Uruguay clasificó a Corea y Japón 2002 gracias más a eventos azarosos que a un proceso institucional. Los doce años de ausencia en Mundiales no eran causalidad, ya que la selección estaba siendo víctima de malos manejos en la AUF.

Esto había resentido el rendimiento deportivo, marginando a Uruguay de Estados Unidos 1994 y Francia 1998, por lo cual retornar a un Mundial en aquel momento era todo un acontecimiento.

A priori, el grupo que el azar quiso que le tocara a los dirigidos por Víctor Púa no parecía muy accesible. Tenía que enfrentar a Francia (el campeón del mundo), Dinamarca (del que se tenía un magro recuerdo por el 1 - 6 en 1986) y Senegal, que pintaba para ser la selección sorpresa.

En el debut tocó enfrentar a los daneses, quienes terminaron el primer tiempo ganando apenas 1 - 0, pese a haber sido ampliamente superiores. Un atisbo de esperanza nació cuando Darío Rodríguez anotó el empate transitorio, con un gol que quedó para el recuerdo por su espectacularidad.

En declaraciones a PDA hace un tiempo, el defensa contó cómo se dió el gol: "Patee al arco, como he pateado muchisimas veces. Nosotros entramos ese segundo tiempo sabiendo que teníamos que apretar un poco, el rival no era tan superior y podíamos empatar el partido".

"Se dio el gol y saludé a (Fabián) O'Neill que siempre me decía que pateara. En la jugada en sí no tenía mucha opción, fue un rebote que le quedaba a (Pablo) García, él me la da y si la paraba perdía la pelota. Así que le pegué, y bueno, entró donde entró gracias a la parábola".

Posteriormente el gol fue ranqueado como el cuarto mejor en la historia de los Mundiales, pero en ese partido sirvió de poco, ya que minutos después Jon Dahl Tomasson le dio el triunfo 2 - 1 a Dinamarca.

Uruguay se terminó yendo del Mundial sin pena ni gloria, tras empatar con Francia (0 - 0) y Senegal (3 - 3), pero sin duda el gol de Darío quedará en la memoria de todos.