Que ganen los indios
Un defensa que además es artista, ¿o será al revés?
La belleza del juego no es patrimonio exclusivo de delanteros o enganches. Hay arqueros que se brindan por el espectáculo es cierto, pero incluso el golero ‘clásico’ con esa volada magistral forma parte de la mejor inspiración.
Con cierres fantásticos y anticipos increíbles el zaguero también puede ser artista: Jorge Manicera y sus salidas elegantes; Paolo Montero y sus amagues sin tener la pelota; Daniel Passarella y sus tiros libres. Y está Agustín Lucas y su poesía con Tapones de Fierro, hasta un defensa que es artista contemporáneo.
“Siempre andaremos con algún pincel y pateando alguna pelota por ahí”,nos dice Diego Bonilla, quien jugó en Wanderers, Villa Española, Nacional, Millonarios y Atlético Bucaramanga en Colombia, y Rentistas, último club profesional en el 2008. “¿Qué fue primero? Supongo que debe haber sido una pelota porque de chiquito apenas caminas ya empezás a patear cosas”.
Parte de su obra se puede observar aquí. Entre quite y pintura, charló sobre sus trabajos, la sociedad y el fútbol.
¿Siempre sentiste que iba por ahí? ¿Por el lápiz y una pelota?
Sí, es una cosa como media rara el tema fútbol con los uruguayos, es algo incorporado. Tanto el jugar como el dibujar fueron muy naturales para mí, nunca me cuestioné si tenían mucho que ver una cosa con la otra, pero desde que tengo uso de razón hago las dos cosas. Vivía en Parque Posada, me recuerdo en casa dibujando y pintando y haciendo cosas que tenían que ver con la manualidad, y después jugando a la pelota hasta que no se veía por la noche.
¿Qué puntos en común encontrás?
El tema de la expresión es algo en común. Las dos son cosas corporales, son muy de adentro, muy sentidas. A esa edad, cuando sos niño, lo que haces tiene que ver con el disfrute, del goce de hacer algo, de lo creativo del placer, creo que la satisfacción más grande era esa: jugar al fútbol y cuando estaba en mi casa dibujar. Cuando uno es chico por naturaleza lo que hace es jugar, entonces para mí eran las formas que encontraba de jugar y de sentirme lleno.
¿Qué dibujabas de niño?
Mi vieja es de guardar todo, por lo que tengo un montón de dibujos de cuando era chico, siempre tenían que ver con la figura humana, es una cosa que hasta el día de hoy sigo haciendo, no me puedo desprender de estar representando la figura humana. Los dibujos más viejos son peleas entre indios y cowboys (yo hacía siempre ganar a los indios) con el recorrido de las flechas y eso, y mucho dibujo de fútbol dibujando las jugadas con la línea punteada por donde iba la pelota, con palabras, onomatopeyas o gritos de gol, similar a los cómics.
Un director de teatro nos decía que el fin del teatro es que el espectador reflexione. ¿Buscas eso también?
Por lo general sí, más que una reflexión se busca que tu obra trascienda en la otra persona, sin saber en qué punto: si desde la reflexión, si como artista querés transgredir algo, si tu obra está direccionada a algo. Muchas veces la gente te dice: “Pasa que yo no sé nada de arte”, eso es bastante relativo, hoy por ejemplo con determinadas cosas yo siento que dentro del arte contemporáneo tampoco sé mucho, porque me tienen que explicar todo, o sea yo voy a un museo y me tiene que explicar un curador o leo un texto curatorial que me explique la obra. Entonces a veces pienso que más allá de lo que vos quisiste decir, si al otro le provocó algo, una emoción, un rechazo, un punto de acercamiento, lo que sea, ya conseguiste lo que vos querías.
Cumplís dos funciones (artista y futbolista) que desde el prejuicio y desconocimiento no se las tilda de ‘trabajo’.
Sí, además cuando yo jugaba al fútbol era súper profesional: me cuidaba en cuanto a la alimentación, al descanso, no era un gran estudioso de los rivales pero sí me preocupaba. A vos te lleva el día entero ser jugador de fútbol o te tendría que llevar el día entero ser jugador de fútbol. A su vez, mis momentos de ocio o de ‘desconectar’ la cabeza era con el arte. Y cuando vos te dedicas a una cosa o la otra te lleva las 24 horas del día o las horas que estas despierto, capaz en el fútbol sí todo el día porque el descanso cuenta. En el arte vos vas caminando y vas pensando cosas, la cabeza está funcionando completamente y a veces cuando tenes jornadas largas de pintar, que estás siete u ocho horas pintando, terminás ‘muerto’, porque tiene también un desgaste mental, más allá que lo disfrutes. Con el fútbol pasa lo mismo a veces, partidos con los que quedás más cansado en lo mental, a veces finalizaba un partido con dolor de cabeza porque, si bien había un componente físico importante, la tensión era más importante que el desgaste físico.
¿Hay alguna técnica que te guste más a la hora de realizar tu arte?
Empecé pintando con óleo, que es súper maleable y te abre una abanico de efectos y de realidad, si estás haciendo realismo o hiperrealismo es insuperable, con la contra de que demora mucho el secado. Yo soy medio impaciente y en la pintura acrílica encontré un secado casi instantáneo, eso está buenísimo. Desde que empecé a usar el acrílico no lo he cambiado. Luego lo que me gusta mucho, pero hay que tener más tiempo, orden y lugar es la escultura, modelar en barro, hacer moldes.
Tendrá que ver con ese inicio de la fascinación del cuerpo humano.
Sí, ni que hablar, porque lleva un estudio. En general yo trabajo con modelos, en fotografía o en lo que sea, tengo que mirar las cosas. Si vos querés dibujar un león, a grandes rasgos lo podés hacer, pero si lo que queres realizar es una cosa mimética tenes que utilizar modelos, tenés que mirar un león. Al principio pensaba que el saber dibujar o pintar tenía que ver con no copiar nada, pero en realidad es inevitable porque por ejemplo hay que ver el comportamiento del objeto. Hay gente que tiene el conocimiento anatómico muy grande, artistas chinos que conocen el cuerpo humano de una manera increíble, dibujan casi de memoria con una facilidad impresionante. A otros nos cuesta más y tenemos que apoyarnos siempre en la imagen para replicar algo.
En la reseña de tu obra que aparece en tu página web, se menciona que tus pinturas ‘impactan por el espacio en blanco’ queriendo reflejar lo que ves que sucede en la actualidad con el ser humano. ¿Qué es lo que ves?
Ese vacío que se va creando entre las relaciones humanas. Hace diez minutos un adolescente que miraba el celular venía caminando por la calle y se daba contra las cosas, pero no porque no vaya prestando atención, sino que no saben cómo actuar cuando se encuentran con alguien. Se pierde esa parte de humanidad. Leía un libro póstumo de Umberto Eco y habla de las redes sociales y de esta nueva era que nos toca vivir y decía que incluso se utilizan diferentes neuronas del cerebro para el dedo táctil en el celular o en la Tablet que las neuronas que se usan para escribir; se pierde gestualidad. Ese espacio en blanco pasa por ahí, estamos en una sociedad bastante egoísta, y que nos ha llevado, no sé si el consumo o qué, a pensar primero en uno y no en el otro y en muchos momentos de la vida uno se encuentra como que está muy acompañado, pero está solo. Con ese blanco trataba de darles un aire a los personajes retratados, eso tenía que ver más con lo cromático por la fuerza que tiene el blanco como espacio vacío y como lugar en las relaciones humanas de hoy en día.
Pero también hablas de esperanza en ese espacio.
Sí, siempre, porque eso es algo circunstancial. Últimamente estoy como llenando ese espacio, es como que justamente siempre está esa posibilidad de crear algo arriba de eso, y cuando digo crear no es sólo en la tela sino en nuestros lazos, en nuestras relaciones: siempre hay una posibilidad de un mundo nuevo, que estamos cambiando constantemente, de que uno en el mundo tiene que buscar ser feliz, y la felicidad uno no sabe bien por donde va, o no siempre va por el mismo lado o no va por donde te dicen que va. Aparte de que se genera un vacío en las relaciones, en nuestras vidas también hay un vacío que tenemos que ocupar nosotros.
¿Y en el fútbol refleja ese individualismo? Los medios hablamos de figuras individuales, Cristiano Ronaldo o Messí, más que de un colectivo.
Pase lo que pase, el fútbol tiene algo, no quiero utilizar la palabra sagrada, pero sí inalterable que es su esencia, eso no cambia. Y después lo otro que pueda pasar, sí bueno, es hasta como natural; creo que el fútbol sí está muy corrompido, no solo por lo que puede ser lo periodístico, sino con el tema económico. A veces me da vergüenza decir que un jugador vale 200 millones de euros, que una persona vale eso, que aparte es un producto que genera mucho más que esa cifra, lo ves multimillonario pero es un producto híper explotado. Eso le saca un poco la pureza al fútbol, pero en realidad es increíble lo que puede hacer como deporte, y ahí ya me voy más allá de lo profesional: el fútbol amateur, el infantil, el femenino, lo que mueve es impresionante, la gente que involucra en Uruguay es increíble, entonces es algo mágico, algo sociológico como para estudiarlo o antropológico y más inherente al ser humano que está buenísimo. Por más que haya cosas que pueden no estar muy buenas, creo que la esencia del fútbol es lo que lo mantiene vivo.
En una charla con Deportivo Uruguay decías que padeciste el ambiente en el final de tu carrera, ¿hoy te has reconciliado con el ambiente del fútbol?
Sí, me he amigado; primero con un acercamiento a través de la pintura, donde empecé a tener alguna temática relacionada con el fútbol. Y después lo que es innegable es que mis amigos, mis vínculos, los tengo casi todos por el fútbol; sí estuve dolido mucho tiempo pero luego entendí que eso no era el fútbol sino gente que circunstancialmente estaba en el fútbol o en los lugares de poder, o lo que fuere, o lo que hoy sucede en el fútbol uruguayo, eso no es el fútbol; el fútbol es otra cosa mucho más linda, y mucho más pura. Estuve trabajando en el cuerpo técnico de Villa Española, y me di cuenta que extrañaba más de lo que yo pensaba, principalmente el aire libre; no me había dado cuenta que desde niño había estado todos los días al aire libre con sol, con lluvia, con frío. El fútbol tiene ese aire libre y lo estoy disfrutando desde mi vuelta.
En Villa Española se trabaja mucho desde lo cultural y social, ese encontrarse con una pelota como excusa y como nexo
Sí, está bueno. Se está haciendo una movida cultural importante en el club, estaría buena que se pudiera replicar en otros clubes, por un tema de posibilidades para los que juegan al fútbol y que se pueda interactuar entre jugadores, hinchas, dirigentes, tener una relación mucho más sana. Están el Bigote López, Agustín Lucas y los jugadores se han metido en esa causa que está buena porque es otra herramienta que tienen. Tienen una biblioteca en su vestuario, inauguraron otra hace poco en el vestuario visitante, todo eso suma, lo importante no es que los futbolistas lean todos los días, pero sí que sepan que el libro está ahí al alcance.
¿Ahora en que trabajos estás?
Más que nada estoy haciendo algunos encargos, que eso en realidad no es lo que más me llena pero hay que hacerlo por un tema de subsistencia. Tengo un poco postergado lo que es mi producción personal, ahora estoy escribiendo y bocetando mucho con algunas ideas que también tienen que ver con fútbol como fenómeno cultural, tratar de buscarle alguna explicación media antropológica de por qué se vive tan intensamente, por qué siendo un país con tan poca población se consiguen cosas que parecen increíbles, tiene que haber algo arquetípico que es lo que lo hace funcionar.