Día 18

Diario del año que no tuvimos deporte

luces.jpg


-Con permiso, ¿cómo le va? 
-Hola, buenas noches, pensé que estaba solo.
-Sí, sí, está solo. Disculpe si molesto.  
-No para nada, pero ahora que está usted ya somos dos, ya no estoy solo y estaría violando la cuarentena.
-No, no se preocupe, está todo en regla, usted está solo. ¿Qué andaba haciendo? 
-Escribía un diario, un diario personal. Donde voy llevando el registro de estos días de aislamiento y todo lo que me viene pasando. 
-Ah pero qué bueno. Por qué no me lee lo que estaba escribiendo. 
-Bueno, ya que lo pide. 
_____________________

Diario del año que no tuvimos deporte 
Día 18


Y entonces los reflectores se apagaron. Qué lindo que es decir “los reflectores”, pero no sé si hay reflectores en el deporte. ¿Hay? Capaz que en el patinaje artístico para seguir a los patinadores. Los del estadio me parece que son focos, o luces nomás. Son las luces del estadio. ¿O serán reflectores?

Mirá el enredo que hice, y solo para hablar de las luces. Bueno, es que ahora tengo más tiempo para escribir. Porque como decía, se terminó el partido despedida y los reflectores se apagaron. Es hora de irse. Atrás quedaron largas horas preparándose para el próximo partido. El entrenamiento invisible que llaman, comiendo bien, cuidando la garganta en invierno, manteniendo el estado físico para que los minutos de juego no te pesen. Ya no tenés 20, viste. 

Y te acordás de tus mejores jugadas, del momento de gloria que hizo delirar a la tribuna. El partido ganado, algún título, pero también algún descenso. Y esa bronca, y las internas con el capitán del equipo que no siempre tira para donde vos querés. Porque esto es un juego de equipo, hay que bancarse unas cuantas, pero tampoco hay que bancarse todas. 

Entonces, mientras vas caminando por ese túnel y estás convencido de que ya está, que es por última vez. Mientras vas metiéndote en tus propios pensamientos, en qué será de la vida después del retiro, de qué será el cursito que vas a hacer después, en qué te vas a gastar la plata de los últimos patrocinadores que cobraste, alguien se arrima y te dice: Qué pena que no vayas a jugar más en este cuadro ¿no querés venir a jugar al mío? y se encienden las luces nuevamente. 
_______________

-¿Terminó?
-Sí ¿Le gustó? 
-Em, cómo decirlo. Me sentí identificado. 
-Qué bueno, yo no soy un escritor que digamos, pero me alegra producir ese efecto en un lector, bueno, en un escucha. 
-Igual no entendí de qué hablaba. Porque dice algo de un jugador que se retira, pero yo creo que no está hablando de eso. 
-No, es una metáfora. Porque antes de estar acá encerrado y solo, yo tenía un laburo y bueno, después vino el tunel en el que estoy caminando, el encierro. Y estoy esperando  que se prendan las luces otra vez. ¿Se entiende? 
-Sí, está bien. Dejémosla por ahí
-¿Por qué? ¿Tiene algo más que decir? No se lo guarde por favor. 
-Es que, sentí como si yo mismo lo hubiera escrito. Pero la verdad es que gustarme, no. No me gustó. De hecho, si me permite el consejo para no darle tanta vuelta: Que quede entre nosotros esto. No se lo muestre a más nadie, hágase el favor.