Zamba por vos
“Los que nos hemos amargado y decepcionado con goles en la hora estamos más preparados para los dolores de la vida”.
Cual si fuera un futbolista brasileño, Diego Adrián Perdomo es identificado por su apodo. Su seudónimo artístico es Zambayonny y quizá alguna idea o canción comienza a aparecer. Sí, es el de las ‘malas palabras’ cuando canta; o era. El porteño con identidad bahiense, que regresó a la capital argentina por aquello de que 'Dios está en todos lados pero atiende en Buenos Aires', generalmente es recordado por lo dicho en sus primeros años de carrera aunque actualmente ya tenga trece discos (el último es Villa del Parque, recientemente presentado).
Zambayonny ‘se gastó’ todas las ‘malas palabras’ y comenzó a escribir con otros términos (Los años locos en 2013 y Hotel de canciones en 2016). Con tres libros editados (Biografía de un Superhéroe, La leyenda del Superhéroe y La suerte del campeón) este hincha de Olimpo de Bahía Blanca, se pudo alejar de algunas expresiones pero jamás se alejará del fútbol.
Vos vinculas arte con fútbol permanentemente, ¿estás de acuerdo con que ambas actividades, música y fútbol, culturalmente están muy unidas?
Sí, por supuesto, absolutamente. El fútbol está muy ligado a la música y en las canciones por supuesto uno siempre termina usando alguna metáfora futbolera porque el fútbol tiene un montón de cosas en común con la vida diaria: la esperanza, la decepción, de cuando vas en desventaja con alguna situación y aunque todos jueguen en contra y el rival sea muy poderoso yo me tengo fe. Todo un montón de cosas que uno ve todo el tiempo en el fútbol que después en la vida las aplicas. Los que nos hemos amargado y decepcionado con goles en la hora estamos más preparados para los dolores de la vida. Durante casi dos años escribí una columna semanal sobre fútbol en el diario Tiempo Argentino. Escribía cinco mil caracteres de ficción sobre fútbol todos los domingos. Entonces era hermoso porque aparate de mirar fútbol (que yo miro siempre y me encanta) tenía la excusa de que estaba trabajando. Recopilamos esos textos y salió el libro La suerte del campeón, donde hablo de todo lo que rodea el fútbol, parece una pavada pero escribir cinco mil caracteres todos los domingos me costaba mucho, tenía que entregar los textos los martes, que salían al domingo siguiente y estaba siempre pendiente, siempre buscando una idea, desarrollándola, corrigiéndola y buscando detalles. Y en mi vida siempre está muy presente el fútbol, siempre trato de armar los shows, los ensayos, las pruebas de sonido y lo que sea para que no me coincida con partidos de Olimpo de Bahía Blanca, que a su vez tiene que ver mucho con Peñarol. Olimpo fue fundado por un hincha de Peñarol, por eso la camiseta es igual.
Con los hinchas de Peñarol también compartís algunos goles de Alejandro Delorte.
El Flaco me encanta, yo sé que es muy resistido de hecho; me he peleado con hinchas de Olimpo en la misma cancha, peleado dialécticamente. A mí dámelo siempre, dámelo viejo, me encanta el Flaco, creo que no tuvo una buena racha en Peñarol, en Olimpo sí.
Y Gregorio Pérez también dirigió a Olimpo.
Sí. Olimpo tiene una traición de varios uruguayos. De Gregorio tengo el mejor recuerdo, Olimpo tuvo una gran campaña con él, un tipo muy serio. Lo que pasa con el tiempo, o al menos lo que me pasa a mí con el tiempo es que los quiero a todos, con el tiempo yo no recuerdo ni las cosas malas o los goles errados, excepto que haya habido alguna cosa muy puntual como un tipo que se haya hecho expulsar a los cinco minutos de un clásico, esas cosas que no te olvidas porque te dan bronca. Pero el resto, por lo menos los recuerdos de los entrenadores siempre son buenos, en algún momento se van mal, porque los técnicos que se van generalmente se van mal, ahora ni me acuerdo cómo se fue Gregorio, pero supongo que mal. Con el tiempo, yo recuerdo los mejores momentos de cada uno, en el momento con alguno me quiero matar.
¿El tiempo sólo deja buenos recuerdos?
Sí, sabes que sí, totalmente y de los jugadores también por supuesto.
¿Cuál es tu recuerdo más fuerte con Olimpo?
Olimpo casi siempre jugaba por salvarse del descenso. En Argentina hay mucha diferencia económica entre los equipos poderosos y los que no. Entonces Olimpo estaba casi siempre en la B intentándose salvar. Un día nos dimos cuenta que si ganábamos siete u ocho partidos seguidos por un sistema extraño que hubo en esa época, llegábamos a Primera que era una cosa absurda, porque siempre estábamos armando planteles para salvarnos del descenso, en esa situación si aspirábamos a más no solamente nos salvábamos sino que además subíamos. El último partido fue contra Instituto de Córdoba, teníamos que ganar para subir. Fue justo en el momento en Argentina como país se caía, en diciembre el 2001. Ganamos, yo por supuesto estaba en la cancha y fue increíble, la primera vez que llegábamos a Primera. Después ascendimos y descendimos varias veces, pero ese día, la primera vez que llegamos a Primera por un torneo y no por invitación lo recuerdo siempre.
Visitaste varias veces Uruguay, ¿llegaste a ir a algún clásico?
No fui a ningún clásico uruguayo, ni siquiera conozco las canchas. Es una cuenta pendiente, a cada ciudad que voy aunque sea una ciudad chiquitita de Argentina enseguida pregunto cuáles son los clásicos, me gusta y me divierte mucho. A mí me gusta el ascenso de Argentina, donde son historias amateurs de pibes que cobran poca guita o no cobran y sin embargo la pasión es exactamente igual a un Real Madrid vs Barcelona.
¿Cómo te recibe el público de Montevideo?
Es uno de los shows que más me gusta porque uno históricamente consume mucha música de Uruguay, con unos referentes tremendos que uno admira. Ir a tocar a Montevideo es muy parecido a lo que me pasa cuando voy a tocar a Rosario; son ciudades que tienen muchísima cultura y muchos emergentes. Así que para mí es un honor, y siento un desafío porque hay que estar a la altura de lo que puedan escuchar habitualmente las personas que van a los shows en esas ciudades. Cada vez tengo más amigos en Montevideo y siempre es un placer. Hay cosas que uno aprecia como la tranquilidad de Montevideo, que para ahí es habitual, pero para los que vivimos en el medio del quilombo de la capital no lo es; la verdad es que me encanta. Aparte porque hay una hermandad que, más allá del cliché y todo, es real, los escuchaba hablar de fútbol y es cómo se habla y se vive acá, con la música lo mismo; salvo la diferencia notoria con los carnavales en el resto somos muy parecidos.
Leíamos que comparabas a los hinchas de Manchester United con los de Bella Vista y decías que son muy parecidos.
Sí, porque los hinchas son iguales en todos lados y eso es maravilloso. Todos los hinchas creemos que el amor a nuestro club es más grande que el de los demás, y que la federación del país está en contra de nuestro equipo, que te quieren tirar al bombo, todos creen que van a ser perjudicados por los árbitros, todos los hinchas tienen la misma lucha; a mí eso me encanta y me parece que nos iguala y por eso lo que tiene el fútbol es que es tan universal, podes entender enseguida de qué están hablando dos hinchas de un clásico, no te digo ustedes porque son un país, pero sí imaginate una ciudad chiquita de Argentina que tiene su clásico, y enseguida entendés la pasión, entendés todo, porque la vivís con tu propio club, con tus propias vivencias.
¿Qué estás escuchando? ¿Te preocupa lo que pasa en la movida musical? ¿Algo que te haya sorprendido?
Busco cosas nuevas, me interesa mucho y siempre estoy con internet, parece medio viejo decirlo pero de verdad desde que tengo internet es mucho más sencillo rastrear un nuevo cantante mexicano, un letrista cubano. Siempre estoy buscando y he encontrado sobretodo en España. De lo último yo rescataría a Rafa Ponce, un español que me parece que es un tipo que sabe lo que hace, que escribe bien y que tiene ideas. Lo menciono por el estilo más allá de él, hay gente que está atenta a las letras, pendiente siempre de encontrar alguna cosa, me gustan los artistas que hacen ese tipo de cosas, Rafa sería un ejemplo. De Uruguay tengo cuarenta para rescatar, últimamente estoy con Tabaré y la Catalina que son amigos también y que me parecen fabulosos más allá de todos los uruguayos que me han formado. Ojalá tuviera el 10% de cualquiera de ellos, Zitarrosa, Jaime, Masliah, Drexler, son todos buenos.
Llevándote al fútbol, sos un delantero arriesgado con las letras que haces, uno que no le teme a las patadas de los corpulentos zagueros.
Claro que sigo jugando al fútbol, por supuesto de forma amateur. En la música yo digo que soy un delantero económico de recursos pero con efectividad. No me vas a ver tirando una gambeta extraña o una rabona, pero sí me vas a ver sacarle la línea al defensor y pegarle fuerte a un palo. Lo mío es mucho más resultadista, de una jugada que trato de concretarla. Soy resultadista: mis canciones son efectivas, tratan de llegar a un público y lo logro, después se verá si gustan, eso es otra discusión; pero sí que las canciones traten de tener un objetivo y que lo concreten, si tuviera que elegir un puesto sería un tipo que tiene el arco entre ceja y ceja, y con las canciones trato de funcionar en la misma forma.
¿Por qué usaste las malas palabras?
Las malas palabras las usé durante seis discos, las primeras maquetas que hice. Fueron como 120 canciones, ahora en estos últimos discos estoy haciendo otra cosa, otra estética. Pero en ese tiempo las usé porque me llamaba la atención que estuvieran en el habla popular constantemente y que no estuvieran en las canciones, como si las canciones jugaran a otra cosa, me sorprendió eso y entonces las empecé a usar. Generalmente cuando elijo una estética voy a fondo, e hice 120 canciones durante casi dos años; son muchísimas canciones y todas con esa estética, usé todas las rimas, me gasté todas las malas palabras que había. Y después rescaté cinco o seis que sigo haciendo en vivo siempre. Son canciones muy resultadistas porque no te imaginas esas canciones de un tipo que está con la guitarra criolla, cantando con una voz muy grave, que era impostada para lograr un efecto, porque cuando vos escuchas a alguien con una voz muy grave sentís que está por decir algo muy importante; entonces una mala palabra golpeaba el doble de lo que podía golpear de otra manera. Era muy divertido, lo usé un tiempo hasta que me gasté todas y después preferí hacer otra cosa, porque prefiero fracasar con algo nuevo que fracasar intentando lo mismo.
Eso habla bien de vos, cambiar algo que funciona es muy difícil. Muchos jugadores mantienen la misma moñita durante toda su carrera.
Exacto.
¿Cuál canción te piden siempre?
Va cambiando. Siempre piden la que no estoy tocando. Es como con los jugadores; ahí tenes otro paralelismo con el fútbol: siempre los buenos son los que están en el banco de suplentes. Cuando canto la que piden en realidad querían escuchar una que no canté; entonces eso va cambiando según el repertorio, siempre piden la que está afuera, pero generalmente ya sabemos las que van a pedir así que las incluimos en el repertorio para que todo el mundo se vaya contento.