La sensación de que todo se liquida el domingo no se la saca nadie a ninguno de los que venimos postergando este anhelo año a año.

​Este grupo de gurises está en la puerta de lograr cumplirle el sueño a todos los darseneros: ver al equipo campeón.

Dista este equipo de aquel de Juan Ramón que definió con Peñarol. La comparación obligada da como resultado que con mucho menos presupuesto y con más corazón estamos a punto de lograr la hazaña.

Y si no se logra quedará esta campaña en el mejor de los recuerdos, con jugadores que dejaron el alma, con dirigentes que encauzaron un barco a punto de naufragar, con un cuerpo técnico que a pesar de las dificultades creyó en el proyecto.

El domingo a la noche sabremos si nos quedamos sin nada, si postergamos todo a la final o si tocamos el cielo con las manos. Agarrarse a esto último es el sueño de esta hinchada tan sufrida.

Hay argumentos de sobra para creer. Dame esta River querido, dámela.