Domar el río

Con entrenador de remo Osvaldo Borchi

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El agua separa y el agua une. Los ríos caudalosos de la cuenca del plata recorren esta zona del mundo desde antes que caminaran por acá los primeros seres humanos con ánimos de instalarse. Nada sabían el Río Paraná, el Río Uruguay, o el Río de la Plata de qué lugar les tocaría ocupar en la historia. No sabían ni siquiera que alguien pensaría en ponerles esos nombres, y no lo saben al día de hoy. Ellos fluyen impávidos, ajenos a los pensamientos de los humanos y a sus acciones.

 

Países que nacen, territorios que se conforman, se amigan, se pelean, se unen y los desarman. Que aquel dijo tal cosa, aquel otro piensa que vos tal otra. Mirá donde puso el ejército ese otro. Cortar por la fácil, no tanto por lo sano. De acá para allá Argentina, de allá para acá Uruguay. El Río Uruguay, sin que nadie le pregunte, dejó de ser solo un Río para pasar a ser también frontera.

 

El agua separa, y el agua une. Por esos Ríos que se fueron volviendo oscuros empezó a circular gente buscando, sin saberlo, recomponer lo que la historia había separado. Injusticias a reparar. El agua tiene memoria pero no es rencorosa. Aunque me hayan usado de frontera, pasen, vengan, déjense mecer por mi suave corriente y descubran que los ríos solo son fronteras para los que creen en ellas. Uruguayos que van para allá en busca de oportunidades, argentinos que vienen para acá en busca de tranquilidad. Personas que se juntan, que se unen, que descubren que no tienen más diferencias 

 

El deporte nunca estuvo ajeno a eso. Las canchas lo saben. Cantitos y festejos para cada uno de los héroes que enamoran a Argentina y a Uruguay.

 

El agua separa y el agua une. Osvaldo Borchi, nació en Argentina que es como le decimos a la parte que queda del Río para allá, y ahora es el entrenador de Remo de Uruguay, que es como le decimos a la parte que queda del Río para acá. 

 

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Borchi es ahora el entrenador, pero lo fue antes, desde 2003. En aquel entonces refundó el remo en Uruguay. La disciplina que históricamente ha dado más medallas olímpicas a nuestro país, pasaba años de sequía, y las posibilidades de competir a nivel regional ya no se veían tan próximas. Desde el oro Panamericano de Jesús Posse en 1987, los celestes no conseguían medallas a ese nivel. Y desde la participación del mismo Posse en 1992, ningún remero uruguayo se metía en los Juegos Olímpicos. 

 

Borchi, entrenador argentino, cruzó el charco. Como lo cruza el tango, de las mezclas rioplatenses, la más rioplatense de todas.

 

Borchi es como ese proyecto de Bajofondo Tango Club. Agarró la música que mejor se bailaba en Uruguay, en tiempos en los que ya no se bailaba tanto, que ya no sonaba fuerte. Y le puso lo necesario para que sonara bien en estos tiempos. Rápidamente consiguió los resultados que sabía que se podían lograr y generó el bote cuádruple que obtuvo la medalla en los Juegos Panamericanos de Santo Domingo en 2003. La orquesta a dos orillas de Borchi sonó con Scarpatti, Salvagno, Collazo y Medina. El ritmo rioplatense le dio a Uruguay su ansiada clasificación a unos Juegos Olímpicos. Fue en Atenas 2004 con Salvagno y Collazo, también con Reboledo en singles. 

 

Lo hecho, hecho está, dicen. Y Osvaldo Borchi bien lo sabe, porque dejó su huella en el remo uruguayo. Y aunque luego se alejó por un tiempo de la selección, los remeros celestes nunca dejaron de tener presencia olímpica desde aquel 2004. El trabajo estaba hecho.

 

Ahora está de vuelta, y se nota. El año pasado nuevamente un cuádruple consiguió una medalla panamericana, fue de oro, y fue retirada por un desafortunado caso de doping adverso, del que ya tanto hemos contado. 

 

Subido a su chalana, en el Lago Calcagno o en el Arroyo Melilla. Con megáfono o a grito pelado y dejando el surco del motor en las aguas tranquilas, Osvaldo trabaja. Trabaja para que la orquesta siga sonando, con sueños de llevar su música a Japón. Porque lo que el agua separa, el agua une, aunque lo que haya en el medio sea un océano grande como el pacífico.

Escuchá la entrevista completa acá: