El primer recuerdo deportivo que tiene Raúl Castro se remonta a cuando tenía 8 años. En las Eliminatorias para el Mundial de 1958, Uruguay quedó afuera y vio a su padre llorar. "Ahí entendí que el fútbol era una cosa importante", resume.

60 años después de aquel suceso, el "Flaco" estuvo en PDA Radio para contar qué pasó en el medio. En ese camino hay mucho deporte. Hay mucho básquetbol, para empezar, desde formativas hasta Primera División.

Su pasaje más largo fue en Tabaré, el clulb de sus amores. "Ahí me hice hombre", confiesa. "Fui solamente meritorio y entusiasta", se define como jugador, pero hay algo que tiene claro: "Aprendí más en la cantina que en la cancha".

En el camino también hay fútbol, en la mitad de la cancha del verde césped y también en la tribuna, porque para Castro "la vida es eso que pasa entre cada partido que juega Peñarol". Hay charlas con leyendas como Mazurkiewicz y el Pepe Sasía, y hay un ídolo marcado: "Pedro Rocha fue lo más grande que vi en mi vida, nunca vi un jugador igual".

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