Un perdedor al que le tocó ganar

Bután, un pequeño país perdido en el Himalaya, próximamente dejará de ser el último del ranking FIFA. Conocé su historia.

hinchada-butan.jpg
La doce butanesa (Foto: fifa.com)
El fútbol está plagado de historias de ganadores, de gestas heroicas y de jugadores de fama mundial. Pero de vez en cuando es interesante detenerse en las historias de los otros, los perdedores, a los que los focos no apuntan.

En este caso algo de atención se despertó, porque el último del ranking FIFA ganó un partido luego de mucho tiempo. Bután, una selección que recientemente le empezó a pagar a sus jugadores 150 dólares al mes, sorprendió al mundo ganando los dos partidos que jugó ante Sri Lanka, por las Eliminatorias al Mundial de Rusia.

Bután es un país perdido en los Himalayas, y perdido no es una expresión usada en vano. Hasta 1950 se autoimpusieron un aislamiento total del mundo exterior. Un pequeño país de 700.000 habitantes, entre los dos países más poblados del mundo: al norte China, al sur India.

Aislarse era una necesidad para no perder sus tradiciones, pero ningún aislamiento es para siempre. Bután se empezó a abrir al mundo muy lentamente: el teléfono recién llegó en 1960, la TV e Internet en 1999.

Una de las consecuencias de esa apertura es que estudiantes butaneses se fueran al exterior, muchos a India. Ahí conocieron el fútbol y, cuando volvieron a Bután, continuaron practicándolo. Hablamos de la década del 70.

Miembro de la FIFA desde el 2000, Bután suele ocupar los últimos puestos del ranking FIFA, siendo muchas veces el último de los últimos. En 2002 unos holandeses enojados por la eliminación de su país del Mundial, salieron a buscar a las peores selecciones del momento.

Esa búsqueda dio como resultado un documental llamado "La otra final", donde se enfrentan las dos peores selecciones del momento: Bután y Monserrat. Bután venció a Monserrat, pero durante todo el documental los butaneses se encargan de aclarar que lo más importante del juego es el intercambio cultural.

Asia es muy grande, tanto que el continente se divide en cinco regiones si de fútbol hablamos. Bután es parte de la SAFF (South Asian Federation Football) y como tal participa en sus copas.

En Nepal 2013 perdió los tres partidos que jugó (Afganistán, Maldivas y Sri Lanka). Dos años antes, en la edición 2011, también había perdido los tres partidos que jugó (Afganistán, India y Sri Lanka). La misma historia se dio en Bangladesh 2009. Bután esa vez perdió con Bangladesh, Pakistán y de vuelta con Sri Lanka.

Hay que remontarse hasta el 2008 para encontrar un partido oficial ganado por los butaneses. Fue a Afganistán, en una copa que también empató con Bangladesh y perdió, ¿a qué no adivinan con quién? Sí: con Sri Lanka.

En Bután no se mide el bienestar de la sociedad por el PBI, sino por un término llamado Felicidad Nacional Bruta (FNB). Eso de pensar que una sociedad es más rica cuanto más acumula es una idea muy occidental. Los butaneses actúan con una lógica aplastante: "Si nuestros indicadores solo miden cuánto producimos, nuestras acciones tenderán sólo a producir más".

La FNB tiene cuatro pilares fundamentales: preservación y promoción de la cultura, conservar el medioambiente, buen gobierno y desarrollo económico. El cuestionario para construir el índice de FNB releva áreas como bienestar sicológico, uso del tiempo, vitalidad, cultura, educación y gobierno.

Esta semana Bután avanzó a la segunda fase de las Eliminatorias asiáticas. El premio será poder jugar contra las grandes potencias del continente: Australia, Japón, Corea del Sur o Irán. La felicidad está asegurada con tan poco, algo difícil de entender por estos lados, donde muchas veces la felicidad de un pueblo se mide en goles convertidos.