Las cábalas y los deportistas
Cábalas, automatismos, rutinas de un deportista. Charla con el sicólogo Gabriel Gutiérrez.
Rafa Nadal ordena sus botellas siempre de la misma manera.
Entrevista realizada por el programa Música al Ángulo de M24
Antes de los partidos, el italiano Gennaro Gattuso leía al ruso Fyodor Dostoevsky. El arquero belga Courtois cada vez que lo filman durante el himno de su país se toca la pera. El inglés Gary Lineker evitaba patear al arco en los calentamientos, al igual que el mexicano Hugo Sánchez. Muchos prohíben el color verde en los vestuarios y en las camisetas (pregúntenle a los alemanes si esto es una locura). Todos ejemplos de cábalas. ‘Costumbres’ diría Carlos Salvador Bilardo, que como gran cabulero niega su condición.
El argentino Eduardo Sacheri se refirió a las cábalas y los hinchas en su cuento “Tirate a la derecha” publicado en la revista El Gráfico. ¿Pero qué pasa con las cábalas y los deportistas? ¿Son recomendables o perjudican? Le preguntamos a Gabriel Gutiérrez, licenciado en sicología y técnico en programación neurolingüística.
¿Vos tenés cábalas? ¿Crees en ellas?
No, para nada. Las cábalas me hacen mucha gracia, todo el mundo en algún momento tuvo alguna pero yo no creo mucho en ellas por el simple hecho de que me parecen que son parte del juego; son muy respetables y son parte de los rituales de autoafirmación del deportista. Son un poco compulsivas también, es decir, aunque uno sepa que en algún momento la cábala le dio resultado o no, a uno le viene como el temor de que ‘Si no hago la cábala no me va a salir bien; entonces, por las dudas, hago la cábala’. No tienen ningún sustento científico, sociológico ni sicológico. Es más creo que los resultados de las cábalas deben ser 50 y 50, es decir desde el momento que dos deportistas o dos equipos cabuleros se enfrentan, por lo general uno gana y el otro pierde. No es que una cábala sea válida y otra no, simplemente son actos de autoafirmación entendibles que tiene el deportista, forma parte de la subjetividad sicológica de cada uno.
¿La cábala puede llegar a ser perjudicial para el deportista?
Sí, en algunos casos. Me ha tocado vivir algunas situaciones de cábalas de cerca: hay jugadores que están convencidos que si no hacen la cábala la cosa va a venir mal. Y si la cábala es tener un osito de peluche o tener un short o determinado par de medias, y justo el objeto de cábala no está, se genera un estrés extra por la ausencia de esa ayuda que supuestamente nos va a llevar a un buen resultado. Hay cábalas y rituales que son cómicos y otros que pueden ser un poco preocupante y pueden en vez de ayudar, complicar el estado precompetitivo, que debería ser de descanso, de concentración. Creo que dentro de la concepción global del deporte la cábala tiene un espacio bastante reducido, pero existe y de hecho estamos hablando de ellas.
¿Cómo se respetan las cábalas y que no perjudiquen la actividad del deportista?
Uno trata siempre de flexibilizar y de demostrar al deportista, en la tranquilidad de un consultorio, que las cábalas no deben ser muy respetada desde la variable deportiva, sino que es un capricho de la mente. Hay un pensamiento mágico: si la primera pelota que toco me desenvuelvo y decido bien, es un indicio que mi partido va a ser bueno, pero si la primera pelota pasa por debajo de mi pie o tiro al aro y erro, eso seguramente me va a demostrar de que va a ser un partido fatal; ese tipo de pensamiento mágico que es el que involucra a las cábalas puede ser muy negativo y hay que trabajar sobre eso: si te va bien el primer tiro no te asegura nada que los demás sean buenos, y el primer buen pase en la primer jugada tampoco te garantiza que vas a tener un buen partido.
Mientras las cábalas sean disfrutables, y no generen ningún inconveniente no hay problema que el deportista las tenga. En este tema se debe considerar la ansiedad que vive el deportista. Hay deportistas que viven la ansiedad de manera ‘normal’, es imposible no vivirla y decir ‘estoy tranquilo’, sería una persona muy extraña si no se tiene cierta ansiedad cuando en poco tiempo va a tener un evento de determinada importancia, por lo general la ansiedad es vivida persecutoriamente, ‘me va a ir mal’. Mayoritariamente el ser humano, producto del temor que sentimos, se vuelve pesimista. Es muy raro de que haya una ansiedad optimista, la ansiedad se vive como un estado de alerta corporal; un estado de ansiedad síquica no es demasiado disfrutable, entonces debemos realizar conductas que actúen como paliativos. En lo previo, lo ideal es reducir al mínimo la ansiedad.
Si suma, está bien tener cábalas, siempre y cuando no se descanse en ellas.
Exacto. Hay jugadores que tienen como cábalas ‘las vendas las doblo y desdoblo yo’, y aparte eso es como una medida en cierta manera inteligente porque lleva un tiempo doblar muy ordenadamente al estilo propio las vendas y ellos mismos se vendan, ese tipo de cábalas no son dañinas y ayudan a ir conviviendo con el tiempo de la ansiedad, hay otras que no son tan así disfrutables.
Como sicólogo, ante demasiada ansiedad, ¿se puede llegar a recomendar a un deportista formar alguna rutina?
Eso es lo más recomendable: generar una rutina, concebida previamente y a conciencia de que ayudará a la competencia, porque el tiempo de ansiedad va venir, existir, y si tenemos planificado qué vamos a hacer, incluso cronológicamente una hora, dos horas, o la mañana previa o desde la noche previa a una competencia, eso ayudará mucho. Se le consulta al deportista qué es lo que lo hace sentir mejor, de qué manera duerme mejor, se puede incluir el desayuno, las rutinas de la mañana. Se van estableciendo rutinas subjetivas que parten del propio deportista, se pueden sistematizar y llegado el día de la competencia simplemente hay que ir respetando lo que ya se planificó; eso sirve mucho. El cerebro, lo dicen los neurólogos, es muy obediente, le ‘gusta’ mucho tener una rutina y se va a sintiendo bien si a las 10 tengo que hacer tal cosa, a las 11 tal otra, como que uno va sobre una vía, un riel y eso ayuda mucho, te da bastante tranquilidad.
Entonces una cábala puede llegar transformarse en una rutina que sume, y una rutina puede llegar a ser una ‘cábala racional’, valga la contradicción.
Me hiciste acordar a una situación. Antes de un partido de basket, un jugador me dice un poco irónicamente: “Te voy a describir todo lo que va a hacer Fulano, mirá cómo ahora se sienta de tal manera y pone un pie de tal forma en tal lugar”. Efectivamente lo estaba haciendo, “Mirá cómo pone el bolso con la sigla del equipo mirando para el Norte, mira como en el bolsillo izquierdo tiene una bebida energizante, la sacará lentamente y la va a poner al lado de su pie derecho”. Me iba describiendo todo porque era un ritual que su compañero ya tenía preparado. Yo reflexionaba: ‘pensar que para ese ritual que se estaba dando en un vestuario, el jugador ya había tenido un ritual previo en la casa donde ponía cada objeto en su lugar determinado’, y uno lo veía con mucha tranquilidad; era un jugador de muchas condiciones y justamente una de las cosas que lo caracterizó siempre fue el orden.
Es una manera de encarar la ansiedad, con un orden, porque imagínate que si siempre tenés la botella al lado del pie derecho y justo un día al lado del pie derecho está un jugador, ¿qué pasaría? Capaz que se molesta, puede ser, pero en el balance general, ese jugador tendrá un estado mental como de más orden que alguno que no tiene cábala o está muy ansioso o está muy permeable a los estímulos externos. Ahí diríamos que esta cábala o este ritual obsesivo previo a la competencia es positivo para el jugador porque lo va tranquilizando. Esto no quiere decir que no esté ansioso.
¿El deportista logra abstraerse de todo cuando está en la cancha? ¿O hay casos donde la cábala que no se realizó en la previa puede invadirlo mentalmente luego de comenzado el partido?
Invadirlo mentalmente sí, aunque no creo que a los 30 minutos en fútbol se esté acordando y diga: ‘Estoy jugando mal por no cumplir con la cábala’. Sí puede pasar y ha pasado muchas veces, que se genera como una cadena de sucesos infelices, es decir: ‘No seguí tal cábala, me equivoqué en tal jugada, hoy no es mi día’. El cerebro va haciendo recorridos neuronales negativos, el jugador se va ‘dando manija’ por decirlo de alguna manera. Sí, un mal comienzo, producto de un pensamiento mágico como la cábala, puede desembocar en un mal día. En este sentido, está muy bueno entrenar el ‘ya pasó’, es decir aunque el gesto deportivo que hayas tenido haya sido bueno regular o malo, ya está, no hay vuelta atrás; eso se entrena. Los jugadores que trabajan eso, les ayuda mucho a superar rápidamente el error, incluso hay técnicas físicas en cuanto al lenguaje corporal para mejorar la respuesta ante un error propio sea producto de la cábala o no, del rendimiento o de lo que sea.
¿La postura de mi cuerpo puede convencer a la mente de que la próxima sí va a salir y que no se quede con el gol que erré?
Exactamente. El físico y la mente están íntimamente vinculados. Por ejemplo, una postura de auto desaprobación como puede ser bajar la cabeza o patear algo, un gesto de frustración, predispone a tener una carga negativa para la ejecución de la próxima acción. Imaginemos en el basket: ataque rápido, tirás y errás, si uno se quedara maldiciendo primero no está defendiendo y además ese lenguaje corporal te genera un círculo vicioso. Lo ideal sería levantar la cabeza y rápidamente, hayas embocado o errado, volver muy rápido a la marca, con actitud. Es un pensamiento un poco conductista, pero bueno antes se pensaba que el conductismo era una mala palabra, ahora ya no tanto. Se enseña a tener una respuesta rápida sea cuál sea el resultado de la acción previa.
Los grandes deportistas, los deportistas de elite, son bastante pocos comunicativos. En el tenis por ejemplo, salvo Nadal que es bastante visceral, Federer y Sampras, parecían como computadoras jugando y no significa que no sientan, sino que aprendieron a que el acierto o el error no tienen que formar parte de la carga emocional, porque pierde lucidez la parte del cerebro que tiene que enseguida tomar la próxima decisión. Por eso es muy recomendable, desde el punto de vista sicológico, superar rápidamente el gesto deportivo que ya pasó, no es fácil pero se trabaja. Que esta jugada no afecte a la próxima es un gran capital que puede tener un deportista.
¿Una cábala puede convertirse en un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)? Como por ejemplo lo que hace Nadal antes de cada punto.
Sin irnos a Nadal, Djokovic hace lo mismo, picaba 14 veces la pelota y luego le llamaron la atención y ahora cada vez que puede y llega a los 14 piques antes del saque, no es que se quede contento, pero es como que dice ‘logré mi cábala’, como que puede soltarse y se siente en su zona de seguridad. No creo que una cábala se pueda transformar en un TOC. El TOC es más profundo; la cábala es más social, más relativa a un pensamiento mágico.
¿El único punto en común es la ansiedad? ¿Que la cábala podría ser un inconveniente en la ansiedad y que el TOC es un trastorno de ansiedad?
Sí. Porque podemos tener un jugador que tenga cábalas muy definidas, rituales obsesivos muy deportivos, pero termina el partido y es la persona más impredecible o desprolija que puedas imaginar, pero en la cancha y para logar determinados resultados ellos piensan que ese orden y ese ritual o cábala tiene que respetarse porque si no, no van a funcionar bien, pero repito el TOC y las cábalas son cosas diferentes.
Antes de los partidos, el italiano Gennaro Gattuso leía al ruso Fyodor Dostoevsky. El arquero belga Courtois cada vez que lo filman durante el himno de su país se toca la pera. El inglés Gary Lineker evitaba patear al arco en los calentamientos, al igual que el mexicano Hugo Sánchez. Muchos prohíben el color verde en los vestuarios y en las camisetas (pregúntenle a los alemanes si esto es una locura). Todos ejemplos de cábalas. ‘Costumbres’ diría Carlos Salvador Bilardo, que como gran cabulero niega su condición.
El argentino Eduardo Sacheri se refirió a las cábalas y los hinchas en su cuento “Tirate a la derecha” publicado en la revista El Gráfico. ¿Pero qué pasa con las cábalas y los deportistas? ¿Son recomendables o perjudican? Le preguntamos a Gabriel Gutiérrez, licenciado en sicología y técnico en programación neurolingüística.
¿Vos tenés cábalas? ¿Crees en ellas?
No, para nada. Las cábalas me hacen mucha gracia, todo el mundo en algún momento tuvo alguna pero yo no creo mucho en ellas por el simple hecho de que me parecen que son parte del juego; son muy respetables y son parte de los rituales de autoafirmación del deportista. Son un poco compulsivas también, es decir, aunque uno sepa que en algún momento la cábala le dio resultado o no, a uno le viene como el temor de que ‘Si no hago la cábala no me va a salir bien; entonces, por las dudas, hago la cábala’. No tienen ningún sustento científico, sociológico ni sicológico. Es más creo que los resultados de las cábalas deben ser 50 y 50, es decir desde el momento que dos deportistas o dos equipos cabuleros se enfrentan, por lo general uno gana y el otro pierde. No es que una cábala sea válida y otra no, simplemente son actos de autoafirmación entendibles que tiene el deportista, forma parte de la subjetividad sicológica de cada uno.
¿La cábala puede llegar a ser perjudicial para el deportista?
Sí, en algunos casos. Me ha tocado vivir algunas situaciones de cábalas de cerca: hay jugadores que están convencidos que si no hacen la cábala la cosa va a venir mal. Y si la cábala es tener un osito de peluche o tener un short o determinado par de medias, y justo el objeto de cábala no está, se genera un estrés extra por la ausencia de esa ayuda que supuestamente nos va a llevar a un buen resultado. Hay cábalas y rituales que son cómicos y otros que pueden ser un poco preocupante y pueden en vez de ayudar, complicar el estado precompetitivo, que debería ser de descanso, de concentración. Creo que dentro de la concepción global del deporte la cábala tiene un espacio bastante reducido, pero existe y de hecho estamos hablando de ellas.
¿Cómo se respetan las cábalas y que no perjudiquen la actividad del deportista?
Uno trata siempre de flexibilizar y de demostrar al deportista, en la tranquilidad de un consultorio, que las cábalas no deben ser muy respetada desde la variable deportiva, sino que es un capricho de la mente. Hay un pensamiento mágico: si la primera pelota que toco me desenvuelvo y decido bien, es un indicio que mi partido va a ser bueno, pero si la primera pelota pasa por debajo de mi pie o tiro al aro y erro, eso seguramente me va a demostrar de que va a ser un partido fatal; ese tipo de pensamiento mágico que es el que involucra a las cábalas puede ser muy negativo y hay que trabajar sobre eso: si te va bien el primer tiro no te asegura nada que los demás sean buenos, y el primer buen pase en la primer jugada tampoco te garantiza que vas a tener un buen partido.
Mientras las cábalas sean disfrutables, y no generen ningún inconveniente no hay problema que el deportista las tenga. En este tema se debe considerar la ansiedad que vive el deportista. Hay deportistas que viven la ansiedad de manera ‘normal’, es imposible no vivirla y decir ‘estoy tranquilo’, sería una persona muy extraña si no se tiene cierta ansiedad cuando en poco tiempo va a tener un evento de determinada importancia, por lo general la ansiedad es vivida persecutoriamente, ‘me va a ir mal’. Mayoritariamente el ser humano, producto del temor que sentimos, se vuelve pesimista. Es muy raro de que haya una ansiedad optimista, la ansiedad se vive como un estado de alerta corporal; un estado de ansiedad síquica no es demasiado disfrutable, entonces debemos realizar conductas que actúen como paliativos. En lo previo, lo ideal es reducir al mínimo la ansiedad.
Si suma, está bien tener cábalas, siempre y cuando no se descanse en ellas.
Exacto. Hay jugadores que tienen como cábalas ‘las vendas las doblo y desdoblo yo’, y aparte eso es como una medida en cierta manera inteligente porque lleva un tiempo doblar muy ordenadamente al estilo propio las vendas y ellos mismos se vendan, ese tipo de cábalas no son dañinas y ayudan a ir conviviendo con el tiempo de la ansiedad, hay otras que no son tan así disfrutables.
Como sicólogo, ante demasiada ansiedad, ¿se puede llegar a recomendar a un deportista formar alguna rutina?
Eso es lo más recomendable: generar una rutina, concebida previamente y a conciencia de que ayudará a la competencia, porque el tiempo de ansiedad va venir, existir, y si tenemos planificado qué vamos a hacer, incluso cronológicamente una hora, dos horas, o la mañana previa o desde la noche previa a una competencia, eso ayudará mucho. Se le consulta al deportista qué es lo que lo hace sentir mejor, de qué manera duerme mejor, se puede incluir el desayuno, las rutinas de la mañana. Se van estableciendo rutinas subjetivas que parten del propio deportista, se pueden sistematizar y llegado el día de la competencia simplemente hay que ir respetando lo que ya se planificó; eso sirve mucho. El cerebro, lo dicen los neurólogos, es muy obediente, le ‘gusta’ mucho tener una rutina y se va a sintiendo bien si a las 10 tengo que hacer tal cosa, a las 11 tal otra, como que uno va sobre una vía, un riel y eso ayuda mucho, te da bastante tranquilidad.
Entonces una cábala puede llegar transformarse en una rutina que sume, y una rutina puede llegar a ser una ‘cábala racional’, valga la contradicción.
Me hiciste acordar a una situación. Antes de un partido de basket, un jugador me dice un poco irónicamente: “Te voy a describir todo lo que va a hacer Fulano, mirá cómo ahora se sienta de tal manera y pone un pie de tal forma en tal lugar”. Efectivamente lo estaba haciendo, “Mirá cómo pone el bolso con la sigla del equipo mirando para el Norte, mira como en el bolsillo izquierdo tiene una bebida energizante, la sacará lentamente y la va a poner al lado de su pie derecho”. Me iba describiendo todo porque era un ritual que su compañero ya tenía preparado. Yo reflexionaba: ‘pensar que para ese ritual que se estaba dando en un vestuario, el jugador ya había tenido un ritual previo en la casa donde ponía cada objeto en su lugar determinado’, y uno lo veía con mucha tranquilidad; era un jugador de muchas condiciones y justamente una de las cosas que lo caracterizó siempre fue el orden.
Es una manera de encarar la ansiedad, con un orden, porque imagínate que si siempre tenés la botella al lado del pie derecho y justo un día al lado del pie derecho está un jugador, ¿qué pasaría? Capaz que se molesta, puede ser, pero en el balance general, ese jugador tendrá un estado mental como de más orden que alguno que no tiene cábala o está muy ansioso o está muy permeable a los estímulos externos. Ahí diríamos que esta cábala o este ritual obsesivo previo a la competencia es positivo para el jugador porque lo va tranquilizando. Esto no quiere decir que no esté ansioso.
¿El deportista logra abstraerse de todo cuando está en la cancha? ¿O hay casos donde la cábala que no se realizó en la previa puede invadirlo mentalmente luego de comenzado el partido?
Invadirlo mentalmente sí, aunque no creo que a los 30 minutos en fútbol se esté acordando y diga: ‘Estoy jugando mal por no cumplir con la cábala’. Sí puede pasar y ha pasado muchas veces, que se genera como una cadena de sucesos infelices, es decir: ‘No seguí tal cábala, me equivoqué en tal jugada, hoy no es mi día’. El cerebro va haciendo recorridos neuronales negativos, el jugador se va ‘dando manija’ por decirlo de alguna manera. Sí, un mal comienzo, producto de un pensamiento mágico como la cábala, puede desembocar en un mal día. En este sentido, está muy bueno entrenar el ‘ya pasó’, es decir aunque el gesto deportivo que hayas tenido haya sido bueno regular o malo, ya está, no hay vuelta atrás; eso se entrena. Los jugadores que trabajan eso, les ayuda mucho a superar rápidamente el error, incluso hay técnicas físicas en cuanto al lenguaje corporal para mejorar la respuesta ante un error propio sea producto de la cábala o no, del rendimiento o de lo que sea.
¿La postura de mi cuerpo puede convencer a la mente de que la próxima sí va a salir y que no se quede con el gol que erré?
Exactamente. El físico y la mente están íntimamente vinculados. Por ejemplo, una postura de auto desaprobación como puede ser bajar la cabeza o patear algo, un gesto de frustración, predispone a tener una carga negativa para la ejecución de la próxima acción. Imaginemos en el basket: ataque rápido, tirás y errás, si uno se quedara maldiciendo primero no está defendiendo y además ese lenguaje corporal te genera un círculo vicioso. Lo ideal sería levantar la cabeza y rápidamente, hayas embocado o errado, volver muy rápido a la marca, con actitud. Es un pensamiento un poco conductista, pero bueno antes se pensaba que el conductismo era una mala palabra, ahora ya no tanto. Se enseña a tener una respuesta rápida sea cuál sea el resultado de la acción previa.
Los grandes deportistas, los deportistas de elite, son bastante pocos comunicativos. En el tenis por ejemplo, salvo Nadal que es bastante visceral, Federer y Sampras, parecían como computadoras jugando y no significa que no sientan, sino que aprendieron a que el acierto o el error no tienen que formar parte de la carga emocional, porque pierde lucidez la parte del cerebro que tiene que enseguida tomar la próxima decisión. Por eso es muy recomendable, desde el punto de vista sicológico, superar rápidamente el gesto deportivo que ya pasó, no es fácil pero se trabaja. Que esta jugada no afecte a la próxima es un gran capital que puede tener un deportista.
¿Una cábala puede convertirse en un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)? Como por ejemplo lo que hace Nadal antes de cada punto.
Sin irnos a Nadal, Djokovic hace lo mismo, picaba 14 veces la pelota y luego le llamaron la atención y ahora cada vez que puede y llega a los 14 piques antes del saque, no es que se quede contento, pero es como que dice ‘logré mi cábala’, como que puede soltarse y se siente en su zona de seguridad. No creo que una cábala se pueda transformar en un TOC. El TOC es más profundo; la cábala es más social, más relativa a un pensamiento mágico.
¿El único punto en común es la ansiedad? ¿Que la cábala podría ser un inconveniente en la ansiedad y que el TOC es un trastorno de ansiedad?
Sí. Porque podemos tener un jugador que tenga cábalas muy definidas, rituales obsesivos muy deportivos, pero termina el partido y es la persona más impredecible o desprolija que puedas imaginar, pero en la cancha y para logar determinados resultados ellos piensan que ese orden y ese ritual o cábala tiene que respetarse porque si no, no van a funcionar bien, pero repito el TOC y las cábalas son cosas diferentes.