De familia musical, carnavalera y futbolera, Mathías Riquero es de los tres hermanos varones el que salió futbolista profesional. "Es un camino que está llena de obstáculos. Me di contra la pared muchas veces", reconoce.

Tras jugar más de siete años en el exterior, volvió cambiado. Sobre todo en Chile encontró una veta en los equipos para generar identidad entre ellos y los hinchas, y que de ese modo ganen todos. Se identificó con la causa mapuche, por ejemplo, y armó una biblioteca en un vestuario. 

"El fútbol es un vehículo muy importante", afirmó en PDA Radio quien también dice haber propuesto el nombre de la murge Metele que son Pasteles y ser escucha asiduo de Alejandro Dolina.

Ahora está de vuelta en el pago, defendiendo a una de las revelaciones del Apertura; Progreso. "Extrañana un poco los vestuarios de Uruguay", confiesa, aunque todavía no se acostumbra a compartir el mate.

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