La 'nuestra' es jugar; siempre lo fue
Alejandro Apud ha logrado en pocos años en Boston River construir un equipo reconocible. El detrás de esa construcción.
Foto: Futbol.uy
Nota en el programa Música al Ángulo
Plantea una línea de tres en defensa, trata de tener la pelota (incluso de visitante), y hasta se le pregunta a los jugadores cómo piensan ganar el partido para involucrarlos en la estrategia. Boston River, con apenas algunos años en la Primera División del Uruguay, rompe con varias de las ideas y supuestas verdades del fútbol local y mundial. Su entrenador, el gran responsable.
En contexto de conferencias vacías de contenido, el técnico Alejandro Apud habla de juego, de movimientos. El ex arquero trabaja como entrenador desde el 2002, obtuvo tres títulos en la Segunda División (con Fénix, con Sud América y con Liverpool) y desde el debut de Boston River en Primera (mediados 2016) es su entrenador, clasificándolo a dos Copas Sudamericanas (en ambas superando la primera fase). Habla de disfrutar, de elegir el cómo. Y en mitad de año, para saltear particularidades, comienza charlando sobre las evaluaciones:
¿Qué evaluás al término de cada temporada?
Evalúo de acuerdo a las expectativas. Generalmente lo que nosotros hacemos es ponernos objetivos, si los cumplís la evaluación es positiva. Los objetivos son en cuanto a la tabla, en qué lugar de la tabla estás, si clasificaste a una copa, si peleas a un campeonato. Y los otros objetivos son los que tienen que ver con el nivel de juego, y con el juego que logramos. Una cosa va de la mano con la otra. De todas maneras nosotros hacemos mucho hincapié en la forma de jugar y en la forma de cómo llegamos a los objetivos, para nosotros eso suma mucho a la hora de la evaluación.
¿Cómo es el “como sea”?
El ‘como sea’ es bien fácil, no es difícil. Es ganar a costa de lo que sea, si tengo que pegarle para arriba, para afuera, pegar doscientas patadas, mientras esté dentro del reglamento y no me perjudique a la hora de echarme jugadores, ese es el ‘como sea’.
¿Tratas de evitarlo?
Sí. Porque además trabajamos para empresas, hoy el fútbol son empresas. Nos tocó trabajar en Sud América para una empresa, y ahora en Boston River lo mismo. Cuando trabajamos en Liverpool lo intentamos. Para nosotros es muy importante que los jugadores puedan jugar y desarrollar su forma de juego a través de lo que hacemos nosotros. Entonces la idea pasa por mejorar a los futbolistas y que los futbolistas sientan el juego satisfactoriamente, que ellos se sientan bien jugando. Más allá que sabemos que dependemos de un resultado, es muy importante que tus deportistas lo realicen con satisfacción. El hecho de que estén contentos y estén felices de jugar de determinada manera, los hace jugar al fútbol con otra estética.
En Uruguay decimos que sufrir es importante, por lo que vos decís también disfrutar es trascendente para el juego
Sí, es nuestra idiosincrasia. Venimos de gente inmigrante muy sufrida que la vino a pelear acá, y tenemos la cultura de que ‘hay que sufrirla’. Y sí, hay que sufrirla porque la vida de un deportista profesional es muy dura, es sacrificada, porque tenés que dejar muchas cosas para ser un jugador profesional. Pero a la hora de jugar, el futbolista necesita sentirse bien y saber que más allá de la responsabilidad que tiene, debe sentir en el juego la satisfacción de jugarlo. Esa es la intención nuestra, a veces se logra otras veces cuesta un poquito más. Pero en ese camino siempre estamos y esos son nuestros objetivos.
¿Existe un ‘la nuestra’ en cuanto a la forma de jugar en Uruguay? ¿La nuestra es ‘contragolpear y defenderse’?
La nuestra es jugar. Siempre lo fue. En 1924, en 1928, en 1930, y en el ‘50. O sea, la época más gloriosa del fútbol uruguayo jugaban y jugaban de verdad. Es mentira lo demás, no ganás sino jugás. Yo tuve la satisfacción y la alegría de hablar con Obdulio, y siempre lo cuento porque a mí me marcó en mi carrera como deportista y como entrenador; Obdulio me dijo: “Usted no le crea a toda la gente que dice que yo me puse la pelota bajo el brazo, que yo gané el partido, le ganamos porque fuimos mejores y porque jugamos mejor que Brasil, sino, no le ganábamos”. Ahí está el secreto.
¿Y por qué se repite un discurso diferente a eso?
No sé. Si te ponés a mirar la historia del fútbol uruguayo, sí hemos tenido partidos donde nos tuvimos que defender mucho porque capaz que el rival era mejor que vos, pero si vos mirás los equipos que salieron campeones del mundo, equipos uruguayos que ganaron la Copa Libertadores, la selecciones uruguayas que tuvieron buenas performances, decís “¡Pa! ¡Cómo jugaba este, cómo jugaba el otro! ¡Qué jugador este!”. Ahí está el secreto, si nuestros jugadores son de excelencia, de nivel, seguramente vas a ganar jugando, no vas a ganar pegándole para arriba.
¿En el público uruguayo, más allá de lo que se diga, también está eso de disfrutar de la forma?
Sí. Creo que vas al teatro, al cine, a disfrutar de un espectáculo. La gente busca el disfrute, salir de los problemas que tiene. A veces estoy estresado y me siento a ver una película y quiero ver una película que me guste, que me haga bien, que cuando termine por lo menos me saque los problemas que tengo, lo que pasa por mi cabeza. Y en la gente que va a ver al fútbol también. Si vos le brindas un buen espectáculo, la gente cambia la cara y se va contenta. Nosotros debemos cuidar y lograr acercar al público a las canchas, sí por supuesto debemos ganar y cumplir los objetivos que nos plantea cada club, pero también tenemos que intentar respetar a esa gente que va a ver jugar.
Diego Latorre decía que si el fútbol ofrece tantos caminos para ganar, por qué no elegir la belleza y la estética
Nosotros creemos en eso. Muchas veces se da, otras no, eso depende de las circunstancias del juego. La intención debe estar siempre, buscarlo en cada día, en cada entrenamiento. Después bueno, hay veces que cuesta un poquito más, un poquito menos. Pero en nuestra tarea diaria está siempre el brindar un buen espectáculo y ganar por supuesto. No puede ir una cosa separada de la otra, siempre intentamos que vayan juntas, es la intención.
Hay también una falsa dicotomía, jugar bien o ganar como si no se pudiera hacer las dos cosas
Exacto. Jugar bien y ganar es lo más lindo que hay.
¿Existe un fútbol moderno o las ideas se mantienen y los conceptos son los mismos?
Creo que el fútbol fue cambiando sí por un tema que se fue profesionalizando cada vez más. Profesionalizarse implica que la excelencia, desde todo punto de vista, va aumentando. Lo que cuesta, al ser por dinero, es que a veces la belleza puede quedar de lado en pos de un resultado. Eso también va en el público, porque por ejemplo hay mucha gente que le gusta el encuentro de dos formas de ganar diferente, y cuando hay un partido de esa naturaleza también atrae a la gente y le gusta. El fútbol es como todo espectáculo, en el sentido que busca atraer a la gente y que la gente lo vea; y que la gente quiera ir a ese espectáculo tiene que ser a través de la belleza porque, me parece a mí, no hay otra manera
Luego de eliminar a Jaguares por la actual Copa Sudamericana, dijiste que los jugadores también planificaron ese partido revancha.
¿Cómo fue esa planificación colectiva?
Tu futbolista es el que interpreta lo que vos haces en la cancha. En definitiva, dejarlo afuera de la interpretación o del estudio de un partido implica que vos le des todo digerido, y la idea es que ellos mismos se den cuenta y analicen lo que están viendo y cómo ellos enfrentarían a determinados rivales o a determinadas formas del juego rival para ganar. Queríamos compartir con ellos y comprometerlos también desde su postura hacia el juego. A su vez, es una forma que encontramos de vincularnos más con el futbolista y que el futbolista no esté tan pasivo en cuanto a recibir información, sino que también pueda volcarla.
¿Hoy el futbolista trata de entender más el juego y demandar más explicaciones?
Creo que venimos de una educación y de una sociedad donde nuestra formación es recibir, no participar. Entonces, no podemos cambiar de un día para otro algo establecido desde que somos niños, desde que vamos a la escuela. Nuestra intención es ir logrando en ellos una participación mayor en lo que sea interpretar lo que hacemos, entender cómo juegan los rivales, qué es lo que hacen, para que después en la cancha ellos puedan resolver la situación o el problema de la mejor manera.
¿Es el camino que has encontrado?
Me parece que es lo mejor. No podemos tratar a los futbolistas como autómatas, debemos tratar de que ellos sean los entrenadores dentro de la cancha, que lean el juego. Existen los entrenadores porque los futbolistas lo permitieron, porque antes el entrenador era el capitán. Entonces ellos mismos elaboraban su propio partido, su propio juego. Después fue cambiando eso porque no se ponían de acuerdo quiénes eran los once que tenían que jugar, siempre tuvieron que encontrar una figura para encausarlo y se llegó a extremos. En la misma sociedad, en cuanto a la educación, es así también: hay una figura que es la que decide qué es lo que se va a aprender y qué es lo que se va a enseñar, y los demás escuchan y tienen que interpretar. La participación que nosotros queremos lograr en la interpretación del juego y en la elaboración de estrategia, hace que el futbolista piense más y elabore más.
Plantea una línea de tres en defensa, trata de tener la pelota (incluso de visitante), y hasta se le pregunta a los jugadores cómo piensan ganar el partido para involucrarlos en la estrategia. Boston River, con apenas algunos años en la Primera División del Uruguay, rompe con varias de las ideas y supuestas verdades del fútbol local y mundial. Su entrenador, el gran responsable.
En contexto de conferencias vacías de contenido, el técnico Alejandro Apud habla de juego, de movimientos. El ex arquero trabaja como entrenador desde el 2002, obtuvo tres títulos en la Segunda División (con Fénix, con Sud América y con Liverpool) y desde el debut de Boston River en Primera (mediados 2016) es su entrenador, clasificándolo a dos Copas Sudamericanas (en ambas superando la primera fase). Habla de disfrutar, de elegir el cómo. Y en mitad de año, para saltear particularidades, comienza charlando sobre las evaluaciones:
¿Qué evaluás al término de cada temporada?
Evalúo de acuerdo a las expectativas. Generalmente lo que nosotros hacemos es ponernos objetivos, si los cumplís la evaluación es positiva. Los objetivos son en cuanto a la tabla, en qué lugar de la tabla estás, si clasificaste a una copa, si peleas a un campeonato. Y los otros objetivos son los que tienen que ver con el nivel de juego, y con el juego que logramos. Una cosa va de la mano con la otra. De todas maneras nosotros hacemos mucho hincapié en la forma de jugar y en la forma de cómo llegamos a los objetivos, para nosotros eso suma mucho a la hora de la evaluación.
¿Cómo es el “como sea”?
El ‘como sea’ es bien fácil, no es difícil. Es ganar a costa de lo que sea, si tengo que pegarle para arriba, para afuera, pegar doscientas patadas, mientras esté dentro del reglamento y no me perjudique a la hora de echarme jugadores, ese es el ‘como sea’.
¿Tratas de evitarlo?
Sí. Porque además trabajamos para empresas, hoy el fútbol son empresas. Nos tocó trabajar en Sud América para una empresa, y ahora en Boston River lo mismo. Cuando trabajamos en Liverpool lo intentamos. Para nosotros es muy importante que los jugadores puedan jugar y desarrollar su forma de juego a través de lo que hacemos nosotros. Entonces la idea pasa por mejorar a los futbolistas y que los futbolistas sientan el juego satisfactoriamente, que ellos se sientan bien jugando. Más allá que sabemos que dependemos de un resultado, es muy importante que tus deportistas lo realicen con satisfacción. El hecho de que estén contentos y estén felices de jugar de determinada manera, los hace jugar al fútbol con otra estética.
En Uruguay decimos que sufrir es importante, por lo que vos decís también disfrutar es trascendente para el juego
Sí, es nuestra idiosincrasia. Venimos de gente inmigrante muy sufrida que la vino a pelear acá, y tenemos la cultura de que ‘hay que sufrirla’. Y sí, hay que sufrirla porque la vida de un deportista profesional es muy dura, es sacrificada, porque tenés que dejar muchas cosas para ser un jugador profesional. Pero a la hora de jugar, el futbolista necesita sentirse bien y saber que más allá de la responsabilidad que tiene, debe sentir en el juego la satisfacción de jugarlo. Esa es la intención nuestra, a veces se logra otras veces cuesta un poquito más. Pero en ese camino siempre estamos y esos son nuestros objetivos.
¿Existe un ‘la nuestra’ en cuanto a la forma de jugar en Uruguay? ¿La nuestra es ‘contragolpear y defenderse’?
La nuestra es jugar. Siempre lo fue. En 1924, en 1928, en 1930, y en el ‘50. O sea, la época más gloriosa del fútbol uruguayo jugaban y jugaban de verdad. Es mentira lo demás, no ganás sino jugás. Yo tuve la satisfacción y la alegría de hablar con Obdulio, y siempre lo cuento porque a mí me marcó en mi carrera como deportista y como entrenador; Obdulio me dijo: “Usted no le crea a toda la gente que dice que yo me puse la pelota bajo el brazo, que yo gané el partido, le ganamos porque fuimos mejores y porque jugamos mejor que Brasil, sino, no le ganábamos”. Ahí está el secreto.
¿Y por qué se repite un discurso diferente a eso?
No sé. Si te ponés a mirar la historia del fútbol uruguayo, sí hemos tenido partidos donde nos tuvimos que defender mucho porque capaz que el rival era mejor que vos, pero si vos mirás los equipos que salieron campeones del mundo, equipos uruguayos que ganaron la Copa Libertadores, la selecciones uruguayas que tuvieron buenas performances, decís “¡Pa! ¡Cómo jugaba este, cómo jugaba el otro! ¡Qué jugador este!”. Ahí está el secreto, si nuestros jugadores son de excelencia, de nivel, seguramente vas a ganar jugando, no vas a ganar pegándole para arriba.
¿En el público uruguayo, más allá de lo que se diga, también está eso de disfrutar de la forma?
Sí. Creo que vas al teatro, al cine, a disfrutar de un espectáculo. La gente busca el disfrute, salir de los problemas que tiene. A veces estoy estresado y me siento a ver una película y quiero ver una película que me guste, que me haga bien, que cuando termine por lo menos me saque los problemas que tengo, lo que pasa por mi cabeza. Y en la gente que va a ver al fútbol también. Si vos le brindas un buen espectáculo, la gente cambia la cara y se va contenta. Nosotros debemos cuidar y lograr acercar al público a las canchas, sí por supuesto debemos ganar y cumplir los objetivos que nos plantea cada club, pero también tenemos que intentar respetar a esa gente que va a ver jugar.
Diego Latorre decía que si el fútbol ofrece tantos caminos para ganar, por qué no elegir la belleza y la estética
Nosotros creemos en eso. Muchas veces se da, otras no, eso depende de las circunstancias del juego. La intención debe estar siempre, buscarlo en cada día, en cada entrenamiento. Después bueno, hay veces que cuesta un poquito más, un poquito menos. Pero en nuestra tarea diaria está siempre el brindar un buen espectáculo y ganar por supuesto. No puede ir una cosa separada de la otra, siempre intentamos que vayan juntas, es la intención.
Hay también una falsa dicotomía, jugar bien o ganar como si no se pudiera hacer las dos cosas
Exacto. Jugar bien y ganar es lo más lindo que hay.
¿Existe un fútbol moderno o las ideas se mantienen y los conceptos son los mismos?
Creo que el fútbol fue cambiando sí por un tema que se fue profesionalizando cada vez más. Profesionalizarse implica que la excelencia, desde todo punto de vista, va aumentando. Lo que cuesta, al ser por dinero, es que a veces la belleza puede quedar de lado en pos de un resultado. Eso también va en el público, porque por ejemplo hay mucha gente que le gusta el encuentro de dos formas de ganar diferente, y cuando hay un partido de esa naturaleza también atrae a la gente y le gusta. El fútbol es como todo espectáculo, en el sentido que busca atraer a la gente y que la gente lo vea; y que la gente quiera ir a ese espectáculo tiene que ser a través de la belleza porque, me parece a mí, no hay otra manera
Luego de eliminar a Jaguares por la actual Copa Sudamericana, dijiste que los jugadores también planificaron ese partido revancha.
¿Cómo fue esa planificación colectiva?
Tu futbolista es el que interpreta lo que vos haces en la cancha. En definitiva, dejarlo afuera de la interpretación o del estudio de un partido implica que vos le des todo digerido, y la idea es que ellos mismos se den cuenta y analicen lo que están viendo y cómo ellos enfrentarían a determinados rivales o a determinadas formas del juego rival para ganar. Queríamos compartir con ellos y comprometerlos también desde su postura hacia el juego. A su vez, es una forma que encontramos de vincularnos más con el futbolista y que el futbolista no esté tan pasivo en cuanto a recibir información, sino que también pueda volcarla.
¿Hoy el futbolista trata de entender más el juego y demandar más explicaciones?
Creo que venimos de una educación y de una sociedad donde nuestra formación es recibir, no participar. Entonces, no podemos cambiar de un día para otro algo establecido desde que somos niños, desde que vamos a la escuela. Nuestra intención es ir logrando en ellos una participación mayor en lo que sea interpretar lo que hacemos, entender cómo juegan los rivales, qué es lo que hacen, para que después en la cancha ellos puedan resolver la situación o el problema de la mejor manera.
¿Es el camino que has encontrado?
Me parece que es lo mejor. No podemos tratar a los futbolistas como autómatas, debemos tratar de que ellos sean los entrenadores dentro de la cancha, que lean el juego. Existen los entrenadores porque los futbolistas lo permitieron, porque antes el entrenador era el capitán. Entonces ellos mismos elaboraban su propio partido, su propio juego. Después fue cambiando eso porque no se ponían de acuerdo quiénes eran los once que tenían que jugar, siempre tuvieron que encontrar una figura para encausarlo y se llegó a extremos. En la misma sociedad, en cuanto a la educación, es así también: hay una figura que es la que decide qué es lo que se va a aprender y qué es lo que se va a enseñar, y los demás escuchan y tienen que interpretar. La participación que nosotros queremos lograr en la interpretación del juego y en la elaboración de estrategia, hace que el futbolista piense más y elabore más.