfield.
Hoy es entrenador de Independiente (con quien ganó la Copa Sudamericana 2017) y acepta la entrevista. Sus palabras son veloces y sus respuestas profundas; maneja el ritmo de la entrevista. Si hay tiempo y espacio para jugar, habla de dinámica en el fútbol y de economía. Si una pregunta viene punzante, corta la ofensiva y contragolpea. Y aclara que pensar así no inhabilita su deseo de ganar o de competir.
¿Qué deporte practicaste?
Creo que en Sudamérica, todos los varones nacemos con una camiseta y una pelota de fútbol. Por ende el primer deporte que todos practicamos es el fútbol. Lo hacemos a nivel de barrio primero, a nivel de tierra o de salón, a nivel colegial, y luego en clubes amateurs o ya directamente en clubes afiliados a AFA en el fútbol amateur. Hasta los 14 jugué al fútbol, tuve una prueba en Banfield fui seleccionado para participar y competir en los juveniles, pero en ese entonces iba al colegio Balmoral, colegio bilingüe también de la zona de Banfield, y para mis padres el estudio era más importante. No éramos como las generaciones de ahora, no teníamos tanta libertad de elección. Había que estudiar y a la tarde se entrenaba, pero también a la tarde en el colegio había inglés, mis padres optaron por seguir estudiando en un colegio bilingüe y lamentablemente no pude seguir adelante con ese sueño de ser futbolista. Y al año y medio, en esa zona hay un club muy tradicional y de los mejores de hockey, el Lomas, que curiosamente fue el primer campeón del fútbol argentino en la era amateur. Ahí me inicié en el hockey y empecé a entrenar a los 16 años y no paré de entrenar, de forma ininterrumpida, hasta hoy.
¿Cuál fue el deporte que más te sumó para tu profesión de entrenador de fútbol?
Obviamente en una primera etapa mi formación de entrenador la hice en el hockey. El hockey argentino tenía un atraso muy profundo en los años 80 y empezaron a venir los mejores entrenadores del mundo, y es ahí realmente donde hubo un cambio profundo en cuanto a la forma de entrenar, en la infraestructura, empezaron a sumarse las canchas sintéticas que hasta ese momento no existían en Buenos Aires (solo había una en el club Obras Sanitarias). Por lo cual todo ese proceso de crecimiento del deporte lo viví muy de cerca porque durante todo ese proceso me fui capacitando como entrenador. No solamente con cursos, sino que yo también dispensé mucho tiempo y mucho dinero de mi bolsillo para viajar a los torneos internacionales, varios Champions Trophy, Mundiales, Juegos Olímpicos, que fui mirando durante muchos años para poder desarrollar mi actividad de la mejor manera posible tratando de aprender de los mejores. Hoy me preguntan cuál es la vinculación entre el hockey y el fútbol y realmente hoy yo estoy en ese mismo proceso pero en el futbol desde hace 12 años, donde trato de aprender de los mejores, de aggiornarme, de estar al tanto. Tengo un programa donde prácticamente ‘bajas’ los partidos cuando terminan o a las pocas horas, y me gusta ver a los grandes quipos y selecciones para aprender, como hice como entrenador de hockey. Hoy estoy alejado del hockey y no estoy tan aggiornado porque el 80 % de mi vida transcurre en investigar y de ver procesos de los mejores equipos y de las mejores selecciones del mundo de las cuales hay muchísimo para aprender y sobretodo en esta parte del hemisferio
En Uruguay, tú dirigiste la selección uruguaya femenina de hockey, y mirando lo que pasó con ese avance del hockey argentino, ¿sentís que esa necesidad de que todo gire alrededor del fútbol también tiene su influencia en la manera anímica en que se maneje un cuadro de hockey argentino o uruguayo?
El disparador que había que tratar de debatir es ¿estamos realmente en Latinoamérica y puntualmente en Sudamérica, en condiciones de sostener económicamente a los clubes? Digo no casos puntuales como puede ser Peñarol, Nacional, River o Boca que tienen una marca que ya de por sí vale. Pero necesitan confrontarse contra otras instituciones, y necesitan que ellas estén sanas económicamente porque si no, pierde sentido la competencia; porque si no hay rivales o los rivales son muy pobres, pierde sentido el torneo y pierde atractivo el deporte. Lo que tenemos que revisar en esta parte del hemisferio es si estamos a nivel de lo que se hace en lo internacional. Me gustaría que eso le preguntarán más que a mí a Luis Suárez, a Cavani, en su momento a Forlán, ¿a ver qué diferencias sienten entre la metodología de entrenamiento que tenemos en estos hemisferios? En la infraestructura y por qué no querer progresar. El hockey en Uruguay ha crecido enormemente, ganaron en Chile, están en la Liga Mundial, pero es parte de un proceso que se inició muchos años atrás, incluso antes de que yo fuera entrenador de la selección uruguaya y aquí, en Argentina, ese proceso se inició con Luis Ciancia. Entonces, me encantaría que el fútbol en esta parte de la tierra comience un proceso de aggiornamiento, de capacitaciones de entrenadores, no solamente los que dirigimos primera, sino fundamentalmente los entrenadores infantojuveniles para cambiar el deporte de verdad, en cuanto a su modernización, en sus métodos de entrenamientos que no pasan por la tecnología sino por la forma en que se entrena, la forma en que se compite. Y a su vez, no es un tema menor la infraestructura, porque acá en Argentina se enojan cuando uno riega la cancha. “Uh mirá copia lo europeo”, no es copiar lo europeo, es que la pelota viaja a una velocidad diferente a cuando la cancha tiene el pasto bajo, es pareja y está mojada. ¿Y por qué lo hace los europeos? Porque el espectáculo tiene otro nivel, de dinámica, de pase y recepción, es más vendible para la televisión, la pelota no va por arriba. Son desafíos que tenemos que plantear y que van en relación a la economía, porque si seguimos jugando a un fútbol cavernícola nos va a costar cada vez más poder colocar los futbolistas nuestros a nivel internacional y esto para las arcas de los clubes que es realmente el ingreso más importante; lo vamos a resentir. A nosotros nos costó mucho reconocer incompetencia inconsciente, vos crees que sabes. En el hockey el golpe grande que se pegó Argentina fue en el mundial masculino de 1982, saliendo últimos en Pakistán. Los que volvieron dijeron: “Estamos jugando a otro deporte; o cambiamos o no vamos a ir a los mundiales”.
Lo que vos decías a la dinámica que le da el juego está claro. Pero tampoco hay que dejar de desconocer la esencia del fútbol y que muchos campeonatos se definen en pelota parada en juego aéreo
Pero eso no tiene nada que ver. Pará porque acá empiezan las confusiones entre el lirismo, entre los que trabajan y los que no. El juego se divide en dos: el dinámico y el juego fijo. Entones, la parte dinámica es la que yo estoy haciendo referencia. Ahora si querés hablar de la pelota parada, tiene un rol fundamental, no está en discusión. Lógicamente en un tiro libre o en un córner está claro que va por arriba, no es eso lo que se discute. Lo que se discute es si la mayor parte del tiempo está la pelota por arriba, cuántos minutos la pelota está en el piso. Vamos a seguir siendo pasionales, porque el fútbol es nuestro deporte nacional en nuestros países, eso no cabe duda. Pero el cómo logro los objetivos no será un tema menor en los próximos años porque va a estar directamente relacionado a lo económico, porque no vas a poder vender si no podes mostrar, quién te lo va a comprar. O te lo van a venir a pagar con 2 con 50. ¿Por qué somos necios y nos negamos a la realidad? Hoy por hoy desde los años 70, excepto Grecia en la Euro 2004 e Italia en el Mundial 2006, los campeones han sido equipos que han jugado al fútbol a un alto nivel. Y a nivel de clubes, el Ajax, de los 70 para los que peinamos canas, y el Barcelona, han sido los equipos que han maravillado al mundo. Entonces, ¿por qué nos resistimos a no querer entregarnos a ver al fútbol desde otro ángulo? Pero nos encanta seguir en la discusión, y seguir con signos del subdesarrollo.
¿Qué observas de un club antes de aceptar ser el entrenador?
Si en un club el entrenador pasa de ser Mourinho a ser Guardiola, quiere decir que primero la dirigencia no tiene claro dónde tiene que ir. Prefiero estar esperando y buscar el espacio donde pueda desarrollar lo que creo que yo sé hacer. Lo que no quiere decir que sea lo mejor, pero es lo que yo sé hacer y es mi convicción y es lo que a mí me da seguridad. Eso es muy importante cuando sos entrenador, sino empezás con la duda y termina en la nada. El primero que no tiene que dudar es el directivo y el directivo es el que tiene que poner la proa contra viento y marea hacia un lado. Si lo único que importa es ganar o perder, en esto no hay magia. Porque si hubiese un entrenador que garantiza que ganar o perder es espasmódico entonces estarían todos los clubes del mundo peleando por ese técnico. Y nadie puede garantizar el ganar o perder, lo que sí la forma que a mí me gusta de jugar al fútbol es la que me garantiza a mí mayor eficacia y es lo que dicen los números y es lo que yo tengo que ver como entrenador, no en resultados solamente, sino en contenido de juego: el equipo tiene una línea, una idiosincrasia futbolística y un estilo muy claro y determinado. Porque si yo en el contenido del juego tengo más tiempo la posesión del balón, tiro más veces al arco, tengo mayores distancias recorridas a más alta intensidad, puede ser que pierda un partido, porque puede ser que el otro equipo tenga mejores individualidades que las mías y resuelva el partido. Acá el torneo es muy competitivo, hay 30 equipos y hay mucha diferencia presupuestaria entre los equipos. Es como que yo te diga, vamos a correr una carrera, y vos corres con un Fusca y yo con una Ferrari, si no la choco en la Rambla contra el Casino, voy a ganar yo. Pero a veces cuando se desvirtúan las cosas le exigen al del Fusca que salga campeón, entonces vos decís “Bueno”, y es una discusión de borrachos, porque ninguna persona que esté en su sano juicio puede decir una cosa así, pero el fútbol da para que se pueda decir. Y lamentablemente a veces ocurren estas cosas. Acá tengo la esperanza de que el fútbol se vea de una manera diferente, digamos, todos queremos ganar, nadie juega para perder, ahora, no es ‘como sea’. Porque si entramos en ese terreno del como sea, entonces como sea yo quiero conseguir plata, como sea yo quiero recibirme de abogado, entonces perdés los valores, y si perdés los valores no tenés destino ya no futbolístico sino ni siquiera como nación. Y esa discusión es mucho más profunda que cómo juega un equipo. A mí me gusta que el equipo juegue así, y trato que sea lo más eficaz posible dentro de la coyuntura que me toca administrar.
Hablaste en tu formación con gente de basket, del rugby, del handball. Fuiste entrenador de hockey y hoy sos de fútbol. ¿El ‘como sea’ es más propio del fubol? ¿Es por ser más pasional?
El ‘como sea’ no está vinculado a los deportes olímpicos. En Uruguay, el doctor (Julio César) Maglione a través del Comité Olímpico Internacional me consiguió la beca para estar viviendo en Montevideo. Y luego de dos años largos y durísimos, trajimos la medalla de bronce, pero fue fruto del trabajo de dos años y medio. En el fútbol, ya no te digo dos años y medio, pero ni siquiera en una misma institución los juveniles juegan igual que la Primera, depende del entrenador que los tenga. Uno juega de una manera, otro de otra.
¿Qué es lo que uno admira del Ajax, de Bayern Múnich, del Barcelona? Que son clubes serios. Hay una línea: la Primera división juega como juegan las inferiores, no las inferiores juegan como juega la Primera, es exactamente al revés.
¿También hay un aprendizaje en los diferentes grupos sociales que hay entre los futbolistas dirigidos?
La diferencia grande yo la noto a temprana edad. Si bien es cierto y hay casos en el fútbol uruguayo hay sectores medios y medios altos que han sido futbolistas hasta de selección, por educación y condición socio económica, la realidad del fútbol en nuestros países es más parecida a la del boxeo, gente que realmente hace un esfuerzo enorme y que se ponen cifradas las familias toda la presión para que ese deportista salve a la familia, entonces ya desde ahí hay una presión excesiva que es la que hoy conviven los juveniles. Y por eso son tan importante los entrenadores, que puedan en el proceso formativo hacer la docencia necesaria para que ese nivel de estrés a los que se los someten los chicos a tan temprana edad se modere y se module de acuerdo a toda una preparación que deben tener los entrenadores. Esto es muy necesario porque repercute, no solamente y principalmente en el sentido humano de la cuestión, sino también para cuando en el día de mañana ese deportista llegue a niveles de Primera División o si es tan bueno y llega a nivel de la élite y a la selección nacional, esté preparado para vivir todo lo que tiene que vivir. Entonces, es mucho más profundo. El fútbol, en nuestra región es un hecho social, que nosotros muchas veces no tenemos ni noción de lo que genera. Porque el espectáculo y el show pueden más y uno pierde la noción de la envergadura del hecho social que el fútbol representa. A esa temprana edad la gran diferencia entre los dos deportes es que generalmente a los chicos que van a jugar al hockey la mamá o el papá lo llevan para que disfruten, para que se hagan amigos, para que aprendan un deporte, siempre hay alguno que se pasa de rosca, en todos lados es así, pero la masa quiere que el hijo o hija disfrute del juego del deporte. En cambio cuando vos te acercan un chico a las divisiones inferiores de los clubes o a primera edad ya el padre está pensando “¿Será como Luis Suárez? Me saldrá como Forlán y me salvo, y a los ocho hermanitos”. Entonces el estrés y la presión que un chico recibe son totalmente diferentes.
Hoy es entrenador de Independiente (con quien ganó la Copa Sudamericana 2017) y acepta la entrevista. Sus palabras son veloces y sus respuestas profundas; maneja el ritmo de la entrevista. Si hay tiempo y espacio para jugar, habla de dinámica en el fútbol y de economía. Si una pregunta viene punzante, corta la ofensiva y contragolpea. Y aclara que pensar así no inhabilita su deseo de ganar o de competir.
¿Qué deporte practicaste?
Creo que en Sudamérica, todos los varones nacemos con una camiseta y una pelota de fútbol. Por ende el primer deporte que todos practicamos es el fútbol. Lo hacemos a nivel de barrio primero, a nivel de tierra o de salón, a nivel colegial, y luego en clubes amateurs o ya directamente en clubes afiliados a AFA en el fútbol amateur. Hasta los 14 jugué al fútbol, tuve una prueba en Banfield fui seleccionado para participar y competir en los juveniles, pero en ese entonces iba al colegio Balmoral, colegio bilingüe también de la zona de Banfield, y para mis padres el estudio era más importante. No éramos como las generaciones de ahora, no teníamos tanta libertad de elección. Había que estudiar y a la tarde se entrenaba, pero también a la tarde en el colegio había inglés, mis padres optaron por seguir estudiando en un colegio bilingüe y lamentablemente no pude seguir adelante con ese sueño de ser futbolista. Y al año y medio, en esa zona hay un club muy tradicional y de los mejores de hockey, el Lomas, que curiosamente fue el primer campeón del fútbol argentino en la era amateur. Ahí me inicié en el hockey y empecé a entrenar a los 16 años y no paré de entrenar, de forma ininterrumpida, hasta hoy.
¿Cuál fue el deporte que más te sumó para tu profesión de entrenador de fútbol?
Obviamente en una primera etapa mi formación de entrenador la hice en el hockey. El hockey argentino tenía un atraso muy profundo en los años 80 y empezaron a venir los mejores entrenadores del mundo, y es ahí realmente donde hubo un cambio profundo en cuanto a la forma de entrenar, en la infraestructura, empezaron a sumarse las canchas sintéticas que hasta ese momento no existían en Buenos Aires (solo había una en el club Obras Sanitarias). Por lo cual todo ese proceso de crecimiento del deporte lo viví muy de cerca porque durante todo ese proceso me fui capacitando como entrenador. No solamente con cursos, sino que yo también dispensé mucho tiempo y mucho dinero de mi bolsillo para viajar a los torneos internacionales, varios Champions Trophy, Mundiales, Juegos Olímpicos, que fui mirando durante muchos años para poder desarrollar mi actividad de la mejor manera posible tratando de aprender de los mejores. Hoy me preguntan cuál es la vinculación entre el hockey y el fútbol y realmente hoy yo estoy en ese mismo proceso pero en el futbol desde hace 12 años, donde trato de aprender de los mejores, de aggiornarme, de estar al tanto. Tengo un programa donde prácticamente ‘bajas’ los partidos cuando terminan o a las pocas horas, y me gusta ver a los grandes quipos y selecciones para aprender, como hice como entrenador de hockey. Hoy estoy alejado del hockey y no estoy tan aggiornado porque el 80 % de mi vida transcurre en investigar y de ver procesos de los mejores equipos y de las mejores selecciones del mundo de las cuales hay muchísimo para aprender y sobretodo en esta parte del hemisferio
En Uruguay, tú dirigiste la selección uruguaya femenina de hockey, y mirando lo que pasó con ese avance del hockey argentino, ¿sentís que esa necesidad de que todo gire alrededor del fútbol también tiene su influencia en la manera anímica en que se maneje un cuadro de hockey argentino o uruguayo?
El disparador que había que tratar de debatir es ¿estamos realmente en Latinoamérica y puntualmente en Sudamérica, en condiciones de sostener económicamente a los clubes? Digo no casos puntuales como puede ser Peñarol, Nacional, River o Boca que tienen una marca que ya de por sí vale. Pero necesitan confrontarse contra otras instituciones, y necesitan que ellas estén sanas económicamente porque si no, pierde sentido la competencia; porque si no hay rivales o los rivales son muy pobres, pierde sentido el torneo y pierde atractivo el deporte. Lo que tenemos que revisar en esta parte del hemisferio es si estamos a nivel de lo que se hace en lo internacional. Me gustaría que eso le preguntarán más que a mí a Luis Suárez, a Cavani, en su momento a Forlán, ¿a ver qué diferencias sienten entre la metodología de entrenamiento que tenemos en estos hemisferios? En la infraestructura y por qué no querer progresar. El hockey en Uruguay ha crecido enormemente, ganaron en Chile, están en la Liga Mundial, pero es parte de un proceso que se inició muchos años atrás, incluso antes de que yo fuera entrenador de la selección uruguaya y aquí, en Argentina, ese proceso se inició con Luis Ciancia. Entonces, me encantaría que el fútbol en esta parte de la tierra comience un proceso de aggiornamiento, de capacitaciones de entrenadores, no solamente los que dirigimos primera, sino fundamentalmente los entrenadores infantojuveniles para cambiar el deporte de verdad, en cuanto a su modernización, en sus métodos de entrenamientos que no pasan por la tecnología sino por la forma en que se entrena, la forma en que se compite. Y a su vez, no es un tema menor la infraestructura, porque acá en Argentina se enojan cuando uno riega la cancha. “Uh mirá copia lo europeo”, no es copiar lo europeo, es que la pelota viaja a una velocidad diferente a cuando la cancha tiene el pasto bajo, es pareja y está mojada. ¿Y por qué lo hace los europeos? Porque el espectáculo tiene otro nivel, de dinámica, de pase y recepción, es más vendible para la televisión, la pelota no va por arriba. Son desafíos que tenemos que plantear y que van en relación a la economía, porque si seguimos jugando a un fútbol cavernícola nos va a costar cada vez más poder colocar los futbolistas nuestros a nivel internacional y esto para las arcas de los clubes que es realmente el ingreso más importante; lo vamos a resentir. A nosotros nos costó mucho reconocer incompetencia inconsciente, vos crees que sabes. En el hockey el golpe grande que se pegó Argentina fue en el mundial masculino de 1982, saliendo últimos en Pakistán. Los que volvieron dijeron: “Estamos jugando a otro deporte; o cambiamos o no vamos a ir a los mundiales”.
Lo que vos decías a la dinámica que le da el juego está claro. Pero tampoco hay que dejar de desconocer la esencia del fútbol y que muchos campeonatos se definen en pelota parada en juego aéreo
Pero eso no tiene nada que ver. Pará porque acá empiezan las confusiones entre el lirismo, entre los que trabajan y los que no. El juego se divide en dos: el dinámico y el juego fijo. Entones, la parte dinámica es la que yo estoy haciendo referencia. Ahora si querés hablar de la pelota parada, tiene un rol fundamental, no está en discusión. Lógicamente en un tiro libre o en un córner está claro que va por arriba, no es eso lo que se discute. Lo que se discute es si la mayor parte del tiempo está la pelota por arriba, cuántos minutos la pelota está en el piso. Vamos a seguir siendo pasionales, porque el fútbol es nuestro deporte nacional en nuestros países, eso no cabe duda. Pero el cómo logro los objetivos no será un tema menor en los próximos años porque va a estar directamente relacionado a lo económico, porque no vas a poder vender si no podes mostrar, quién te lo va a comprar. O te lo van a venir a pagar con 2 con 50. ¿Por qué somos necios y nos negamos a la realidad? Hoy por hoy desde los años 70, excepto Grecia en la Euro 2004 e Italia en el Mundial 2006, los campeones han sido equipos que han jugado al fútbol a un alto nivel. Y a nivel de clubes, el Ajax, de los 70 para los que peinamos canas, y el Barcelona, han sido los equipos que han maravillado al mundo. Entonces, ¿por qué nos resistimos a no querer entregarnos a ver al fútbol desde otro ángulo? Pero nos encanta seguir en la discusión, y seguir con signos del subdesarrollo.
¿Qué observas de un club antes de aceptar ser el entrenador?
Si en un club el entrenador pasa de ser Mourinho a ser Guardiola, quiere decir que primero la dirigencia no tiene claro dónde tiene que ir. Prefiero estar esperando y buscar el espacio donde pueda desarrollar lo que creo que yo sé hacer. Lo que no quiere decir que sea lo mejor, pero es lo que yo sé hacer y es mi convicción y es lo que a mí me da seguridad. Eso es muy importante cuando sos entrenador, sino empezás con la duda y termina en la nada. El primero que no tiene que dudar es el directivo y el directivo es el que tiene que poner la proa contra viento y marea hacia un lado. Si lo único que importa es ganar o perder, en esto no hay magia. Porque si hubiese un entrenador que garantiza que ganar o perder es espasmódico entonces estarían todos los clubes del mundo peleando por ese técnico. Y nadie puede garantizar el ganar o perder, lo que sí la forma que a mí me gusta de jugar al fútbol es la que me garantiza a mí mayor eficacia y es lo que dicen los números y es lo que yo tengo que ver como entrenador, no en resultados solamente, sino en contenido de juego: el equipo tiene una línea, una idiosincrasia futbolística y un estilo muy claro y determinado. Porque si yo en el contenido del juego tengo más tiempo la posesión del balón, tiro más veces al arco, tengo mayores distancias recorridas a más alta intensidad, puede ser que pierda un partido, porque puede ser que el otro equipo tenga mejores individualidades que las mías y resuelva el partido. Acá el torneo es muy competitivo, hay 30 equipos y hay mucha diferencia presupuestaria entre los equipos. Es como que yo te diga, vamos a correr una carrera, y vos corres con un Fusca y yo con una Ferrari, si no la choco en la Rambla contra el Casino, voy a ganar yo. Pero a veces cuando se desvirtúan las cosas le exigen al del Fusca que salga campeón, entonces vos decís “Bueno”, y es una discusión de borrachos, porque ninguna persona que esté en su sano juicio puede decir una cosa así, pero el fútbol da para que se pueda decir. Y lamentablemente a veces ocurren estas cosas. Acá tengo la esperanza de que el fútbol se vea de una manera diferente, digamos, todos queremos ganar, nadie juega para perder, ahora, no es ‘como sea’. Porque si entramos en ese terreno del como sea, entonces como sea yo quiero conseguir plata, como sea yo quiero recibirme de abogado, entonces perdés los valores, y si perdés los valores no tenés destino ya no futbolístico sino ni siquiera como nación. Y esa discusión es mucho más profunda que cómo juega un equipo. A mí me gusta que el equipo juegue así, y trato que sea lo más eficaz posible dentro de la coyuntura que me toca administrar.
Hablaste en tu formación con gente de basket, del rugby, del handball. Fuiste entrenador de hockey y hoy sos de fútbol. ¿El ‘como sea’ es más propio del fubol? ¿Es por ser más pasional?
El ‘como sea’ no está vinculado a los deportes olímpicos. En Uruguay, el doctor (Julio César) Maglione a través del Comité Olímpico Internacional me consiguió la beca para estar viviendo en Montevideo. Y luego de dos años largos y durísimos, trajimos la medalla de bronce, pero fue fruto del trabajo de dos años y medio. En el fútbol, ya no te digo dos años y medio, pero ni siquiera en una misma institución los juveniles juegan igual que la Primera, depende del entrenador que los tenga. Uno juega de una manera, otro de otra.
¿Qué es lo que uno admira del Ajax, de Bayern Múnich, del Barcelona? Que son clubes serios. Hay una línea: la Primera división juega como juegan las inferiores, no las inferiores juegan como juega la Primera, es exactamente al revés.
¿También hay un aprendizaje en los diferentes grupos sociales que hay entre los futbolistas dirigidos?
La diferencia grande yo la noto a temprana edad. Si bien es cierto y hay casos en el fútbol uruguayo hay sectores medios y medios altos que han sido futbolistas hasta de selección, por educación y condición socio económica, la realidad del fútbol en nuestros países es más parecida a la del boxeo, gente que realmente hace un esfuerzo enorme y que se ponen cifradas las familias toda la presión para que ese deportista salve a la familia, entonces ya desde ahí hay una presión excesiva que es la que hoy conviven los juveniles. Y por eso son tan importante los entrenadores, que puedan en el proceso formativo hacer la docencia necesaria para que ese nivel de estrés a los que se los someten los chicos a tan temprana edad se modere y se module de acuerdo a toda una preparación que deben tener los entrenadores. Esto es muy necesario porque repercute, no solamente y principalmente en el sentido humano de la cuestión, sino también para cuando en el día de mañana ese deportista llegue a niveles de Primera División o si es tan bueno y llega a nivel de la élite y a la selección nacional, esté preparado para vivir todo lo que tiene que vivir. Entonces, es mucho más profundo. El fútbol, en nuestra región es un hecho social, que nosotros muchas veces no tenemos ni noción de lo que genera. Porque el espectáculo y el show pueden más y uno pierde la noción de la envergadura del hecho social que el fútbol representa. A esa temprana edad la gran diferencia entre los dos deportes es que generalmente a los chicos que van a jugar al hockey la mamá o el papá lo llevan para que disfruten, para que se hagan amigos, para que aprendan un deporte, siempre hay alguno que se pasa de rosca, en todos lados es así, pero la masa quiere que el hijo o hija disfrute del juego del deporte. En cambio cuando vos te acercan un chico a las divisiones inferiores de los clubes o a primera edad ya el padre está pensando “¿Será como Luis Suárez? Me saldrá como Forlán y me salvo, y a los ocho hermanitos”. Entonces el estrés y la presión que un chico recibe son totalmente diferentes.