La historia de Alberto Acosta parece escrita por el mejor de los guionistas. "Mi vida del fútbol es toda loca", la define él. Es que es la historia de un muchacho que trabajaba a las 2 de la mañana en el Mercado Modelo, y de pronto se encontró compartiendo vestuario con Ronaldo.

En el medio pasaron un millón de cosas. Peñarol, por ejemplo, y goles clásicos. Un pase frustrado a Grecia, una temporada magnífica en el Náutico que le valió numerosos premios, y doce años jugando en el fútbol de Brasil. De todas ellas, conversó en la entrevista con PDA Radio. 

Pasó por cuanto torneo hay en la vuelta: estatales, ascenso y ainda mais. En el medio también pasó un susto grande, el corazón casi le dice basta, pero pudo seguir. Tambíen se hizo evangelista y se bautizó. "Dios habló conmigo muchas veces y me ayudó mucho", afirma.

Hoy tiene 41 años y vuelve al primer amor: Cerrito. "Soy hincha por todo lo que me dio", confiesa. "No pretendan que sea el de antes", advierte sobre lo futbolístico, "pero estoy para ayudar". El próximo sábado arranca la B y el Beto será auriverde otra vez. "Mi objetivo es ser campeón y subir. Sería un sueño para mí", eso es lo que pide para terminar su carrera.

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