Le pesó la camiseta

El corredor de PDA no pudo aguantar nuestra gloriosa casaca de algodón en la San Felipe. Para la próxima, ya pidió una dri-fit.

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El sábado 6 de diciembre se llevó a cabo la vigésima edición de la San Felipe y Santiago, la carrera emblemática de nuestra ciudad y de la cual PDA no estuvo ajeno.

Como decimos siempre, la clave en esta clase de carreras es llegar, siempre manteniendo nuestro ritmo y planteándonos nuestros propios objetivos. Mirando a nuestro alrededor a nuestros colegas y buscando posibles rivales directos.

Relacionado a esto último y de pique, el corredor de PDA dejó bien parada a la página. Siendo las 18 horas aproximadamente y sobre la Av. Rivera, es cuando vuestro corredor, el corredor de la gente, del pueblo; se apresuraba a subir al 60 con destino a Portones y dubitativo de saber si el mismo lo llevaría a la carrera. Entonces, estableció contacto visual con otro corredor que allí estaba esperando. El contacto visual fue recíproco, por lo que nuestro pupilo rápidamente pudo saber que el otro corredor tampoco tenía idea si el bus servía. 

Una señora mayor detiene el susodicho ómnibus. Ni lerdo ni perezoso, nuestro corredor, nuestro pequeño saltamontes, en su primer despliegue de agilidad sube al bus, (luego de la octogenaria por supuesto sin perder los modales y los viejos valores), y dejando detrás al otro participante.

Realmente, nuestro correcaminos desconocía si el bus servía, pero aquel duelo personal que se desencadenó por el cruce de miradas, fue ganado. Nuestro keniata gordo se encontraba con su pecho inflado, hasta que el otro corredor desde el cordón de la vereda, hace una pregunta de muy poco hombre: “¿Este sirve para la San Felipe?”, a lo que el conductor responde: ” ¡No!, 142 Costanera”.

La liebre de PDA se había equivocado, pero ni loco se iba a bajar. Era un tema de orgullo. Luego de ir todo el viaje con la trucha pegada a la ventana, a fin de bajarse lo más cerca posible, y tras una caminata de poco más de 20 minutos por la rambla: Llegamos.

Con la remera de PDA a cuestas, nuestro ciempiés comenzó a sentir las primeras miradas que se posaban encima. Seguramente la fama tras los 10K de Nike estaba dando sus frutos; o tal vez el andar gracioso moviendo los brazos y la cintura al ritmo de “Seducción” de Thalia que sonaba en su discman o bien por el hecho de tener un discman, o capaz que era por ser el único ser humano en ese lugar que vestía una casaca de algodón y no una remera dri-fit, musculosa u otra vestimenta más deportiva.

Tras una entrada en calor que consistió en ingerir agua, barritas de cereal, tratar de secarse y despegarse la remera del cuerpo, nuestro Flash Gordon comenzó la carrera bajo un calor más que abrazador. La alta temperatura era como una tía cariñosa que te apretaba los mofletes y no te soltaba. 

Sin embargo, y poniendo en práctica nuestra filosofía, nos planteamos nuestro primer objetivo: Dado que en la carrera se conmemoraban 50 años de amistad entre Corea del Sur y Uruguay, nuestro Speedy González se puso en campaña de superar a un grupo de coreanos que participaban. Y así fue. Luego, el correr lleva a desarrollar diferentes preguntas como: ¿Qué sentirán esto coreanos cuando pasen por su homónimo monumento sobre la rambla? O ¿Sigue la estatua sobre la rambla? Ya que la babosa de PDA se iba arrastrando, solo mirando el piso y no se dio cuenta si el monumento seguía allí.

El trajinar de la carrera se hizo sentir, y surge el segundo objetivo: Esta sería la tercera vez que nuestro Sergio Gorzy de las 10K, participa de la San Felipe y Santiago y nunca había sido capaz de tomar una gota de Gatorade en el puesto del Museo Oceanográfico. Objetivo en mente y la mirada fija en un muchacho precioso con tres vasos en la mano. Uno de ellos le fue arrebatado por nuestro corredor. Qué placer al ver y notar que el Gatorade era el rojo y no la porquería sabor Manzana que siempre te dan al final de las carreras.

Tras la reposición de energías, nuestro Rocky Balboa fue persiguiendo su último objetivo: Llegar.

El mismo fue alcanzado tras 57 minutos y 1 segundo. A fin de cuentas ni siquiera pudo mejorar el tiempo marcado semanas antes de 55:37. Un verdadero fracaso: Lejos de los ganadores de la carrera, si. Lejos de los últimos, también. Pero todo en la vida vuelve y se recompensa, ya que nuestro corredor llegó justo a tiempo para admirar el show de las coreanas bailando sexy al ritmo de “Gangnam Style”.