
El debe del debut
¿Por qué Uruguay siempre comienza con el pie izquierdo?

Inesperado. Sorpresivo. “Deu zebra” dicen los medios locales, en esa típica expresión que utilizan para cuando sucede aquello improbable. La derrota frente a Costa Rica no estaba en los planes de nadie. Se suponía que sería el partido más accesible en un grupo integrado por tres campeones del mundo. Pero no habíamos tenido en cuenta un detalle: el debut.
El debut está en el debe de nuestra selección. Este último período nos hemos destacado por un proceso de trabajo serio, por desarrollar un compromiso distinto en los jugadores, por un grupo fuerte y unido. Y nada de eso ha cambiado. Pero esta época de resultados positivos, siempre comienza con el pie izquierdo: perdimos con Perú (Copa América 2007), empatamos con Francia (Sudáfrica 2010), empatamos con Perú (Copa América 2011), fue derrota ante España (Confederaciones 2013) y ahora... una vez más.
¿Qué es lo que hace tan difícil el primer partido?
Sin dudas es el juego en cuya previa existe mayor ansiedad, porque no sólo se enfrenta la ansiedad típica de cualquier partido, sino que se vive la ansiedad previa al torneo como un todo. En la cabeza del jugador no resuenan sólo las típicas preocupaciones sobre este partido, sino sobre cómo nos irá en la competencia. Por tanto, hay una doble carga de ansiedad que el jugador debe manejar.
Claro que no todo debut es igual. Seguramente no es lo mismo debutar con Francia o España, que hacerlo ante Perú o Costa Rica. A pesar de que el discurso se mantenga respetuoso hacia cualquier rival, en la mente del jugador hay pensamientos distintos. Por ejemplo, en el caso de este Mundial, sin dudas todos estaban convencidos que teníamos que ganar. Y esa obligación genera una presión mucho mayor. ¿Por qué estoy obligado? Por historia, y por la propia matemática de la clasificación. Seguramente el pensamiento de los costarricenses era distinto, vienen a jugar sin esa presión y por tanto, mucho más sueltos.
Ahora la mochila ya se soltó. Volvemos a estar en inferioridad de condiciones, ese lugar que tanto nos ha gustado y tan buenos resultados nos ha traído. El rol de favoritos no nos ha caído bien. Y este es un debe que tiene Uruguay. Este equipo se destaca por su fortaleza en momentos difíciles, por dar vuelta situaciones complicadísimas –como en la propia Eliminatoria para Brasil– y esperamos que puedan hacerlo una vez más.
Pero, ¿por qué tenemos este debe? Seguramente porque nos ha faltado prepararnos para estas situaciones. Entrenar nuestra capacidad de jugar con la presión de ser favoritos, de ser activos y no reactivos, de manejar la ansiedad precompetitiva en situaciones como la que nos acaba de pasar. Un Psicólogo del Deporte que trabaje con nuestra selección, debe dar a nuestros jugadores herramientas para ver estas situaciones desde otro punto de vista. Al mismo tiempo, debe entrenar técnicas que permitan manejar mejor la ansiedad, como la respiración, visualización y relajación. Lamentablemente, este puesto no existe en nuestra selección.
Pero, por suerte, ahora viene lo que mejor nos ha salido. Resurgir. Si bien tenemos la presión de que necesitamos ganar para pensar en la clasificación, nuestros rivales tienen la misma presión que nosotros. Tabárez tiene un gran manejo de estas situaciones: mantener la calma y el foco en lo que tenemos que hacer, en cómo lograrlo. Como dijo el “Maestro” en Sudáfrica, en este tipo de torneos, ganando o perdiendo, se debe adquirir la habilidad de rápidamente “enterrar el partido anterior” para poder enfocarse en el próximo.
La gran cantidad de experiencias positivas que tiene este equipo, la cantidad de veces que ha estado en situaciones límite y ha salido airoso, le dan confianza a los propios jugadores. “Si lo pude hacer una vez, lo puedo volver a hacer” es un pensamiento que muchas veces fomentamos en los deportistas. Y experiencias en las que basarse, sobran.
Para terminar, el Psicólogo da paso al hincha. Esta selección tiene crédito. Se ha ganado el crédito. Y no es lógico que un resultado o una actuación cambie lo que pensamos de un proceso de ocho años, eso sería excesivamente exitista. Por tanto, el foco en Inglaterra. La confianza íntegra y la ilusión intacta. ¡Vamos Uruguay!
El debut está en el debe de nuestra selección. Este último período nos hemos destacado por un proceso de trabajo serio, por desarrollar un compromiso distinto en los jugadores, por un grupo fuerte y unido. Y nada de eso ha cambiado. Pero esta época de resultados positivos, siempre comienza con el pie izquierdo: perdimos con Perú (Copa América 2007), empatamos con Francia (Sudáfrica 2010), empatamos con Perú (Copa América 2011), fue derrota ante España (Confederaciones 2013) y ahora... una vez más.
¿Qué es lo que hace tan difícil el primer partido?
Sin dudas es el juego en cuya previa existe mayor ansiedad, porque no sólo se enfrenta la ansiedad típica de cualquier partido, sino que se vive la ansiedad previa al torneo como un todo. En la cabeza del jugador no resuenan sólo las típicas preocupaciones sobre este partido, sino sobre cómo nos irá en la competencia. Por tanto, hay una doble carga de ansiedad que el jugador debe manejar.
Claro que no todo debut es igual. Seguramente no es lo mismo debutar con Francia o España, que hacerlo ante Perú o Costa Rica. A pesar de que el discurso se mantenga respetuoso hacia cualquier rival, en la mente del jugador hay pensamientos distintos. Por ejemplo, en el caso de este Mundial, sin dudas todos estaban convencidos que teníamos que ganar. Y esa obligación genera una presión mucho mayor. ¿Por qué estoy obligado? Por historia, y por la propia matemática de la clasificación. Seguramente el pensamiento de los costarricenses era distinto, vienen a jugar sin esa presión y por tanto, mucho más sueltos.
Ahora la mochila ya se soltó. Volvemos a estar en inferioridad de condiciones, ese lugar que tanto nos ha gustado y tan buenos resultados nos ha traído. El rol de favoritos no nos ha caído bien. Y este es un debe que tiene Uruguay. Este equipo se destaca por su fortaleza en momentos difíciles, por dar vuelta situaciones complicadísimas –como en la propia Eliminatoria para Brasil– y esperamos que puedan hacerlo una vez más.
Pero, ¿por qué tenemos este debe? Seguramente porque nos ha faltado prepararnos para estas situaciones. Entrenar nuestra capacidad de jugar con la presión de ser favoritos, de ser activos y no reactivos, de manejar la ansiedad precompetitiva en situaciones como la que nos acaba de pasar. Un Psicólogo del Deporte que trabaje con nuestra selección, debe dar a nuestros jugadores herramientas para ver estas situaciones desde otro punto de vista. Al mismo tiempo, debe entrenar técnicas que permitan manejar mejor la ansiedad, como la respiración, visualización y relajación. Lamentablemente, este puesto no existe en nuestra selección.
Pero, por suerte, ahora viene lo que mejor nos ha salido. Resurgir. Si bien tenemos la presión de que necesitamos ganar para pensar en la clasificación, nuestros rivales tienen la misma presión que nosotros. Tabárez tiene un gran manejo de estas situaciones: mantener la calma y el foco en lo que tenemos que hacer, en cómo lograrlo. Como dijo el “Maestro” en Sudáfrica, en este tipo de torneos, ganando o perdiendo, se debe adquirir la habilidad de rápidamente “enterrar el partido anterior” para poder enfocarse en el próximo.
La gran cantidad de experiencias positivas que tiene este equipo, la cantidad de veces que ha estado en situaciones límite y ha salido airoso, le dan confianza a los propios jugadores. “Si lo pude hacer una vez, lo puedo volver a hacer” es un pensamiento que muchas veces fomentamos en los deportistas. Y experiencias en las que basarse, sobran.
Para terminar, el Psicólogo da paso al hincha. Esta selección tiene crédito. Se ha ganado el crédito. Y no es lógico que un resultado o una actuación cambie lo que pensamos de un proceso de ocho años, eso sería excesivamente exitista. Por tanto, el foco en Inglaterra. La confianza íntegra y la ilusión intacta. ¡Vamos Uruguay!